Queridos güebos fritos.
Hoy que me habéis regalado un
idílico paréntesis matutino de sábado, me dirijo a vosotros con el respeto y
agradecimiento que os merecéis y os regalo este post alusivo. Empecemos por
decir, que vosotros que de habitual venís de dos en dos como los guardia
civiles y las señoras cuando van a los escusados, hoy os habeis convertido al
abriros en tres para mi sorpresa. Y aunque uno es más de misionero que de
prácticas innovadoras promiscuas, he aceptado con gusto el reto aparente del “menage
a trois”.
He querido daros mi liturgia
preparatoria, esa que lleva al guebo frito poco hecho y cierta babosidad, pero
mi señora, más por preservar la integridad de su cocina que por favorecer mi solaz sabático, me ha
quitado la sartén y con esa frase amorosa tantas veces repetida me ha dicho
“anda quítate de ahí que vas a poner todo perdido” y ha asumido el protagonismo
de la labor culinaria.
Es esta cuestión del como hacer los
guebos fritos motivo reiterado de controversia que ha llevado a más matrimonios
a los juzgados que los trofeos sobre la testuz del cónyuge contrario. Mi gusto
es el del aceite rusiente bordeando la llama y en un rápido movimiento de mete
saca consumar el acto con la crudeza y la redondez del trabajo bien hecho. Siendo,
por el contrario, la nueradelaconsuelo como buena mujer más proclive al
preliminar entretenido y al calentamiento progresivo que da lugar al
recocimiento de güebos al que somos tan elusivos en el género masculino.
Queridos guebos fritos, vosotros que
soléis salir emparejados como las parejas peñazo debéis saber que una buena fiesta
no es lo mismo si no se comparte con los amigos. Y es por eso que abriendo la
nevera con esperanza, os he buscado acompañante que os fuera afín como página
de contactos. No habiendo jamón serrano por razones que ignoro, aunque muy
probablemente por algún ataque de bulimia nocturna del abajo firmante, he
abierto otros cajones en busca de pareja. La panceta del mercadona ha quedado
descartada por motivos ideológicos (evito comer cosas del mercadona, lo siento
soy objetor), han caído mis ojos sobre un trozo de morcilla y cuando ya relamía
mi hocico cual felino ante sardina he oido esa misma voz que guia mis pasos
diciendo “ni se te ocurra esa morcilla es para cenar tus hijos” no obstante, airado y demostrando quien manda
en mi casa he contestado con mi dureza habitual a mi mujer “si cariño” y
dejando la morcilla me he puesto a abrir tuppers con la ansiedad lubrica de un
universitario opusiano en su primer paso de ecuador.
He llegado al Jamón de Praga que
la verdad tenía una pinta sensacional. Y se me ha planteado esa duda que siempre
atenaza la acción. ¿me lo como crudo o lo echo a la sarten? y viendo todavía
rusiente he lanzado el kunderiano jamón al aceite que ha gritado ridículo y enloquecido
cual fan de alborán.
El guebo frito debe al pan lo que
el sexo al amor sincero (o quizás sea viceversa) y por eso ya previendo el
exceso sabático que pertrechaba había acudido anteriormente a Cubero, tercera
catedral zaragozana sita en el barrio de la Almozara, para adquirir una hermosa
barra y de paso dos cruasanes, varias madalenas de chocolate y un par de tartas
de manzana de postre.
Las cosas mal humedecidas siempre
generan problemas que dijo Jenna Jameson en su famosa ponencia en Harvard y es
por eso que descartando la sidra por inapropiada y la cerveza por burbujera, me
he ido al armario de restos de navidad en búsqueda de una botella de sangre
preconsagrada. Gran alegría, allí me estaba esperando Ramón Bilbao con los
brazos abiertos hasta que he oído la misma voz que antes en forma persecutoria
“ni se te ocurra esa es para el médico que le tiene que operar a mi madre que
se lo quiere llevar mañana” Oye oye que al medico ya le paga el seguro y lo mio
es una necesidad vital. Ni caso. Así que me he tendido que arrimar a una
botella de propaganda que haciendo el papel de la tercera, como por otra parte
ha sido habitual en mi vida, (recordar la guapa, la guarra y la otra de todo
grupo de chicas) ha satisfecho de largo mis pretensiones y meritos.
