El mes de enero me ha rebosado por los márgenes en una crecida desmedida y provocada de ansiedad y desaliento. Me sale escribir un post lángido, cansado, pero no me da la gana porque sé que la culpa es mia en ese recurso de autoagresión que a veces me inflijo intentando eludir el problema colapsando el conjunto.
Como si fuera el ratón de mi propio experimento saturando todos mis sensores. Qué bonito lo que dice el diccionario de saturar: aumentar la señal de entrada en un sistema hasta que no se produzca incremento en su efecto. Osease quedarse insensible por hartar de estímulos los receptores. Gritar muy fuerte para no oir la afrenta.
Una manera de abarrotarse, de llenarse de deberes hasta que no se puede más, hasta caer derrotado de cansancio mental por acumulación de tareas. Hasta que desiste el sueño y el propio estres te mantiene a flote dandote a entender que ya no necesitas comer, ni dormir. El cuerpo que se come al cuerpo en la imposibilidad de llegar más allá, tan solo desafiando el ahora mismo con cada una de sus exigencias.
Sufriendo y disfrutando a la vez en un juego masoquista que sirve de reto para desafiar el límite, hasta donde llegas, hasta donde puedes llegar. Sin suplentes, sin red, andando de puntillas por el pretil del congosto, aguantando diez segundos más la apnea en lo profundo, viendo nadar a tu alrededor peces de colores que no sabes ya si son del paraiso o del preludio al infierno.
No escribir, no leer, no ver de tanta luz. Quizás después de esta vez ya no jugaré más con fuego porque ya me hago mayor para estas aventuras de deportes extremos. Es dificil convivir con el odio hacia los fantasmas que se desvanecen por etereos, ver que atropella el tranvía a tu verdugo justo en el momento en el que le ibas a pegar tres tiros para evitar tu propia muerte y encima te deja con esa sensación de culpa no resuelta mezclada con la insatisfacción de la venganza no consumada.
No se puede salir de un barranco a mitad de recorrido, me decía un monitor de montaña a mi que solo ando por senderos. Nunca es demasiado tarde para bajarse del tren laboral en marcha. Y mientras tanto la lluvia dura que cae que titulaba Carpenter, el frio gélido que arrecia fuera, la carcoma que agrieta y la extraña querencia a abrir parentesis para saberte un ser que todavía piensa y existe.
Estudiar como desague, estudiar como una manera de saberse, estudiar para eludir el monocultivo laboral y personal. Estudiar como siempre en mi vida, como flotador para eludir la incertidumbre. Cuando no sé qué hacer estudio. Y cuando no me da tregua el tiempo lo estiro hasta estenuarme y caer derrotado. Joder y eso que no quería que fuera este un post lastimero.
PS-. Os dejo una de las maravillas de Esclarecidos, uno de mis mas favoritos de mis grupos favoritos.
Y como estas
ResponderEliminarahora?.
Bien, va despejando aun quedan veinte dias durilllos, un par de match ball laborales y luego esperemos q tenga el sosiego de reorganizar un poco el caos en el q vivo.
EliminarGracias un abrazo.
Tiempo de parar. Y de estudiar y escribir si eso es lo que ayuda.
ResponderEliminarEspero que mejores pronto. Un abrazo apretao
Están siendo un par de años raros entre las cosas q va cayendo y en las q me meto yo solico. Tambien hay q decir q me va la marcha y q sin tension languidezco.
ResponderEliminarBeeeeesos
Vamos anímate. Todo eso también pasará!
ResponderEliminarOye me ha encantado tu grupo favorito! Es que son de mi época también...
ResponderEliminarBienvenida Pilar,
EliminarEsclarecidos son grandes el avestruz o arponera tambien están entre mis favoritas. Gustos minoritarios
Abrazos
No sé si estudiar sirve mucho como flotador para eludir la incertidumbre. Pero muchos los hemos intentado usar. Y los eguimos intentando, a veces.
ResponderEliminarHoooola jefa,
Eliminarestudiar tiene la virtud de concentrarte, si lo consigues claro, y cuando uno se concentra se difumina el contexto.
Truquillos de perro vuejo
Besicos
A mi lo que calma el ruido mental que a veces se instala en mi cabeza es la lectura. Un abrazo
ResponderEliminarCreo que no has podido elegir mejores palabras para definir el estrés en el que nos vemos metidos cada dos por tres, y que la mayoría de las veces podría evitarse priorizando, pero seguimos en la rueda, a ver quién puede más, hasta que nos damos cuenta de que por poder, podemos con todo, ¿pero a qué precio? Me ha gustado mucho ese autoanálisis inicial de cuando uno se enfrenta a la hoja en blanco, con mucho que decir pero sin terminar de encontrar la manera
ResponderEliminarNo me deja ver el vídeo.
ResponderEliminarEstudiar como vía de escape solo se me ocurre con música pero si a ti te vale bienvenido sea.