"Cannery Row in Monterey in California is a poem, a stink, a grating noise, a quality of light, a tone, a habit, a nostalgia, a dream. Cannery Row is the gathered and scattered, tin and iron and rust and splintered wood, chipped pavement and weedy lots and junk heaps, sardine canneries of corrugated iron, honky tonks, restaurants and whore houses, and little crowded groceries, and laboratories and flophouses.Its inhabitants are, as the man once said, 'whores, pimps, gamblers and sons of bitches,' by which he meant Everybody. Had the man looked through another peephole he might have said, 'Saints and angels and martyrs and holy men,' and he would have meant the same thing"
Cuando una novela empieza así, es imposible dejarla. Esa ráfaga de sustantivos iniciales te acribilla a bocajarro dejándote casi sin aire, los adjetivos contradictorios prestan gotas de su esencia para conformar ese olor a barrio de pescadores que inundará ya todo el libro. El olor a salazón, el olor de puerto a deshora, pero también el olor de los sueños, las vidas, la gente que entra y sale del texto sin que nadie le pida cuentas, la vida a medio enseñar que oculta cuatro novelas posibles de cada personaje, la vida que pasa sin pasar (más bien sin que pase nada distinto al ir pasando).
Y sin darte cuenta estás en medio de un arrabal enlatado, (sardine canneries of corrugated iron), en medio del almacén de pescado, del barrio en las afueras, de un mundo propio donde las esperanzas conviven, con putas, chinos, desencantos e ilusiones. Y tomas aliento y si es posible relajas el ritmo oloroso (digo doloroso) de las descripciones y descubres que como nada va a pasar, lo mejor es irte haciendo a los personajes e irles pillando un cariño tierno e irremediable.
Hay trozos de poesía, diálogos trepidantes, crítica social, pero sobre todo ironía una fuerte ironía mezclada con una filosofía de vivir que se hace más fuerte por las características de los personajes.
No lo sé – respondió-. Los he examinado recientemente. Son unos animales muy vulgares, y una de las cosas más vulgares que hacen es levantar la cola. Y en ningún libro se menciona el hecho de que levanten la cola ni se explica la razón de ello.Hazel puso patas arriba a una de las cucarachas empujándola con sus mojados zapatos, y el brillante insecto luchó desesperadamente para volver a su posición normal.–¿Y por qué cree que lo hacen?
–Creo que están rezando -dijo el doctor.
–¡Qué! – Hazel se escandalizó.
–Lo notable no es que levanten la cola -dijo el doctor-;lo verdaderamente notable es que nosotros creamos que lo es. La única medida de las cosas somos nosotros mismos. Si hiciéramos algo tan extraño e inexplicable como eso, estaríamos probablemente rezando. Por lo tanto quizá también ellos rezan.
–Salgamos pronto de aquí -dijo Hazel.
Me encanta…¿qué colleja más certera y sutil a la religión de meapilas? Pongo otra ironía laboral… aunque viendo lo que estamos viendo estos días igual no es tan ironía.
–No -dijo Mack con rapidez -. Tenemos una buena fama y no debemos deslucirla. Cada uno de nosotros conserva su empleo durante poco tiempo. Por esta razón tenemos trabajo siempre que lo necesitamos. Si tomamos un trabajo de meses, perderíamos nuestra reputación. Cuando necesitemos trabajo nadie nos lo dará.Los demás inclinaron la cabeza en señal de aprobación.Dos generaciones de americanos saben más de la bobina Ford que del clítoris, del sistema planetario de engranajes que del sistema solar.
–¿Qué le habrá pasado a Gay? – preguntó Eddie. Era la primera vez que hablaban de él.–Cualquier cosa -dijo Mack -; no se puede confiar en los casados. Por mucho que les molesten las esposas, siempre vuelven a ellas. Se ponen a pensar y vuelven a casa. No se puede confiar en ellos. Mirad a Gay, por ejemplo: su mujer le pega, pero os aseguro que en cuanto lleve tres días separado de ella, pensará que él es quien tiene la culpa y regresará a su hogar.
