jueves, 29 de marzo de 2018

¿Pero qué cojones os pasa con Murakami?



¿Pero qué cojones pasa con Murakami? Vas a un pueblo por primera vez, conoces a alguien, te lo pasas bien con él y luego lo cuentas y todos te ponen a parir ¿pero qué dices chaval, tú no sabes quien es ese? Es un plasta, un pedante, se cree que es muy listo por hablar de música y libros europeos, se cree que le van a dar un premio. No sé igual tenéis razón, igual es una tabarra como decís, igual el tipo es insoportable pero a mi me ha gustado en lo poco que le he conocido. Lo mismo pasa con Murakami que puede ser que el conjunto de su obra sea un bodrio infumable pero a mi lo que me he leído (cuatro libros de tirón) me ha gustado mucho.
Empecé por Tokio Blues (muy bueno), seguí a la vez con Hombres sin mujeres (varios cuentos unos mejores, otros peores y algunos muy muy buenos) De qué hablo cuando hablo de escribir (autobiografia) y he acabado con Los años de peregrinación del chico sin color (me ha encantado).

¿De qué habla Murakami? De japoneses deprimidos con mucho sexo y alguna paja mental (y alguna no mental). Sí japoneses, esos señores raros simpaticos y bajitos que pueblan nuestras calles turísticas haciendo fotos a todo lo que se mueve, sí esos que hacen coches feos pero eficaces como el mio. Pues esos señores tan raros son los protas de las novelas del amigo Haruki. Es que Japón no es así. Seguro, pero como no conozco Japón me creo lo que me cuentan como si fuera un país imaginario y ya está. Ya lo decía No me pises que llevo chanclas Japón mia que esta lejos Japón (pues eso).
Hace frases cortas y simples. Correcto. Si te gustan frases largas y complicadas te lees a Marías y ya compensas, pero es el estilo de este hombre qué le vamos a hacer. Unos juegan de defensa otros juegan de delantero, unos meten goles otros encestan canastas pero los dos pueden ser buenos cada uno en lo suyo.
Otra crítica: es que es un barnizador de libros. Entiéndase por barnizador el que pinta su novela de citas literarias, históricas y musicales para barnizarlo de cultureta. A veces se pasa, puede ser, pero creo que tanto Los Beatles en Tokio Blues, como Listz en el chico sin color tienen y dan sentido a lo que se cuenta, nada que ver con barnizadores profesionales como perez reverte. Qué le voy a hacer, a mi me gustan los libros con banda sonora. Rayuela como ejemplo y me gusta saber lo que leen los personajes porque me permite saber mejor cómo son.
Otros dicen que es un intenso y que va de profundo y mágico cuando es un plasta. Es que habla de intimidad y de los sentimientos íntimos que bordean con los sueños y en esa frontera es fácil caer en lo cursi. Según dicen los que han leido todo, en estos dos libros (el de Tokio y el del chico sin color), se mantiene a raya en lo onírico pero que en el resto se desboca. A mi no me gustan los libros oniricos Pedro Páramo como ejemplo Sin embargo en estos dos libros no he visto ningún exceso en ese sentido. No sé, si hablamos de realismo mágico, en estos me parece más realismo que mágico. El resto de libros no lo sé.

  
Y después de esta introducción general pasemos a lo concreto. ¿Qué nos cuenta Murakami? Os paso un decálogo que,como su nombre indica, tiene doce puntos:

