Cuando pasa el tiempo, lo
importante no es tanto los libros que has leído sino más bien el recuerdo de
los libros que has leído. Por eso, el resumen lector del año 2018 lo voy a
hacer sin revisión y sin papeles, solo de lo que recuerde y me venga a la
cabeza y ya si eso luego, lo completaré mirando la lista y abriendo algún libro
o post para complementar.
Andaría avanzado el mes de junio,
cuando saqué de la biblioteca el libro de Santos Julia La transición. Es un
libro denso y repleto de personajes que lejos de quedarse en el feliz retrato
del 75, se remonta hasta el final de la guerra civil para enumerar las veces
que, desde entonces, se han propuesto soluciones transaccionales a las dos
Españas enfrentadas. Lo primero es que esta visión frentista de la república ha sido precisamente alimentada por el autor toda su vida (al alimón con
Javier Tusell y los demás llamados hispanistas británicos) vendiendo la idea de la
segunda republica como el planteamiento de dos Españas una democrática y
republicana y la otra totalitaria y fascista que nos condujo a la guerra
civil. Este es un planteamiento que me resulta simplista y sin matices y del
que ya hace tiempo que me llevaba rondando por la cabeza dedicar un rato de
lectura (y escritura). Y fue este verano largo y de padre soltero por el
pirineo (mi santa se quedó de rodriguez dizque trabajando) que utilicé para
cumplimentar mis deseos.
A mi entender es muy complicado
explicar muchas cosas del primer tercio del siglo XX en España sin leer algo de
ese siglo XIX español al que se pasa bastante por encima en la escuela. El
siglo XIX español me resulta como esas chicas sugerentes que quedan en un
segundo plano del grupo, y cuya verdadera belleza solo descubres cuando quedas
al día siguiente para tomar un carajillo tranquilo de media tarde. El siglo XIX
ni es tan anodino, ni es tan sencillo y además explica mucho de lo que viene
después. Es difícil querer estudiar la segunda republica sin tener un conocimiento
al menos básico de lo que sucedió en España en el siglo anterior. Y en eso fue a
lo primero que me dediqué haciéndome esquemas para ordenar precedentes.
Interesante el baile de generales isabelinos, Prim y el sexenio democrático, la
primera república y el turnismo útil y falsario de la restauración. Muy
interesante conocer la vida del duque de Montpensier, nieto, hijo, cuñado,
suegro y abuelo de reyes que siempre quiso serlo él de España y nunca pudo. O
los juegos de cama de la reina Isabel palito palito a quien, como decía mi
profe de político: “la revolución le pilló en sansebastian, pero a la reina la
pillaba casi cualquiera en cualquier sitio”.
Entre todos los mitos que de la
república se han construido, es el de Azaña el más bello, épico y al mismo
tiempo el más falso de todos. Es cierto que Alfonso XIII es el más nefasto entre
los reyes españoles (y mira que los hemos tenido variados), pero,
por mucho que diga la ortodoxia, los dos presidentes republicanos que le
sustituyeron tras el golpe de estado del 31 (don Niceto y don Manuel),
heredaron de él sus perores artes en el borboneo y el sectarismo caprichoso,
sazonados además de un odio recíproco y una erudición petulante y despreciativa
hacia todos los demás, que explican muchas de las decisiones erradas que tomaron
y nos encaminaron al desastre.
Ya sé, ya sé que os llama la
atención que al sacrosanto advenimiento republicano del 14 abril del 31 yo lo
tilde de golpe de estado, pero es que esto de la nomenclatura partidista para
definir golpes y revoluciones españolas según filias y fobias se las trae. En
España en este periodo hubo cinco intentos o golpes de estado: el intento de
Galan y Hernandez, el del 14 de abril que obligo al rey a irse, el del 32 de Sanjurjo,
el intento del 34 de Asturias y Cataluña y el golpe de estado del 36. Ni lo del
36 fue un alzamiento nacional, ni lo del 34 fue una revolución, ni lo de galán
fue una sublevación; lo del 32 por supuesto que no fue una sarjurjada graciosa y
sevillana, pero sobre todo el 31 fue un golpe de estado en toda regla, que
igual tenía vocación positiva y plausible, puede ser, pero nos pongamos como
nos pongamos, un golpe de estado como los demás.
