El
reino es un ladrillo de libro, más de quinientas páginas con más desorden que
orden y más de dialogo justificativo interior que de clase de historia. Es un
libro farragoso, que en ocasiones cae en el pozo del más terrible aburrimiento,
de una presunción de erudición vacua y casi siempre dudosa y que he tardado más
de un año en leerme. Y después de decir todo esto ¿cómo os cuento que me ha
gustado?
Lo
más probable es porque Carrere es un excelente escritor. Porque ha encontrado
un estilo de novela propio que me gusta en el que la historia se constituye entre
lo que quiere contar y una especie de make of de cómo ha venido escribiendo (y
viviendo) para contarlo. El escritor como personaje y la historia de cómo ha
escrito el libro como hilo argumental.
De
Carrere me había leído El adversario, un libro crudo (y que me encantó) que
explica como se puede convivir con la mentira de manera cotidiana, cómo se
puede explicar el mal y el delito más infame desde un punto de vista externo
que lo trata de entender. En España el estilo de ese tipo de autor que cuenta
como escribe la novela a la vez que la cuenta podría ser Cercas. A quien le
pillé mucha manía con Soldados de Salamina y sobretodo sus homilías dominicales
en El Pais, pero que sin embargo luego me cautivó con Las leyes de la frontera
y Anatomía de un instante.
El
reino, según yo lo veo, se lee a tres niveles y partiendo de tres preguntas
1.-
¿Si todo es tan absurdo como es en la religión, por qué creen los que creen y
participan en esoterismos de difícil digestión para cualquier persona con un
grado crítico medio?
2-.
¿Es Jesús un personaje histórico contrastado cuya vida sirva de argumento a una
religión con dos mil años de antigüedad?
3-.
¿Como se escribieron los textos que sirven de base ética a tantos millones de
personas? ¿Quiénes fueron los primeros cristianos que escribieron y difundieron
el nuevo testamento?
Y
es aquí, cuando se mira a sí mismo con perplejidad del ex devoto, cuando el
autor se pregunta más o menos ¿Cómo yo que soy una persona racional pude creer
firmemente durante años en gilipolleces como que hay espíritus que conviven en
mi casa conmigo y que los que se mueren resucitarán y que si pienso muy fuerte cerca
de una estatua de escayola y se lo pido evitaré que se caiga un avión del cielo?
¿Dónde
está el origen? ¿Quién fue Jesús? y quienes fueron los relatores y apostóles de
su vida que consiguieron que se difundiera por el mundo hasta el punto de ser
hoy una de las grandes religiones.
Carrere
empieza con 100 páginas muy buenas, excelentes, contando sus dudas, cómo la
religión le ayudó en medio de una crisis personal, la religión vivida en su
primera persona con toda su crudeza y parte de ridiculez. Pero también con
coherencia ética y moral. Le busca el sentido en Jesús de Nazaret y sobre todo
en como comenzaron contando y difundieron los primeros seguidores la vida de
Jesús como base de un dogma moral estructurado
Es
en este punto cuando el Carrere historiador investiga a Mateo, Marcos, Juan y
especialmente Lucas cuando se encasquilla y es en este punto donde hace que
Pablo se convierta en personaje central como tornavoz necesario para difundir
la visión del cristianismo que él tiene. Pero es esa sobrecarga de datos y
libros leídos es lo que hace que el libro se le vaya de las manos. Por decirlo
de alguna manera: Carrere no sabe dónde meter tantas historias como tiene para
contarnos.
Es
un libro de dudas, planteadas casi nunca resueltas. Es un libro abierto. Tiene
la virtud de meternos en los años 50 después de cristo. En el imperio romano y
la estrafalario de que en un rincon perdido del basto imperio romano nació un
niño dizque en una cueva que aun muriendo antes de los cuarenta logró cambiar
el mundo o que otros lo hicieran en su nombre.
PS.-Abro una carpeta y me encuentro este post escrito hace meses y sin colgar. Se me había olvidado. Empiezo a vivir en un caos bloguero absoluto.
disfruta tu vida
ResponderEliminarabrazo
Thanks
Eliminarabrazos.
Es un ladrillo pero sí ...tiene algo que a mi me impidió abandonarlo.
ResponderEliminarJamás lo recomendaría, a nadie.
Las cien primeras páginas me encantaron, sobre todo por todas las referencias al adversario que me entusiasmó.
EliminarDespués es un rollete que solo revive de vez en cuando y al final se te queda una cara como de sí pero no.
Abrazos.
Acabo de terminar de leerlo y aunque efectivamente es un ladrillo y no se puede recomendar a cualquiera, me ha sido imposible dejar de leerlo....
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