jueves, 26 de mayo de 2016

Alicia Gimenez Bartlett Hombres desnudos opinión y crítica. Buen Libro

Quizás se han empeñado en vendernos En la orilla de Chirbes como el gran libro de la crisis, pero para mi era tan evidente que me resultó cansino, tan incisivo que derivaba en lo reiterativo y tan parcial que se hacia monotemático. Porque al final, la crisis no es que todo sea una mierda sino que la mierda solo les cae a unos cuantos en la cabeza, mientras que a otros nunca les llega y se siguen comprando condones fucsia de Chanel y visten a su perrita de Dior. Y la crisis se define por la diferencia y porque al final a unos siempre les sale cara y a otros siempre les sale cruz... hasta que nos damos cuenta, joder, de que su moneda siempre tiene dos caras y la nuestra siempre dos cruces. Y de eso va el excelente Planeta (disculpen el oximoron) escrito por Gimenez Bartlett. De eso va Hombres desnudos.

No sé si recordareis al Pijoaparte y ese devenir entre la sirvienta Maruja y la señorita Teresa; No sé si recordais a mi amigo el Charolito hijo putativo de Montero Glez, si hombre si, ese que solo se fiaba de su polla porque era lo único en el mundo que jamás le daría por el culo. Pues el Ivan tiene mucho de ellos, pero tiene mucho más. Sabe quien es, cuales son las reglas del juego y nunca se cree algo distinto de lo que el destino le ha dado. Ahora bien, eso que le ha dado lo explota al máximo y a lo bestia. En su mismo nivel está Genoveva alguien de la otra orilla, de la de los ricos, de los pijos, que también saben quienes son y lo que quieren, parece distinta, pero para mi es tan honrada, tan hijoputamente honrada como el Ivan. Justo lo contrario que Javier e Irene tan educados, tan suaves que repelen... ricos que quieren jugar a pobres; pobres que quieren jugar a ricos que para el caso es lo mismo.

Y os preguntareis y ¿por qué sabes todo esto?. Porque Hombres desnudos podría titularse hombres (y mujeres) transparentes. Me explico: Gimenez Bartlett apuesta por un juego magistral de las voces de la novela. El narrador es cada uno de los personajes en primera persona; como si todos ellos fueran traslucidos y todos contaran la película desde su punto de vista dejando ver lo que sienten en cada frase. Hacer esto con la genialidad estilística que lo hace Gimenez Bartlett ya merecería mi admiración y sería más que suficiente para leer el libro.

No vamos a descubrir ahora a Alicia Gimenez Bartlett. La creadora de Petra Delicado. Y lo buenísima escritora que es. Tiene ese estilo de frases cortas que imprime velocidad y ritmo a lo que cuenta. Juega con un circo a cuatro pistas que hace que cuando estás entusiasmado con un personaje, te cambie de canal y te pase al otro y estés deseando terminar éste para retomar al anterior y así sucesivamente (truquitos de las policacas). Yo me lo lei de un trago, en sesiones de hasta cien páginas. No digo más.

Y como dirían en los avisos mojigatos de la tele “Este libro contiene sexo explícito” que parece que no pero también le da su punto a la cosa. Hay sexo, mucho sexo. No es un sexo pornografico guarro, sino más bien una película de Erika Lust. Ya sé que aquí mis adorados lectores/as discrepáis sobre si es acertado la denominación de “porno femenino” a lo que hace Erika Lust, pero al menos lo pretende que es lo mismo que pretende (yo creo que con más éxito que Lust) las personajes de Hombres desnudos.

Como crítica decir que es bastante previsible y que en algunos momentos entra en bucle reiterando cosas que ya están claras, contando una y otra vez lo mismo y lo que piensan de lo mismo. A mi entender le sobran páginas y sobre todo en mi opinión les sobran las cincuenta últimas. Yo hubiera dejado a  Irene bañándose en la fuente y fin (tranquis no es spoiler). Pero esto de los finales es un poco para gustos y como buena escritora de policíacas a Alicia Gimenez les gusta más jugar con los finales que a un tonto un lápiz.

Leérosla sin duda. Lo de menos es el argumento, lo de más como se ve la crisis desde cada lado, desde cada orilla, no En la Orilla.