No conocía a Steinbeck, miento si que lo conocía, lo conocía por un libro gordo que ha habitado toda la vida en casa de la Consuelo y que incluía al este del edén y la perla, pero nunca me había atraído, (quizá por esa manía que como floppy siempre he tenido a james dean y a luck perry). Y es entonces que la milcomentarista molinos lo recomendó en su milcomentado blog. A Molinos le tengo miedo porque lo mismo me recomienda genialidades como criminalidades insufribles tipo Hudsvedt, pero la verdad es cuando me acierta, lo hace de verdad y en este caso lo ha hecho. Sin duda leedlo
Muchas gracias Mo por la recomendación. Un diez. Me encamino a Dulce jueves que es la segunda parte de este.
PS_: Hay una cita muy larga que es un lujo para charlitas de autoayuda tipo el arte de ganar amigos e influir en los demás que decía Carnegie…o igual era Cannery… (estos juegos de palabras me van a matar) a ver si puedo y la enlazo externa porque aquí me quedaría muy larga.
De nada.
ResponderEliminarPero es para matarte ensuciar una reseña sobre Cannery con esta frase "Esa ráfaga de sustantivos iniciales te acribilla a bocajarro dejándote casi sin aire, los adjetivos contradictorios prestan gotas de su esencia para conformar ese olor a barrio de pescadores que inundará ya todo el libro" ¿
No has aprendido nada de Steinbeck?
Sencillez, sencillez, sencillez.
me alegro de haber acertado esta vez.
seguimiento
ResponderEliminarPues yo no diría que es sencilla. Para mí fue dificilísima de leer. Yo la leí en inglés y me costó muchísimo precisamente por la riqueza de vocabulario que emplea.
ResponderEliminar¿Tú te la has leído en inglés, Consu's? O lo de la traducción viene por otro lado?
A mí me gustó mucho, pero ya digo que no utilizaría la palabra sencillez, sino precisión.
Gracias moli, pero yo releo mi frase de la reseña y me sigue gustando. Es verdad que un poco ensortijada, pero no iras a descubrir ahora mi estilo farragoso.
ResponderEliminarUn moliniano confeso.
Uy nd en español of course, mi b1 no llega ni de coña. Es cierto que tenía versión en inglés para cuando me chillaba la traducción, pero de ahí a leerlo en ingles...
ResponderEliminarY estoy contigo no me parece que escriba sencillo.
Cannery Row ha sido uno de los varios grandes consejos de Molinos. Con “Dulce jueves”, que se deja leer, no se puede comparar ni por el forro. Es una algo lamentable secuela. Steinbeck es un escritor prolífico y muy irregular. Esta tarde voy al Español a ver “De hombres y ratones”; ya veremos.
ResponderEliminarPara mí, hay tres libros esenciales sobre pequeñas poblaciones estadounidenses: para los “tiempos antiguos y rurales”, “Winnesburg, Ohio”, de Sherwood Anderson; para los primeros tiempos de la industrialización ya completada, “Cannery Row”; y para los tiempos actuales, con todos los lazos sociales desechos, “Knockemstiff”, de Donald Ray Pollock: la dureza convertida en estupidez.
Creo que leer los tres libros seguidos es un ejercicio excelente.
Mira por donde estoy yo también con Tortilla Flat y la verdad es que me gusta.
ResponderEliminarMe he leído el post un poco en diagonal porque quiero leer el libro sin saber mucho de él.
ResponderEliminarAl este del Edén, no es su mejor novela. De hecho en la edición que yo tengo, el prólogo de Vargas Llosa se llama "Elogio de una mala novela", pero no dejes de leerla por la idea que te hayas hecho vía James Dean, porque no tiene mucho que ver. A mí me encanta.
Haz el favor de leer "La perla" YA.
ResponderEliminar¿Porqué has enlazado la palabra "martyrs"?