martes, 19 de julio de 2016

Lorenzo Silva Donde los escorpiones. Opinión y crítica. La función del epílogo.

Si la novela Donde los escorpiones de Lorenzo Silva tuviera solo dos capítulos: el primero y el epilogo ya merecería la pena leerla. Lorenzo  Silva ha pasado de ser un estupendo narrador a ser un gran escritor, que parece lo mismo pero no lo es. Un buen escritor a mi manera de entender las cosas, es aquel del que disfrutas leyendo escriba de lo que escriba: por el ritmo, por el tratamiento orfebre de las palabras, por acertar con el adjetivo que marida con el nombre perfecto; por estirar el significado a los verbos hasta el límite de lo posible y construir personajes y espacios propios con palabras. En esto de las policiacas, para mi Garcia Pavón es el ejemplo de escritor y Lorenzo Silva pide en estos dos capítulos el visado preferente para entrar en ese club de privilegiados.


En estos dos capitulos se describe con maestría el submundo de la droga en Madrid, la cañada real, el sentimiento de vergüenza admitida que se encuentra cuando ya te crees por encima de todo y metes la pata. El dialogo y el aprecio entre dos polis viejos. La descripción de un submundo acuartelado a tres paradas de metro del centro. Un espacio que a modo de burbuja vive aislado del entorno La casa cuartel en medio del pais vasco de los ochenta, la base militar en el centro de Afganistán, el barrio residual.

Y en ese submundo, en ese lumpen madrileño, en esas burbujas de pobreza en medio de la opulencia, rigen normas propias, jerarquías locales, personajes grandes y respetados como la Jessica sin más galón que su propio prestigio, nada menos. Por eso, las afrentas que más allá de sus lindes quedarían en mera controversia, dentro de este microcosmos se agigantan y son causa de reto a muerte. Y es que, hay que saberlo, en las zonas límites no se reta a primera sangre, sino a muerte. A la puta se le puede follar pero no se le puede humillar, si te dice que no le des pol culo, no le des, puedes pactar unas cachetadas pero si le das una hostia te ubicas fuera del contrato y en el plano de la humillación. Y hay personas que eso no lo saben y así les va.

También habla de ese momento, justo al otro lado del meridiano, en el que uno deja de tener como objetivo cambiar el mundo y tan solo ansía quedar en paz con su conciencia resolviendo sus obligaciones de cada día. Solucionar los problemas cercanos y dejar para los sueños la revolución pendiente. Os creéis que arregláis algo, no tenéis ni puta idea. Les dice la Jessica. Os empeñais en querer arar el mar.

Lorenzo Silva habla también de vidas malgastadas en la espera, de las vidas erradas que decía el maestro Castilla del Pino, de los tiempos vacíos entre las batallas, de las milis de tres años sin guerra. En los padres jubilados en el coche que aguardan silenciosos y a la espera la llegada de su hijo a caballo o en camello por el Gallinero de la droga. Giovanni Drogo y Kavafis jugando a cartas mientras llegan los barbaros que den sentido y razón de ser a su vigilancia armada. ¿Quiénes son los bárbaros los invasores o los invadidos? El aburrimiento del entretiempo, el ocio folloso en Herat, la partida media entre la apertura y el inicio de la batalla que llevará al jaque mate.

Y para rematar una cita de extremoduro, mejor de Robe Iniesta, uno de los filosofos contemporáneos más brillantes de este pais. Que grandisimo el ultimo disco en solitario: Yo que pensaba, yo que creía firmemente en el amor, hoy ya sé que no. Que ya no importa y que a la vida hay que buscarle otra razón, y busco en los colores del atardecer y no la encuentro. No es esta cita es otra de la misma canción  pero esta me golpea con la crueldad de lo real.

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-          Oye, por cierto, nos hablas de dos capítulos magistrales ¿y el resto del libro?

Pues el resto del libro entra en la mediocridad. Muy por debajo de la Marca del meridiano y Los cuerpos extraños por citar dos de los últimos buenos libros de Vila, perdón quiero decir de Silva. Sin embargo el envoltorio (los dos capítulos a los que me he referido) da todo el sentido a un caramelo jauto. “Donde los escorpiones” tiene razón de ser porque se prologa y se epiloga con la maestría de dar sentido al sinsentido con una literatura de primer nivel.

No sé en el tuyo, subteniente, pero en mi mundo no hacen falta muchos motivos. A veces las cosas pasan sin más.

Es como cuando ves una peli, te parece una sosada, y tienes un amigo cinéfilo que te la cuenta dando profundidad a lo superficial y terminas preguntándote si el valor esta en la película o en tu amigo, que ha utilizado la peli para contarte estupendamente algo en lo que el director ni se paró a pensar.

Vamos a ver:

1-. Puedo comprender que Lorenzo Silva se haya convertido en el cronista y defensor  de la guardia civil, a mucho orgullo por su parte. Pero debe entender que aunque a él le guste mucho encandilarse páginas y páginas con interioridades de la benemerita a los demás se nos hace un poquico pesado. El relato pierde frescura con un abuso de las páginas publicitarias sobre la guardia civil. Alguna vez creo que debería poner una R de esas que ponen en los periódicos para identificar la publicidad. Es como de Prada que hable de lo que hable siempre habla del vaticano.