1-.Murakami habla de luchas interiores, de personalidades en conflicto, que en algunos casos derivan en enfermedades mentales e incluso en suicidios. (Algo que parece que en Japón andan en cabeza) y lo cuenta desde el yo narrador o de un tercero pero que está dentro del coco del prota. No mete rollete sino que esa personalidad en conflicto la muestra contando sensaciones de la vida cotidiana. A veces cosas ridículas a veces cosas profundas que les pasan.
2-.Los protagonistas de Murakami se chocan contra la extrañeza de vivir, pero sobre todo se chocan contra el abismo de los demás. (me ha traido un regusto a mi idolatrado Castilla del Pino) Complicado es saber lo que yo pienso, pero en las novelas del japonés es más importante el intento de averiguación de por qué los demás piensan como piensan, hacen lo que hacen, sienten lo que sienten. Por qué se suicidó (en Tokio Blues) Por qué me negaron la palabra (en El chico sin color) por qué no folló con su novio y sí conmigo o viceversa (en todos).
3-. Esto es importante en las novelas de Murakami: la gente folla como conejos. El sexo está presente en cada página. Un sexo iniciático que luego marca la personalidad adulta. Follan, se pajean, se hacen mamadicas y todo dándole un punto de trascendencia quizá excesiva pero constante y bien contada.
4-. Murakami diferencia entre lo que pasó (la historia) y el recuerdo de lo que pasó (recuerdo). Juega en dos pistas el ahora y el entonces; el resultado y la causa; los traumas y el descubrimiento del porqué. Ese periodo entre los 15 y los veintitantos que te hace el resultado en los treintaypico. (Me viene a la cabeza el libro Eres tu memoria del psiquiatra Rojas Marcos)
5-. Dicen que son novelas corales, yo más bien las veo como un protagonista o héroe que va encontrando distintas personas en su camino o en su descubrimiento. Es peculiar como nos presenta y nos hace entender a los personajes que se van introduciendo en las novelas. Nos cuenta pormenorizadamente  cómo viste la gente, cómo están decoradas sus habitaciones, qué música escuchan, qué libros leen, el significados de sus nombres y sobre todo cómo les gusta follar a cada uno de ellos y ellas. Y eso va construyendo nuestra visión de cada personaje. Personajes que siempre tienen una intriga personal y mental que el prota intenta descubrir. ¿Por qué piensan como piensan Qué les ha pasado para ser así?
6-. Los personajes llenan de simbología interior chorradas del día a día Dentro de la extrañeza en vivir, hace hincapié en la dicotomía orden/desorden. Su compañero de habitación ordenado, frente al desorden del colegio mayor.. El orden que rige el desorden o viceversa en las estaciones de tren.
7-. Y es que los trenes como metáfora cruzan constantemente las novelas que he leído. Los personajes viajan mucho en tren, en metro. Bueno viajan mucho en general. El tren y sus vias como alternativas, los mundos nuevos que se abren solo con coger un tren e irse a una ciudad que apenas está a unos kilómetros. El espectador del trasiego de una estación de metro en hora punta. A los que somos provincianos como un servidor, siempre nos han generado metáforas de todos los colores las estaciones de metro. ser espectadores del trasiego cotidiano como espectáculo cuando estás fuera.
8-. Ya lo he dicho pero la muerte, el sexo y la infidelidad pasean como sombras constantes por los relatos. Es peculiar la visión de la infidelidad en los cuentos de Hombres sin mujeres. Es una infidelidad que se permite como una intriga más en el modo de pensar de los otros, una infidelidad tolerada, en la que tiene más la fuerza el porqué lo hizo que el dolor del corneado. Quizá también porque la infidelidad se vive como agente o paciente indistintamente en cada novela.
9-.Política. No tengo ni pajolera idea de la política japonesa pero a mi me da que a Murakami eso de la iconografía revolucionaria del 69 le tiene bastante desencantado y se la trae al pairo. Toda esa gente que lo politiza todo, esa pijiprogresía japonesa o europea que, como canta Sabina, tiene un trozo del muro de Berlín en su despacho de entidad financiera. Yo creo que le repatea “Ese tipo que va al club de golf, Si lo hubieras visto ayer, dando gritos de "yankie go home" Coreando slogans de Fidel. Hoy tiene un adoquín. En su despacho. Del muro de Berlín. Ese mismo que tanto admiró. La moral estilo soviet, Por un catorce por ciento cambió. La imaginación al poder.” Pues eso.
10-.Profesiones. En esto que me perdone molinos me ha traido mucho a la memoria a Ford. Con su periodista deportivo representando lo efimero e intrascendente y su vendedor de pisos representando la búsqueda de consolidación en la vida adulta a través de la compra de la casa. Aquí Murakami repasa un elenco de profesiones de modo simbólico en especial ese constructor de estaciones de ferrocarril en el chico sin color y el repaso a cada una de las profesiones de sus amigos con su simbología.
11-.Ya comentaba antes que el realismo mágico de Murakami tiene en Tokio Blues y en El chico sin color más de realismo que de mágico. Pero al parecer no es lo normal en este autor. En los cuentos de hombres sin mujeres ya se ve la tendencia a que se le va un poco más la olla con lo imaginario. En algunos casos lo encaja bien como en el argumento de Kino y no tanto en otros cuentos que suenan más a onanismo mental. Los sueños no son tanto parte del argumento sino una insinuación de lo que piensa y como piensa el personaje. A mi que no soy muy fantasioso, en estos tres libros no me ha chirriado, no sé en los demás.
12-. Ya se veía en la biografía de que hablo cuando hablo de correr que me leí anteriormente y en la de qué hablo cuando hablo de escribir, pero para Murakami el deporte (mas los deportes individuales como correr y natación) es fundamental para desarrollar la parte intelectual. Sus personajes nadan y corren, juegan al rugbi y mira tú qué cosas alguna hace incluso balonmano.

