martes, 19 de febrero de 2019

¿Cuándo hay que dejar las oposiciones?


Yo estuve sentado en esa sala y si no es justamente en esa sala, que creo que sí, lo sería en otra parecida del Tribunal Supremo. Hubo un momento en el que empecé a tener claro que aquello no podía seguir y sin embargo, había algo en todo aquello que me subyugaba con la belleza inútil de la inercia. Ahora que está de moda el edificio del Tribunal Supremo por el juicio contra el golpe de estado de primero de octubre (que querencia y qué casualidad desde los GRAPO por esa fecha), digo que ahora, se me agolpan en la cabeza recuerdos que, como todos los recuerdos, vienen de la mano de sensaciones poco controlables y a veces lacerantes para mí.

Las personas, incluso las humanas, tenemos como herramienta fundamental para la supervivencia la capacidad del autoengaño. Todos somos capaces de construirnos una narración bella y épica de nuestro pasado que haga digerible, desde una posición de presente, nuestros ridículos y frustraciones de entonces. El porqué de que, con veintitrés años, alguien como yo se pusiera a estudiar oposiciones para juez, tiene algo de chocante y mucho de temerario. No era un estudiante malo, nunca lo he sido, pero la brillantez de mi bachiller con sobresalientes y matriculas no desembocó ni mucho menos en una carrera de menciones cum laude sino más bien en una notable comodidad de bon vivant más inclinado a las relaciones humanas que a las fieles relaciones con los libros.
Fue una tarde tibia en una sidrería de la calle Arenal, correría el 99 o algo así. Estaba sentado en precario, inestable y no sé cómo me fui hacia atrás de la banqueta, quizás empujado por las excesivas escancias y no suficientes viandas y caí al vacío (de un metro) sin asidero posible. Ese fue el momento. Mis casi cien kilos de entonces resonaron en el bar con el peso del desencanto y la evidencia del fracaso. Salió de los excusados mi acompañante, tan rubia, tan brillante, tan amiga como para venir desde Zaragoza a la primera llamada en demanda de auxilio. (De hecho, esa misma noche nos casamos en la fuente que estaba cerca del Almendro, el bar en el que Ismael Serrano escribía canciones tristes; también lo hicimos varios años después con cura y monaguillo, pero esa es otra historia). ¿Te has caído? Me preguntó entre carcajadas. No, ya llevo bastantes meses en el suelo.
Desde entonces he renunciado a poner excusas a aquellos años, a buscar razón más allá de mi falta de capacidad o de trabajo (o las dos juntas) para no superar aquellas oposiciones. He renunciado a tenerlo como un paréntesis en mi vida, más bien lo contrario, fueron años de una intensidad intelectual y afectiva difícilmente repetible que he integrado en lo que soy. A veces sueño con aquellos pasillos del Supremo, aquellas salas preciosas, aquel recargamiento y postureo estético que admiraba con embeleso a la vez que balbuceaba temas mal aprendidos.
Es cierto, que hasta hoy la vida laboral no me ha ido mal del todo y eso ayuda a ver el pasado más edulcorado. Sin embargo, soy de la opinión, ahora en desuso, de que la capacidad de superar el fracaso y de superar el aburrimiento son virtudes todavía poco reconocidas y precisamente fracasar y aburrirse es una de las cuestiones con las que más se convive mientras opositas durante años. Mentiría si dijera que las horas de estudio no me robaron pedazos de mis veintitantos, pero también sería incierto si desestimara todo lo bueno que me trajo.
 Es precisamente cuando veáis que ya no os aporta nada cuando lo mejor es dejarlo.Sobre todo, antes de verte tirado por los suelos piojo de sidra en el Madrid de los Austrias. “Si es que te tenía que haber dejado allí tirado, lo que me hubiera ahorrado” Dice todavía hoy mi todavía mujer.

13 comentarios:

  1. Yo siempre las he dejado antes de empezarlas

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    1. Yo siempre hubiera jurado hacer lo miso que dices. Luego la inercia de las cosas te empuja y al final estoy encantado de haber podido seguir estudiando unos años más, aunque al final no fuera bien.
      Abrazos.

