Solo tengo un poco de idea de las cosas que me retan
no puedo hablar de universos, ni de lo que las cosas son en general
sino solo de mi pequeño mundo que me rodea y me perpleja
me asombra cada mañana cuando paso por encima del Ebro
porque un señor aprendió a construir puentes sin que se caigan.
Que deliciosa ingeniería que me deja ver el templo tras la bruma
la religión sedante en sus distintos colores de cielo
cuando la tarde otoña para hibernar hasta mañana.
Que dulce autoengaño
que me permite rezar un padrenuestro en sus diez frases
que me serenan cuando la incertidumbre me zozobra
como si existiera dios.
Y de repente una canción que paraliza el tiempo
qué ingeniero puede deconstruir la canción
qué sicologo puede unir la emocion
de un arpegio simple de tres cuerdas y bajo
para que me salten las lágrimas
como a un niño cuando lo escucho.
Qué estupidez embriaga a un adulto
llorando solo en un coche cuando escucha esta canción,
qué algoritmo une los acordes con los recuerdos
la voz intima de Valeria Castro,
que de nada conocía,
con el sentimiento profundo de mi intimidad
incomunicable.
Madres, abuelas guerreras en un feminismo de intimidad
sin conceptos. Amor e invierno
cuantos misterios inexplicables se esconden tras las sumas y los versos
que álgebra por descubrir explicará mis lágrimas
de un jueves cualquiera yendo a currar.
Qué preciosidad de canción. Me la ha invitado espotifai a las ocho de la mañana
y ya la he escuchado no menos de veinte veces.
Gracias por descubrirme esta canción y a esta chica con esta voz tan bonita.
ResponderEliminarGrasaaacias
EliminarEsto son los blogs sentimientos
de ida y vuelta
Si me dices donde comentar
dejaré algún trozo de lo que pienso
En el puente sobre el Ebro a estas alturas del año las tardes más inviernan que otoñan, ¿no? jajaja. Me ha gustado eso de otoñar.
ResponderEliminarNuestro invierno tiene refejos como guadañas
Eliminarque cortan con su frio cualquier expectativa.
Un invierno sin estética,
solo frio.
un frio que amordasza los sueños
que silencia las palabras
que yere los pasos
que regresan a casa.