Pues este es el post tochana que os endilgo a modo de penitencia de semana santa. A mi me ha gustado el Haruki y coincido con el Sr Di de que “tiene pinta de crecer luego en el interior” (el libro no el sr di). Que es una frase un poco Disney pero que creo que describe muy bien lo que es la lectura del afamado compatriota de Oliver y Benji y constante candidato al nobel.
En fin parece que si se habla de Murakami hay que posicionarse como si habláramos del Barsa y del Madrid, yo no llego a tanto pero si a recomendaros Tokio Blues y a deciros que Los años de peregrinación del chico sin color me ha encantado y le pongo un cinco estrellas a pesar de las manías en alargar finales y que Hombres sin Mujeres tiene algunos cuentos estupendos como Drive my car. Los De qué hablo… tanto el de correr, como el de escribir ya es más para conocer al autor. Sin duda le pega lo que cuenta de sí mismo con lo que cuenta en las novelas.

PS_: Una posdata blogosferica si a mi me dicen que me juegue mi disco de los Hombres G y mi patito de goma diciendo si a la afamada molinos y a la Dtra Di les gustaría este autor o no yo me los juego sin duda a que ambas serían seguidoras acérrimas… y como ya sabéis los hubiera perdido, porque nos les gusta nada.
Pero igualmente si me dicen que apueste por mi mismo a que yo me iba a leer cuatro libros seguidos de un japones salido que habla de suicidios y onanismos mentales también los hubiera perdido porque hubiera dicho que jamás de los jamases y mira tú, me he identificado con esos japonesitos y japonesitas intrigados por el abismo que supone indagar en la mente propia y en la de los demás y en encontrar los simbolismos que encierra la rareza de vivir cada día.

viernes, 23 de marzo de 2018

La cara de Dios

Entre estas dos caras han pasado 16 años. La primera es de Iravan que vimos en Singapur con la extrañeza propia de los dioses ajenos y ese aire de superioridad con que nos tomamos las creencias de los demás. La segunda el fin de semana pasado en Sevilla junto a una señora con los ojos arrasados de emoción y un cierto toque de trascendencia disfrazada de incienso.


Me preguntaba mientras veía los pasos sevillanos y los japos estupefactos ametrallando con flashes las imagenes de dioses en burra y virgenes llorosas, la necesidad que de siempre hemos tenido los humanos de ponerle cara a dios. En mi ciudad en donde una estatua de menos de cuarenta centímetros atrae a miles de personas al día no deja de asombrarme la religiosidad basada en la imagen.

Si en nada se cree, nada de todo esto importa. Pero si como en el inicio de El reino de Carrere te empiezas a hacer preguntas con cierta distancia, estas dos fotos juntas son una bofetada de realismo o bien la certeza de que la idea de dios, como en El heroe de las mil caras de Campbell siempre es la misma, pero disfrazado según las modas de cada tiempo y ocasión.

Para mi la religión se vive en la intimidad como un intento de buscar coherencia a lo humano desde un punto más allá, pero (o precisamente por eso) no deja de ser contradictorio lo ridiculo que se nos aparentan las imagenes de los demás y lo normalizado que tomamos postrarnos de rodillas ante las nuestras. No podemos entender un dios sin cara, ni una religión sin narración con moraleja. Tenemos la necesidad de hablar con lo concreto aunque sea de barro o jaspe y nos sentimos demasiado temerosos de hablar con lo indefinido. Los muñecos quitapenas que cantaba Tonxu en aquella canción:

Los muñecos quitapenas
quitan las penas que tengo,
se las cuento muy bajito
y me las curan en silencio,
y debajo de mi almohada
duermen siempre mis muñecos,
y si tengo alguna pena
yo sin ella me despierto.Y yo que nunca creí
en amuletos ni hechiceros,
explicame que hago yo
contando penas a muñecos 

Pues nada una pequeña reflexión a la entrada de semana santa. 