Ya sé malévolos lectores que
vuestras miradas se habrán quedado enganchadas en los lamentables manteles que
adornan la mesa de mi cocina. Es, sin duda, el resultado de la mala educación
de la escuela privada francesa que ha hecho de mis herederos unos blandengues
que se decantan sin vergüenza ni decoro por equipos lamentables. Por eso, lejos
de tener el escudo del león o en su defecto la figura emblemática de jesús gil
o de Simeone hayan optado por tan lamentable salvamanteles para oprobio del que
esto suscribe.En cualquier caso siempre es una satisfacción zamparse unos patrióticos
guebos fritos sobre la testuz del segregacionista piqué o la vacua de Sergio
ramos.
Pues queridos guebos fritos en
estas semanas de desasosiego y reordenación ha sido este paréntesis un oasis de
satisfacción que no puedo por menos que agradeceros y por tanto os dedico este
post que subiré al blog en alguno de esos días en los que el vacío creativo
convierte este vergel poético en un erial de tristeza.
Amen.
Pues sí, tengo que decirte que me he quedado enganchada al mantel, porque el Bernabéu se ve muchísimo y encontrártelo en esta casa resulta muy chocante. Luego ya, en la ampliación, se ve que sólo puede ser un collage, como dirán en unas escuelas, o un batiburrillo, como dirán en otras.
ResponderEliminarPero no hay que sufrir: los huevos fritos con morcilla, panceta o chorizo y un buen vinito son un manjar, completamente de acuerdo.
Querida Carmen, te gustará saber que el mantel del Bernabeu es atribuible a mi preadolescente mayor. Este año, ya sabes, que hice de padre ideal y compensé por su cuple que sea el último niño de su clase sin movil a cambio de unas entradas en el Bernabeu.
EliminarPegué varios gritos de atleti por desahogarme y para hilaridad de mis colindantes madridistas.
Besicos!!
Me pondría de rodillas en rendida alabanza al post... de no detestar con toda mi alma a los de la yema y la clara.
ResponderEliminarPero sí, venga, alabanza. El vino para el médico lo salva.
Ayudado por algún que otro salvamanteles...
Hooooola Maneling
Eliminarlos guebos como el amor deben ser blanditos en el centro y blindados con su puntilla en sus fronteras.
No me digas que ers del farsa o del mandril?????
El salvamanteles es para poner un mantel encima...vagazo...
ResponderEliminarEsos salvamanteles están para que mis cochinillos herederos no pongan cada dia el mantel hecho unos zorros y haya que meterlo cada dia en la labadora.
EliminarY sí soy un vagazo.
Sigo siendo muy fan de la Nuera de la Consuelo. Viva la mujer aragonesa, eso son güebos y lo demás chorradas :-)
ResponderEliminarPor cierto, los huevos fritos con puntilla. De toda la vida de Dios.
Lo que hace falta que encima le des animos para que se crezca!!!!
EliminarSoy más de guebos crudicos. Aceite rusiente susto y fuera.
por cierto tu eras una que tenía un blog que se llamaba más que perras y que se lo ha comido la desidia no??? ;;;)
Y claro, ahora yo deseo huevos, porque tengo ese defecto, culo veo, culo quiero.
ResponderEliminarPor cierto, voy a profundizar el tema de Jenna Jameson, me pareció muy interesante.
Un abrazo.
HD
Pues mi mirada no se podía separar de los huevos jajajaja no me he fijado en el mantel hasta mucho después.
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