PS-. La foto del David la he hecho yo, a mi me encata, modestia aparte. Pero esa será otra historia y otro viaje.

lunes, 16 de mayo de 2016

Lista de mis escritores favoritos o los escritores que más leo.

A veces pienso que al final solo leemos un libro, el libro que habla nuestro idioma, el que pone las comas al ritmo de nuestro aliento, el que encuentra los adjetivos del color de nuestros sueños. Quizá por eso queremos repetir lectura de ese autor que nos atrapa, por eso lloramos amargamente cuando sabemos que un escritor no va a escribir más (o no lo vamos a podeer leer más, que para el caso es lo mismo). A mi me pasó cuando terminé Hospital de los dormidos de Garcia Pavón.
No sé vosotros, pero yo tengo la sensación de que algunos acentos, algunos autores digo, marcan el idioma de lo que pienso y van construyendo con sus frases poco a poco mi discurso. Desde que llevo conteo exacto de lo que leo en este blog, me he dado cuenta de que me repito mucho, muchísimo, en mis lecturas, con lo bueno y malo que eso tiene. Y como era una impresión que tenía por intuición me he dedicado hoy a comprobarlo en mis listas excelianas de libros leidos. Y así es 12 autores ocupan 55 libros.
Hay autores como Vargas Llosa y Garcia Marquez de los que ya venía leido antes del blog, otros como Castilla del Pino que lo que sucede es que nunca dejo de releerlos por lo que nunca sé cuando empiezo o acabo un libro suyo.
Si quereis ver los libros que me  he leido organizados por años solo teneis que ir al enlace del post que hace de indice de mis libros y de los post que los reseñan.

Abrazos mil

TOTAL 166

Autores de los que me he leido más de tres libros desde 2010

Carlos Castán 6
Eduardo Mendoza 4
García Montero 5
Lorenzo Silva 4
Luis Sepúlveda 9
Montero Glez 9
37
Autores de los que me he leido 3 libros desde 2010

García Pavón 3
González Ledesma 3
Gutiérrez Maluenda 3
Gimenez Bartlett 3
Jesús Moncada 3
Miguel Mena 3
Ramiro Pinilla 3
21

                                             
Autores de los que me he leido 2 libros desde 2010

Antonio Orejudo 2
Dashell Hammett 2
Domingo Villar 2
Donna Leon 2
Esteban Navarro 2
Fernando Vallejo 2
Gracia Mosteo 2
H. Abad Faciolince 2
John Steinbeck 2
José A. Labordeta 2
Juan José Millas 2
Justo Navarro 2
N. Mailer 2
P. Apuleyo Mendoza 2
Richard Ford 2
Sergi Pamies 2
Sergio del Molino 2
Vargas Llosa 2
García Márquez 2
38


Autores de los que me he leido sólo 1 libro desde 2010

A. Fernández Mallo 1
A. Gonzalez-Sinde 1
Agnés Martín-Lugand 1
Amos Oz 1
Andrea Camilleri 1
Andrés Barba 1
Antonio Muñoz Molina 1
Bukowski 1
Castilla del Pino 1
Coetzee 1
Cortázar 1
Daniel Kahneman 1
David Jimenez 1
David Serafin 1
David Trueba 1
Diego Ojeda 1
Don Carpenter 1
El Langui 1
Emmanuelle Carrere 1
Enric González 1
Espido Freire 1
Fabio Volo 1
G. MacDonald Fraser 1
Gabriel Ferrater 1
García Andrade 1
Harris 1
Haruki Murakami 1
Helene Hanff 1
Herman Melville 1
Ian Mcewan 1
Javier Cercas 1
Javier Marías 1
Jesús Carrasco 1
Jesús Munárriz 1
John Gray 1
Jorge M. Reverte 1
Jorge Moruno 1
Juan Diego Botto 1
Juan M. de Prada 1
Juan Marsé 1
Juan Rulfo 1
L. Alberto de Cuenca 1
Leonardo Padura 1
Luis Garicano 1
Luis Landero 1
Malcolm Gladwell 1
Manuel de Pedrolo 1
Mara Torres 1
Marchamalo 1
Marta Fernández 1
Miguel Labordeta 1
Natalia Sanmartín 1
Niño Becerra 1
P. Markaris 1
Pedro Andreu 1
Pedro Zarraluki 1
Philip Roth 1
Rafael Chirbes 1
Ray Loriga 1
Ray Pollock 1
Sandor Maray 1
Sergio Algora 1
Sergio Vila-sanjuan 1
Stephen Chbosky 1
Thomas De Quincey 1
Toni Hill 1
Varios autores (aragon negro) 1
Varios autores (Costa) 1
Vila Matas 1
Yates 1
70