jueves, 1 de marzo de 2018

Mis Güebos del Sábado



Queridos güebos fritos.
Hoy que me habéis regalado un idílico paréntesis matutino de sábado, me dirijo a vosotros con el respeto y agradecimiento que os merecéis y os regalo este post alusivo. Empecemos por decir, que vosotros que de habitual venís de dos en dos como los guardia civiles y las señoras cuando van a los escusados, hoy os habeis convertido al abriros en tres para mi sorpresa. Y aunque uno es más de misionero que de prácticas innovadoras promiscuas, he aceptado con gusto el reto aparente del “menage a trois”.
He querido daros mi liturgia preparatoria, esa que lleva al guebo frito poco hecho y cierta babosidad, pero mi señora, más por preservar la integridad de su cocina que  por favorecer mi solaz sabático, me ha quitado la sartén y con esa frase amorosa tantas veces repetida me ha dicho “anda quítate de ahí que vas a poner todo perdido” y ha asumido el protagonismo de la labor culinaria.
Es esta cuestión del como hacer los guebos fritos motivo reiterado de controversia que ha llevado a más matrimonios a los juzgados que los trofeos sobre la testuz del cónyuge contrario. Mi gusto es el del aceite rusiente bordeando la llama y en un rápido movimiento de mete saca consumar el acto con la crudeza y la redondez del trabajo bien hecho. Siendo, por el contrario, la nueradelaconsuelo como buena mujer más proclive al preliminar entretenido y al calentamiento progresivo que da lugar al recocimiento de güebos al que somos tan elusivos en el género masculino.
Queridos guebos fritos, vosotros que soléis salir emparejados como las parejas peñazo debéis saber que una buena fiesta no es lo mismo si no se comparte con los amigos. Y es por eso que abriendo la nevera con esperanza, os he buscado acompañante que os fuera afín como página de contactos. No habiendo jamón serrano por razones que ignoro, aunque muy probablemente por algún ataque de bulimia nocturna del abajo firmante, he abierto otros cajones en busca de pareja. La panceta del mercadona ha quedado descartada por motivos ideológicos (evito comer cosas del mercadona, lo siento soy objetor), han caído mis ojos sobre un trozo de morcilla y cuando ya relamía mi hocico cual felino ante sardina he oido esa misma voz que guia mis pasos diciendo “ni se te ocurra esa morcilla es para cenar tus hijos”  no obstante, airado y demostrando quien manda en mi casa he contestado con mi dureza habitual a mi mujer “si cariño” y dejando la morcilla me he puesto a abrir tuppers con la ansiedad lubrica de un universitario opusiano en su primer paso de ecuador.
He llegado al Jamón de Praga que la verdad tenía una pinta sensacional. Y se me ha planteado esa duda que siempre atenaza la acción. ¿me lo como crudo o lo echo a la sarten? y viendo todavía rusiente he lanzado el kunderiano jamón al aceite que ha gritado ridículo y enloquecido cual fan de alborán.
El guebo frito debe al pan lo que el sexo al amor sincero (o quizás sea viceversa) y por eso ya previendo el exceso sabático que pertrechaba había acudido anteriormente a Cubero, tercera catedral zaragozana sita en el barrio de la Almozara, para adquirir una hermosa barra y de paso dos cruasanes, varias madalenas de chocolate y un par de tartas de manzana de postre.
Las cosas mal humedecidas siempre generan problemas que dijo Jenna Jameson en su famosa ponencia en Harvard y es por eso que descartando la sidra por inapropiada y la cerveza por burbujera, me he ido al armario de restos de navidad en búsqueda de una botella de sangre preconsagrada. Gran alegría, allí me estaba esperando Ramón Bilbao con los brazos abiertos hasta que he oído la misma voz que antes en forma persecutoria “ni se te ocurra esa es para el médico que le tiene que operar a mi madre que se lo quiere llevar mañana” Oye oye que al medico ya le paga el seguro y lo mio es una necesidad vital. Ni caso. Así que me he tendido que arrimar a una botella de propaganda que haciendo el papel de la tercera, como por otra parte ha sido habitual en mi vida, (recordar la guapa, la guarra y la otra de todo grupo de chicas) ha satisfecho de largo mis pretensiones y meritos.
Ya sé malévolos lectores que vuestras miradas se habrán quedado enganchadas en los lamentables manteles que adornan la mesa de mi cocina. Es, sin duda, el resultado de la mala educación de la escuela privada francesa que ha hecho de mis herederos unos blandengues que se decantan sin vergüenza ni decoro por equipos lamentables. Por eso, lejos de tener el escudo del león o en su defecto la figura emblemática de jesús gil o de Simeone hayan optado por tan lamentable salvamanteles para oprobio del que esto suscribe.En cualquier caso siempre es una satisfacción zamparse unos patrióticos guebos fritos sobre la testuz del segregacionista piqué o la vacua de Sergio ramos.
Pues queridos guebos fritos en estas semanas de desasosiego y reordenación ha sido este paréntesis un oasis de satisfacción que no puedo por menos que agradeceros y por tanto os dedico este post que subiré al blog en alguno de esos días en los que el vacío creativo convierte este vergel poético en un erial de tristeza.
Amen.