El que tras leerme de un trago 540
páginas de El mal de Corcira la principal crítica que se me ocurra sea que me
ha sabido a poco y que Lorenzo Silva ha dejado demasiados filones por explotar
dice mucho a favor de esta novela. Es como si los dos libros anteriores (el de
los escorpiones y el de los bitcoins) hubieran sido nada más que esos asaltos flojos a
mitad de pelea que no sirven para nada y en los que los boxeadores solo quieren
coger aire para afrontar el final del combate.
Cuando digo filones por explotar,
entendedme, no estoy diciendo cabos sueltos (eso es impensable en Lorenzo
Silva) sino personajes que son oro y que han estado bien trabajados pero que
al final aún les quedaban varios pases más por recibir para lograr la faena histórica que
tenía a su alcance. Y es que aunque que se merezca de largo dos orejas y tres vueltas al ruedo no deja de darme rabia que haya estado tan cerca del rabo (como dijo jenna jamesson) y de ser una de las
obras para recordar de la novela policiaca de los últimos años cosa que aun así
está en condiciones de serlo.
¿Cómo perdonar que deje sin
detallar una entrevista final con la madre de Igor? ¿Cómo perdonarle que Haizea
no se demore con Vila en conversaciones largas y lentas sobre el amor y la
guerra? ¿Por qué se reserva a Sopelana para el final y no mete por medio un
capítulo en la carcel? ¿A dónde está llegando Chamorro en su vida personal ya cercana
a la “la marca del meridiano”? ¿Hasta me
da rabia no saber más del asesino de la primera página y su historia? Esfuerzos
ímprobos hago para que no se me salte ni una gota de spoiler de este buenísimo
libro.
El libro habla de la Eta y lo que
fue el País vasco de entonces visto desde ahora, pero habla también de toda una
época: músicas , recuerdos, referencias de aquellos finales de los ochenta y
principios de los noventa. No solo habla de vascos, también habla de nosotros
que estábamos en la universidad, de los primeros conatos políticos, de
militancias improbables, de ideologías medio crudas a las que faltaba el
horneado que dan las lecturas contradictorias, los viajes y la edad; de
aquellos sexos universitarios en donde confundíamos las masas con las nalgas
que cantaba el maestro Aute. Y este es a mi modo de ver una de las grandezas
del libro: ver los mismos hechos desde dos tiempos distintos.
“Con lo que hemos sido y a lo que
hemos llegado” suelo decirle a mi amigo N “No te engañes nunca fuimos nada” siempre me
contesta. Y esa es la lucha: Por una parte, la tentación de idealizar aquellos
tiempos (para bien o para mal) y por
otra el jarro de agua fría y realidad que siempre arroja Vila sobre las cosas de manera excelente. Igual
hace mi amigo “Éramos unos gañanes, más vale que no te recuerde todas las
banderas que ondeaste y estupideces que pensabas cuando te arrullabas con cervatillas
de uno y otro extremo político” me dice N cuando en un ataque de nostalgia me
pongo mimosín y estupendo quizá recordando alguna Haizea vasca con ojos color
tierra.
También de eso va el libro de la
estupidez de los extremos, de los trozos de vida que nos vamos dejando en
nuestra juventud defendiendo idioteces. (No puedo dejar de acordarme de esta brillantísima intervención de Fernandez da igual donde estéis políticamente escuchadla sin prejuicios)
Es cierto, la política está detrás del libro y aunque no lo quiera Silva está condenado a que se plantee un combate Silva de Vila vs Aramburu
de Patria. En mi opinión en lo literario gana don Lorenzo de calle, (ver mi reseña de Patria) pero es que
en lo político hablan de cosas distintas o al menos desde distintos puntos de
vista. Aramburu critica la equidistancia y la hiriente neutralidad mientras
Silva critica el extremismo; Aramburu se centra en el nacionalismo del árbol y
las nueces y Silva se centra en los rizomas y en las hierbas malas que se
reproducen descontroladamente esquilmando el suelo que colonizan en un sitio y
en el otro. Lo que tenemos que tener claro es
que El mal de Corcira es una excelente novela pero no porque estemos a favor
o en contra de los que dicen sus protagonistas sino porque está cojonudamente
bien escrita, emocionante en su trama y estructurada con habilidad, adoptando unos
personajes que vienen de lejos (con su historia) lo que la hace aún más difícil y a la vez más
interesante para los fieles.