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  2. Saber cuando dejarlo, fácil e decir, difícil de hacer. Hay que ser muy fuerte mentalmente para determinadas cosas. Muy fuerte.

    Speedy

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    1. La decisión de dejarlo va acompañada de otras circunstancias que puedes ver como alternativas.

      Recuerdo a un par de compañeras que estuvieron diez años, el problema a mi parecer es que en un momento se cierran las visiones que tienes y solo ves la opción de seguir y se desarrolla un miedo al vacio exterior.

      Se vende el estudio en esos años como actividad exclusiva y no sé si es una buena visión independientemente del resultado; también alguien puede decir que precisamente por eso me fue regular por no dedicar la plenitud del dia (y la noche) a sacarlas.

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  3. Muy fan de saber aburrirse y fracasar, a cierta edad claro, como aprendizaje.

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    1. En esta sociedad de saturación,rendimiento y cansancio dan miedo los espacios vacios y los tiempos sin llenar. De estos temas habla con mucha profundidad el filosofo Byung chul Han del que ya he comentado por aqui alguna vez tanto con Rorschald como con el Sr NaN. Ahora me estoy acabando precisamente El aroma del tiempo.
      En mi opinión es un autor muy interesante aunque algunas veces, en mi opinión, tiene un buen analisis inicial pero cae en el simplismo de achacar todo a un liberalismo (según él lo entiende) que es el causante de todo mal.
      Bss

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  4. ¿Golpe de estado primero de octubre?

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    1. Para mi quienes se alzan fuera de los cauces legales para derogar, suspender o modificar total o parcialmente la Constitución existente o para impedir que se apliquen las leyes o las resoluciones de la autoridad están dentro de mi concepto de golpe de estado.
      Hay golpes de estado más violentos y otros menos; los hay que han derivado en regímenes democráticos (como el de abril del 31) y otros que han derivado en regímenes totalitarios (como el de julio del 36) pero para mi desde un punto de vista legal ambos son golpes o intentos de golpes de estado ante los que el sistema legal agredido debe defenderse con proporcionalidad y justicia.
      Hoy, me da pánico toda supuesta legitimidad supralegal aunque esté basada en dioses, patrias, pueblos o derechos naturales.
      Igual me extiendo en un post sobre esto.

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  5. ¿Cuando los padres empiezan a poner mala cara al pasarte la asignación?

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    1. jajaja toda la razón.
      No es que opositar genere un excesivo gasto pero si un nulo reporte de un mostrenco de casi treinta. Claro que igual algunos padres lo ven como una inversión.

      Durante los 90 la cuestión más dura era que en algunos grupos (yo no me vi en esas) mientras en una pandilla los supuestos listos iban en bici ganando cero euros opositando y estudiando; los que supuestamente eran los peores de la clase se llevaban 3000 de encofradores con unas motos acojonantes. Ojo y a mi no me parece mal, pero entiendo que a algunos compañeros mios les resultara complicado explicarlo en casa.
      Abrazos.

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  6. Todo se puede resumir en una frase, una retirada a tiempo es una victoria

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  7. jaja ya somos dos ; ) tb conocí esta sala opositando, después la conocí, no sé si esa u otras parecidas, ejerciendo ; ) ( en mi caso solo estuve año y medio, desde el minuto 1 sabía que yo no tenía madera de opositora, pero judicaturas te prepara el ejercicio profesional y como al terminar no tenía claro hacia donde tirar, me metí ahí; ) pero al presentarme y ver que había gente que llevaba 7 años a 11 horas por día estudiando, me dije, María, esto no es para ti ; )
    Así que tb eres abogado jajaja sí que tenemos cosas en común ; )
    Lo que no me enteré mucho es cómo desde Zaragoza, llegó tu mujer a recogerte del suelo en Madrid jajaja bueeno el caso es que te recogió y seguís recogidos.
    ¡Me alegro mucho!

    ; )

    Vuelvo a la entrada actua...

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  8. Con un final así, da igual los años que le hayas dedicado... te llevaste el mejor premio 😉 Besos.

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