Claro, con estas premisas
subjetivas, iconoclastas y críticas ponerse a leer, una vez más, la ortodoxia
de la segunda república española según Juliá, Tusell y Preston conlleva el
riesgo de caer en el cabreo absoluto o en el sueño más tedioso. Para leer lo
mismo que llevamos leyendo desde la transición, siempre hay tiempo y por eso me
lie todo el verano a buscar y leer autores proscritos. Es cierto: parciales,
críticos, revisionistas pero al menos son historiadores que dan una visión
distinta a la tradicional con la que estoy tan en desacuerdo. Excluí de entrada
al terrorista Pio Moa y al predicador Cesar Vidal (que para escuchar música
sureña está bien pero como historiador deja mucho que desear). A Federico ya le
había leído La ultima salida de Manuel Azaña, así que buscando buscando caí en
los brazos revisionistas, derechones y paternales de Ricardo de la Cierva. Ya
sabía que no era objetivo, lo elegí yo, nadie me engañó. Pero me lo he pasado
de miedo zampándome uno a uno sus Episodios históricos de España: desde El mito
de Azaña (25) hasta Ante el Alzamiento (33) cuyos “objetivos títulos” ya os
pueden dar una idea de por donde van los tiros. Me paré en julio del 36.
Lo primero que hay que decir es
que Ricardo de la Cierva escribe muy, pero que muy bien y lo segundo que no engaña a nadie. Es
cierto que mezcla sin muchas contemplaciones hechos históricos con opiniones más
que discutibles y que las opiniones siempre van por el mismo lado, pero ya
íbamos advertidos: El advenimiento de la república fue ilegitimo, la
constitución del 31 fue una imposición partidaria, en las elecciones
republicanas especialmente en las del 36 hubo pucherazo, Azaña fue un
minoritario ensalzado por los historiadores, la llamada revolución del 34 fue
un golpe socialista que condujo a la guerra; el falangismo y el comunismo eran
residuales, tras las elecciones del 36 llegó la primavera trágica cuyo
desgobierno y permisividad con los movimientos anarquistas llevaron a un punto
de desorden que avocó a los patriotas militares a alzarse en movimiento militar
y ciudadano ante el riesgo de un golpismo comunista. Lo que más me ha gustado es el
orden y tensión narrativa como si fuera una novela y también como va dibujando los perfiles de
los protagonistas desde su punto de vista. Estas lecturas me han llevado a un
segundo y tercer grupo de lecturas que os paso a contar.
Tras los episodios partidarios de De la
cierva ha sido obligado acudir a las fuentes y a una visión directa de los protagonistas.
¿Dónde se encuentra esto? En las biografías y memorias de los distintos
presidentes y miembros de los gobiernos republicanos y ahí he caído en el consumismo más indiscriminado gracias
(por culpa) a Iberlibro (este verano el concepto de compra por impulso tiene mi
nombre). Me he comprado en papel Así cayó Alfonso XIII de Miguel Maura, las memorias de Martínez Barrio, las de Chaparieta. La paz no fue posible de GilRobles y alguno más que ahora se me olvida. Saqué de la biblio las nefastas
memorias de Alcala Zamora, los interesantes diarios de Azaña y pesque por la
red a La pasionaria y Las memorias de Lerroux donde se dedica básicamente a
poner de chupa de domine a don Niceto. Todo a la vez, todo en un barullo
mientras cogía notas en mis cuadernos de colores, y una cosa me iba llevando a
la otra y así de entretenido que me he pegado el verano y su continuación.