Yo en algunos trozos he
discrepado mucho de Vila (o de Silva, no sé quién es quien). Estoy seguro de
que Silva no quiere jugar a la equidistancia ni a la neutralidad (sus gruppis
verdes no le dejarían), pero a veces sorprendentemente se le escapa y cae en la
trampa del vocabulario de guerra como si hubiera dos bandos. Discrepo hasta del
título ¡qué guerra civil ni que leches es que unos neguríticos forrados y jesuitas
meapilas socialicen a una generación entera en el odio y en el nacismo aranista!
(No entiendo que los curas no tengan más que tres líneas en todo el libro) ¡Qué
mierda de guerra civil es que unos descerebrados con tricornio vayan de
salvapatrias torturando y enterrando en cal viva por muy afectados que estén ! Y
es en este punto de la doble crítica donde me reencuentro con Vila y comprendo
lo que quiere decir y a lo mejor no discrepemos tanto.
No fue una guerra civil, fue un grupo
que se creyeron que su verdad les permitía matar y que fueron inconscientes de la ridiculez de las guerras Fue el silencio de muchos de nosotros ¿cómo podemos criticar el
peneuvismo por mirar a otro lado y a la vez justificar el gal y jugar a las
ecuaciones sin X? Yo particularmente no les concedo, como sí que hace Bevilaqua, ni siquiera esa presunta ideología de
revolucionarios de corchopan mamada en libros sesudos de marxistas decrépitos.
El estilo y los trucos nos traen
al Silva genial que conocemos de siempre (también con algunos de sus vicios
incorregibles): El inicio trepidante, el segundo capítulo (y alguno mas) sobre la filosofía
de la vida, la llamadita de Pereira para mandarlo de viaje, el muerto
complicado, la guía lonly planet que se empeña en endiñarnos de cada ciudad (y
que cansa un poco), las varias posibilidades que se abren muy bien planteadas, el Mc Guffin de
marras, los brillantísimos interrogatorios, el visionado de videos, en esta ha
moderado notablemente el repasar en cada frase la escala de la guardia civil. (Referirse
por el nombre resulta más cómodo al lector de verdad Lorenzo), las moralinas en
las que ya no se sabe si es Lorenzo o Ruben quien habla, la legalidad buenista
(a veces merengona, déjelo hacer algo malo alguna vez, hombre. Igual mi esperado
Lopez (Atienza) sabe algo de él ocultable) las referencias literarias y
musicales (a veces muy gafotas) y esa tensión Luz de Luna que en mi opinión
después del piquito o más de Algecirás no ha sabido (o querido) solventar en
esta novela. Rosas, Joseba, Alamo, Pereira, Vila y detrás esa pelea entre el delincuente
nato y esa creencia de Vila de que cualquiera podemos caer en el delito si se
dan las condiciones concretas de orgullo, interés o miedo.
El mal de Corcira tiene la
grandeza de unir punto a punto de 25 años de personajes con una impecable normalidad,
como si esta novela la hubiera escrito al principio y el resto de los libros
hubieran venido detrás. Nada desencaja y hasta me he molestado en releer alguno
de los últimos que hubiera querido olvidar y todo cuadra perfectamente como si
los personajes no fueran inventados sino reales sin esos saltos tan raros que
daban en Patria y que tan poco me gustaron sin ir más lejos.
Puede que tenga algo que le sobre
(quizá tanta moralina) y como he dicho al principio quizá también algo que le
falte (terminar del todo algún personaje) para ser en mi opinión una obra redonda,
pero la verdad es que si no lo es, está muy cerca de serlo. Leedla.
Otras reseñas que he escrito de libros de Lorenzo Silva
Hola TXELOS, qué tal el fin de verano?