2-.”Donde los escorpiones” entrará en los manuales de policiaca como ejemplo de Macguffin. El autor nos entretiene aquí y allí contando cosas que no llevan a ninguna parte y que nada aportan a la trama. La historia, de por si, tarda 140 páginas en llegar a lo interesante y cuando llega a lo interesante, que además luego es esencial para el  desenlace, se lo quita sin embargo de un plumazo sin a penas profundidad.

3-. Pasa, ya hemos terminado- le dijo garcia y se volvió al teniente: llévalo si quieres a hablar con el sargento Bernabé.
 Si te parece mi comandante, yo me retiro_dijo Pardo. Creo que es mejor que el subteniente esté a solas con el sargento.

Será porque uno es objetor y no está familiarizado con la nomenclatura castrense, pero me he hecho un lío de tomo y lomo durante todo el libro sobre quien en quien por esa manía de identificarlos con el rango y no con el nombre. Abusa de ello, sin más.
Vila cae en un error, a mi entender, que es de primero de policiaca, que es el no definir claramente los rasgos de los personajes para que el lector se aclare cuando se desarrolla la trama. Y es un error en el que nunca cae Silva, quien en sus novelas siempre pinta con rasgos definidos e identifica muy bien a cada uno. Aquí no, hay veces que como en el parrafo que pongo todo termina siendo un galimatías de comandantes, tenientes, brigadas y cabos sin saber quien es quien.

4-. En algunas partes me ha recordado españoles por el mundo. El escritor estuvo allí y lo quiere contar. Perfecto. Que haga un libro de viajes y como Silva escribe de puta madre y está un rato leído pues nos detalla lo que es Afganistan, su historia y pobladores y le aplaudimos y ya está. Pero esto es una novela policiaca y tiene que tener ritmo. Está muy bien lo del libro ese de los rusos y además luego es útil para explicar el cuento del escorpión que da nombre y razón a la novela pero muchos otros detalles están de más y suenan más a reportaje “Mi vida en Herat” que a nuestros amigos Vila y Chamorro.

5-. No sé si os acordáis esas películas de los cincuenta en los que “echaban un coito” y luego la señora se envuelve en la sabana porque no quieren enseñar las tetas. Pues hay una parte del libro que juega a eso. Si estamos hablando de cosas truculentas de carácter sexual, y que además son importantes, hay que contarlas con pelos y señales. No se puede pasar por encima envuelto en la sábana para hacer la peli de todos los públicos.

6-.Entramos en mis filias y fobias. No entiendo el ensalzamiento del niño Arnau, que me cae de culo, porque quien verdaderamente tiene una actuación genial consiguiendo la clave del movil del muerto es Inés Salgado. Cada vez me cae mejor esta tipa, incluso a ratos mejor que la Chamorro que se nos está convirtiendo en una cuarentona casacarrabias que ya no puede soportar más estar con Vila sin que le dé “un apretujón” de una puta vez. Yo creo que Virgi le dirá a Silva: o me dejas echar un casquete al subteniente en el próximo libro o me largo y que sea protagonista tu prima. Y después es pasion lo que tengo por Lopez, yo creo que se merece un spin off. Con que señorío le echa la bronca a Vila, con que tacto trata a Jesssica… Me parece un personaje por explotar.

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Hasta aquí la parte de despelleje (creo que merecida) y enchufo de nuevo la admiración que siento por la saga y su autor. Hasta para contar mal hace falta escribir bien. Y Lorenzo Silva ha pasado al rango de escritor con mayúsculas. Escribe muy bien y creo que cada vez mejor, con mucho de poeta agazapado tras el novelista.
Además es un autor profundamente ordenado. En este libro quiere contar lo de los barbaros, las grietas, la fabula del escorpión, el momento predivorcio, el micromundo que se genera en los acuertelamientos, Afganistán y su historia, el honor y la humillación, los efectos psicologicos de la situación ridicula de las guerras sin guerra; el papel de la mujer y su maltrato de distintas formas según las culturas (también la nuestra), quiere contar la espera a que vengan los barbaros.
Y todo esto que podía generar un galimatías resulta sin embargo perfectamnete ordenado, las referencias a Buzzati, como lo enlaza con la vida y expectativas de los militares, las frases de extremoduro y bebe , los personajes que entran y salen aportando las piezas del puzle que faltan. Y todo esto, además, recobra su sentido en el epilogo final que da una compostura de historia dentro de la historia. Pero no nos equivoquemos lo de Herat es la fabula que explica lo de la Cañada real no al revés. Lo importante es el primer capitulo y el epilogo, lo del medio es solo una fábula para contarlo.
Por eso digo que el caramelo se revaloriza por el envoltorio. La anécdota toma sustantivo en el marco del mensaje filosófico y psicologico que siempre tienen las novelas de Silva. Sobre todo ese detallar genialmente la madurez del hombre y su paso del meridiano, esa suerte de punto medio entre el desencanto por los viejos ideales no alcanzados y el reencuentro con la vida en el último tercio a la que se quiere dar sentido con el cumplimiento de las obligaciones de cada día. La satisfacción de lo cotidiano aunque sepamos que no podemos arar el mar. 

Compradlo y leedlo. 


Añado cruce de tweets con L. Silva que indistintamente de si le pongo bien o mal es de agradecer que siempre contesta a este humilde pasapáginas. La verdad es que es alucinante la cantidad de visitas que tienen los post de los libros de Vila y Chamorro.


































Añado también cruce de tweets sobre mi reivindicación de dedicarle más protagonismo a Lopez. Cuestión que es apoyada como veis por otros lectores y no solo es ua ocurrencia mia.