jueves, 12 de mayo de 2016

El sueño de Aquilino

Aquilino Martín conoció a Girondo en un burdel junto al malecón. Andaban buscando princesas y excusas para justificar su presencia allí, cuando unos seres extraños rebosantes de sonrisas y besos les saludaron al llegar. Al principio creyeron que eran cronopios escapados de un libro de cortazar, pero al oírles recitar poemas con tanto acierto y prestancia dedujeron que eran follamantes de un poema de Salem. Aplazaron las palabras y escondieron su desasosiego detrás de las sombras del local. Echaron un  Jackdaniels sin hielo a la salud de las rimas y las mujeres con alas y se adentraron en dilemas de difícil solución.
Después se llenaron de aire y se difuminaron en azul. Un soplo de brisa suave les subió a la habitación principal donde les esperaba, abierta de alma y piernas, una mujer de tulipan. Dembularon arriba y abajo, se recrearon en los pliegues de su sexo y se zambulleron sin más pensar, en la profundidad húmeda y excitante de lo efímero y lo desconocido.
Primero fue Aquilino que noto, al irse yendo, como el estomago le daba vueltas y descendía hasta su entrepierna una procesión de suspiros como abrazos. A Girondo, sin embargo, todo le parecía un poema, y se recreo perfilando con su lengua un mapa de deseos hasta llenar su boca de una espuma dulce como una nube de algodón. Las manos se multiplicaron por cuatro, las caricias por seis y enlazaron sus cuerpos y los de ella, en un enredo de a tres Mezclaron masturbaciones recíprocas, excursiones a lo profundo y orgasmos de sidral, y se hicieron lluvia de otoño.
Cuando llego la bajamar del deseo, se emborracharon de un silencio precedente y nostálgico y justo cuando iban a dejar cada uno un billete de cincuenta rublos bajo la almohada, a Aquilino le sacudió un golpe de tormenta, un zarandeo de olas, un vaiven de vieneyva  y abrió los ojos deslumbrado y sorprendido.
Delante estaba su compañera de oficina, que le regó con sus ojos azules y su mirada de más. “Aquilino te has quedado mohíno” le dijo y Aquilino noto avergonzado como le había crecido un inquilino en su pantalón durante la siesta y una ausencia al despertar y empezó a recitar poemas sin ortodoxia como en el lado oscuro del corazón, más por hacer tiempo que por volver a soñar.

miércoles, 4 de mayo de 2016

A media tarde, tras la lluvia, el aire se vuelve naranja.


A media tarde, tras la lluvia, el aire se vuelve naranja. Es una humedad serena, que no empapa. La noche se intuye a pinceladas sin ganas de oscurecer, y como sujeto por palillos, el cielo se hace acuarela de salón sostenido por El Pilar.
El silencio parece mordido por los claxon, los pensamientos en barrena y las promesas sin cumplir. Las historias que quiero contar quedan amortajadas en el desván de mis fantasias arrinconadas por el polvo y las palabras sin usar.Y sin embargo, la prosa del post que escribo me nace con pretensiones de un poema sin acabar.
El Ebro baja orondo, repleto y en los puentes, japoneses con trajes de colores se hacen selfies con cañas de pescar. Un guardia manotea sin sentido, mientras oficinistas sin chubasquero cantan de la mano Penny Lane. Una abuela corre despavorida tapando su cabeza con una bolsa del Corte Inglés mientras levanta la mano y grita Taxi Lléveme por la ruta de la paz dirección prohibida sin parar hasta el mar.
Cronopios de colores saltan a la comba con el arcoriris y los patos parecen huespedes sin reserva abriéndose cuentas en Linkedin y en Instagram.De repente miro mi intimidad con sonrojo, y me vo en ese sueño recurrente en el que salgo a la calle sin vestir; no se si es fantasía o encanto pero me siento en un banco y decido tranquilo ver la tarde pasar.