ResponderEliminarYa q no hay nadie por aquí entro a comentarte una cosa, pq ayer saliste en conversación. No he leído el libro y no tengo ninguna intención, pero mi suegra me preguntó por tu blog, pq recordaba q eras lector de Silva, y quería leer tu crónica. Ella lo ha leído y te cuento un detalle q me dio(y q tal vez enlaza con la polémica q ha habido por parte de los de la banderita-de-ejpanya en twitter sobre el cartel de "Patria"). Mis suegros vivieron en Guipuzcoa durante aquella época, y tiene claro q aquello q dice el guardil de "Nos odian todo lo que un ser humano puede odiar a otro" y no poner el otro lado no es real, a ellos mismos los paró una vez una pareja con capa y tricornio y les pidió los DNI y después de mirarlos les espetó de malos modos: "Vasconavarros, os tengo un odio que no os puedo ni ver". Sobre Intxaurrondo todo el mundo de allí sabe exactamente lo q pasó... eso de q un personaje "no deja q desnuden a su novia" en un tercer grado es ofensivo para lo q tuvieron q soportarlo (ellos conocen a uno q acabó en el hospital de la paliza q le dieron, mientras su novia desnuda estaba delante, los representantes de la ley y el orden riéndose). Eso también pasó. Y es inadmisible, pq el Estado no puede rebajarse a hacer lo mismo q una panda de iluminados, estaremos de acuerdo. Así q el personaje de (hablo sin leer, pero me fío mucho de mis suegra) Bevilackua es totalmente increíble.
Bueno, no quiero entrar en debate sobre la novela, obviamente no la he leído, solo quería dejarlo como alguien no sospechosa de simpatías abertzales (ni yo, ni mi familia política).
Por cierto, has ido a ver "Las ninias"? Bueno bueno... la directora era del grupo de amigas de Fashion y está basado en mi colegio.. el del "Paseo de los pájaros q cantan bien"... qué pequenia es Vetusta. Tengo ganas de verla; he visto algún clip y ERA ASÍ (para las nacidas en 1980, como la directora y mi hna)... imagina para las q somos algo mayores :)
Muchos besos
di
El libro no contradice para nada con lo que comentas de hecho por eso se larga, porque no está de acuerdo con la generalidad de lo que ve en su cuerpo.
EliminarEl problema es querer dar narraación al comportamiento de los que están fuera de la legalidad,tanto etarra como de los polis. Y ese es en mi opinión el choque en el personaje: el quiere estar dentro de la legalidad aun odiando. El odio es un sentimiento por el que no se va a la carcel, a la carcel se va cuando ese odio se difunde o se manifiesta en actos delictivos.
Lo del cartel de Patria son cosicas del marketing que ni me meto, mientras se hable y se escriba es publicidad gratis. Sin más.
EliminarLa veré pero el libro me gustó tirando a poco. ya lo puse en el post que enlazo
http://elchicodelaconsuelo.blogspot.com/2017/01/patria-aramburu-y-el-dia-que-el-txato.html
Las niñas la tengo apuntada para verla. A ver si pasa el bichito y vuelvo al cine.
El verano bien. Por las montañas que se estaba mu bien, bastante aislado y la gente era bastante cuidadosa. Aunque con una cobertura de horror para bloguear.
Besicos.
Es la primera vez que leo a Silva. Aún estando de acuerdo en que el estilo de la novela pueda gustar, no puedo pasar por alto la figura del comisario Vila tal como nos lo ha presentado: es de un buenismo tal que más que un policía parece una hermanita de la caridad. Tan bondadoso, tan educado; los interrogatorios que hacían en Intxaurrondo lo más que se permitía era poner una capucha... ¡Venga ya! Todo un padrazo.
ResponderEliminarLo siento. El personaje de Vila no hay por donde cogerlo.
Es la primera vez que leo a L. Silva.
ResponderEliminarAún estando de acuerdo en que el estilo de la novela pueda gustar, la figura que nos ha presentado del comisario Vila no hay por donde cogerla. Es de un buenismo tal que parece una hermanita de la caridad: tan bondadoso, tan educado; en los interrogatorios en Intxaurrondo lo más que se permitía era ponerles una capucha. ¡Venga ya! Un policía no, un padrazo es el tal Vila.
Lo siento. No es creíble esa figura de comisario que nos ha presentado Silva.
Después de diez libros el personaje de Vila es como es. Correcto,moralinas,legalista... que casi siempre hace de poli bueno.Ese es el personaje construido y el que se encuadra en cada libro, es decir no construye un personaje para este libro específico por la temática concreta.