Pero mi cabeza
se hipertexta y se dispersa cuando lee (bueno se dispersa siempre) y de repente van
saltando sobre, o en paralelo a la narración acontecimientos, historias,
periodistas que me llaman la atención y nombres de los que poco sé y quiero
saber. Me leo La revolución de Asturias de Chaves nogales y me lleva a sus
libros de viajes, me leo el Advenimiento de la república de Josep Pla y me
lleva a su magistral Cuaderno gris traducido por Ridruejo (una obra maestra quequiero paladear lentamente); Ortega y Gasset y sus filosofías, la historia de amor de la Duquesa
de Villahermosa y Jose Antonio Primo de Rivera. Me reencuentro con AlvarezJunco (historiador que me tiene enganchado) y paso a su estudio sobre el origen
del anarquismo y a su análisis del populismo lerrouxista, descubro a Fernando del Rey y Ruiz Manjón de los que no tenía ni idea. No sé que libro acabo ni
cual empiezo, tomo apuntes voy y vuelvo y solo sé que me lo paso estupendamente
y eso me basta…
Bueno y aquí me
quedo, primer arranque de recuerdos lectores del 2018. No es que me haya ido
por las ramas es que casi no vuelvo
En el próximo capitulo la filosofía
rupturista de Byung Chul Han que me recomendó Rorschach. Y así seguimos con esta
serie de “ponga un post ladrillo en su vida” que estoy marcandome este 2019.
Lo peor de la guerra fue la posguerra. Creo que eso es indiscutible.
ResponderEliminarA Jose Antonio le estoy muy agradecido. Cuando iba a casa de mi abuelo, mi madre se iba corriendo a su habitación y se metía debajo de la cama porque decía que era un hombre malo. Para demostrarle que no lo era, le regaló un proyector Pathe Baby con muchas películas graciosas y de dibujos animados. No sé si mi madre cambió de opinión, pero a mí me regaló una infancia no habitual.
Ya he leído un par de libros del Chulo Jan, conocido así por su nombre poco pronunciable.
Pues, Sr NaN, no le sé decir porque yo solo he llegado al golpe del 36, no soy yo mucho de leer sobre guerras.
EliminarIgualmente Jose antonio es un personaje que me atrae tirando a poco. En la republica hay mil personajes de lados diversos que me son mil veces más atractivos de estudiar.
jajaja que graioso lo de chulo jan. ya hablaremos de ´él. Qué libros te has leido???
Abrazos.
pues tendré que repasar las librerías para encontrarlos y saberlos.
EliminarSiempre se me ha atravesado el nombre y no logro recordarlo. Por eso en Tipos Infames libros de ese autor que no es chino pero tiene un nombre difícl.
Lo que recuerdo es que losleí con placer y, espero, con provecho. Son asuntos que te forman y se quedan dentro, aunque no los recuerdes.
Aunque el tema no da para reír, lo de post ladrillo te ha quedado muy realistamente cachondo.
ResponderEliminarSe agradece el repaso y la opinión, e igual es tiempo para hacerse con muchas de esas recomendaciones y aprender de la historia real de este país, aunque solo sea para no cometer los mismos atropellos y tragedias.
Gracias.
Yo no aventuro a decir que lo que he leido este verano sea la verdadera historia, pero al menos es una visión distinta a la que estamos acostumbrados por los historiadores oficialistas.
EliminarAbrazos.
Chaves Nogales y Pla son GRANDES.
ResponderEliminarEl resto ni idea.
El cuaderno gris me tiene enganchado, pero me lo dosifico a sorbos. Incluso alguna vez como lo tengo en su lengua originaria me aventuro a su lectura con todas mis limitaciones.
EliminarChaves Nogales lo tengo más pendiente.
Bss
El de Pla es un pendiente.
ResponderEliminarVete haciendo a la idea de leer alguna vez los tres tomitos de los Diarios de Iñaki Uriarte.