EliminarOtros autores los pintan de otra manera, el Mendez de Gonzalez Ledesma es un paralegal de lo social, el Estevez de Domingo Villar es un pegón. Plinio de Garcia Pavón todavía es más madre. Por que son personajes no el paradigma de cada cuerpo en ninguno de los casos.
Sin destripar otros libros Lorenzo Silva habla en no pocos casos de corrupción en la guardia civil, de maltratos físicos... En ningún caso dice que todos los guardia civiles son buenecillos como Vila.
A mi modo de ver precisamente esa es la riqueza del personaje. Un poli legalista y correcto en un marco de violencia descontrolada (e inutil), las dudas que tiene al realizar determinados servicios el porque está cuando está y se va cuando se va.
Además en el momento de la historia es un guardia más o menos bajo en nigun caso hace de jefe.
Dale otra oportunidad en algun caso menos politizado como en La marca del meridiano y disfruta de los dialogos.
Abrazos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBon jorno!!! Nota: esa Di q ha comentado debe ser mi suegra... yo no lo he leído como dije.
ResponderEliminarMe alegro q por la montanias bien...
muxus!!
di
Me lo imaginé. Jejeje Me alegro mucho q se lance a comentar en este blog.
EliminarBesicos a las dos.
jajajaj igual puedo montar un blog titulado "La nuera de la P." :)
ResponderEliminarMooooooola.
EliminarHas sustituido a la original Diva por la Sue.
O igual también es un personaje imaginario.
Qué memoria!! En tiempos inmemoriales entraba como "Sue"... Vaya con "mis personajes", se rebelan! Igual el blog se tendría q llamar "La suegra de la Di" :)
EliminarEse Di, no sé de dónde ha salido. Se coló ahí porque de ninguna manera lo he puesto yo. Ni lo había visto. Mucho menos con intención de que pareciera escrito por otra persona que no fuera yo.
ResponderEliminarMenuda risa me está dando, porque esto es cosa de brujas.
¿Será mi subconsciente...? Hala, que lo analice la experta.
uffff
EliminarSi le hablas de subconsciente igual te retira el saludo
Bajada.
Bienvenida en cualquier caso.
Ya he encontrado la respuesta a la brujería.
ResponderEliminarEl dedito ha ido donde no debía.
Mis disculpas...
El mejor de los últimos, me ha gustado
ResponderEliminarA mi también, pero es que de los últimos el de los escorpiones y el de los bitcoins eran tufarrilla total.
EliminarPara mi este y el de la marca del meridiano están aun nivel alto similar, no sé que opinas.
Bss
Perdona que no había visto la pregunta. Sí yo también creo que está al nivel de La marca del meridiano. Pero como no evolucione un poco más los personajes voy a abandonar.
EliminarLos casos y las historias están bien, pero te acabas cansando de tanto comandante,a sus órdenes... Y diálogos de este tipo un poco (a veces un mucho) vacíos y demasiados. Se hace aburrido.
Éste no está mal, pero echo en falta la frescura y la chispa de los primeros libros. Sí la evolución es al aburrimiento y al modo zen de los personajes (ni sienten ni padecen) pues...
En fin, gracias a este libro leeré el próximo.
Totalmente de acuerdo contigo. Y lo de la guia lonely planet de cada ciudad tambien cansa, suena un poco a fin de etapa patrocinada de la vuelta a España.
ResponderEliminarPero bueno tambien tiene muchas cosas buenas en sus libros.
Yo le seguiré leyendo, no sé, ya le he pillado la costumbre. Además los post q escribo de los libros de Lorenzo Silva están arribisima en las busquedas de google. Yo alucino con los algoritmos de google, las superlibrerias se gastaran dinerales en posicionadores y llega un garrulo juntaletras como yo y me meto entre las primeras busquedas si pongo opinion mal de corcira lorenzo silva.
Por cierto la peli de La flaqueza del bolchevique la vi hace poco y mr encantó con Tosar y Valverde puffffffff
Abrazos
La eres un "juntaletras" interesante para las críticas, ya te he visto jajajaja.
ResponderEliminarA mi la película me gustó más que el libro y es por la actuación de Tosar y Valverde, sin duda.