Escribir no es solo juntar palabras, es un estado de comodidad. El café caliente, la madrugada, el teclado conocido que responde al tacto como la mujer que quieres. A veces la lluvia fina, a veces el calor cansino, a veces el frío invierno. Hace tiempo, por el ochenta y pocos, cuando empecé a escribir desgastando las mismas palabras que ahora, solo podía escribir con boli, no podía comprender algo distinto al boli y a la página a cuadros. Hoy también me hace falta el lugar perfecto para escribir…necesito mi pantalla grande, mi despacho, la ventana con vistas a mis fantasmas y poder rebuscar en guguel los hilos que unan los jirones de mi memoria. Algunos días los párrafos se escapan de lo virtual para hacerse cuento manuscrito con vida propia, otros sin embargo lo que escribo tiene vida efímera como las mariposas, al arbitrio de la tecla supr…pero en ambos casos escribo en pijama, cómodo, doméstico. En definitiva, solo sé escribir si estoy cómodo.
Podría decir que llevo quince días sin escribir porque me faltan argumentos pero es mentira: puedo escribir de Ultimas tardes con Teresa el libro de Marsé que he acabado y que me ha hecho reencontrarme con la literatura con mayúsculas, podría contar que esta semana se cumplen 25 años de mi primer beso de amor, podría escribir de cómo se sobrevive a la incertidumbre laboral en estos tiempos de mudanza, de como la gente codea cuando ve cerrarse las puertas del metro y como algunos ponen sacos terreros a la espera de la pleamar que llega.
Podría escribir sobre la virtud de saber encajar esperando tu ocasión, como el rope-a-dope de Classius Clay (entonces Ali) en el combate contra Foreman en Kinshasa en el 74, el saber mariposear hasta dar el “golpe fantasma” como aquel con el que Ali habia tumbado a Liston diez años antes convirtiéndose en campeón de los pesados. El combate contra Frazier en Manila en donde ganó no el más fuerte sino el que más aguantó antes de tirar la toalla. (Tengo que escribir un post de boxeo, de esos 10 años en los que Ali, Joe Frazier y Foreman fueron una metáfora de la vida, de la lucha de clases, de la reivindicación de la dignidad que tan bien relata Mailer en sus libros El combate y En la cima del mundo)
Podría poner mil excusas para no escribir, pero lo cierto es que la causa verdadera es que no me he encontrado cómodo delante del papel ni del teclado. Los problemas cotidianos me han robado el café y la incertidumbre los primeros días de verano. Y cuando me he vacacionado, los dias de asueto me han cambiado mi boli por esta pequeñez de ordenata en el que piso dos teclas a la vez y solo caben mis frases de canto. Se me ha olvidado el cable para pasar fotos y contengo mi tristeza durmiendo desaforadamente.
Así no puedo escribir cómodo y por eso no escribo.
Pero sin quererlo he vuelto a escribir a bote pronto, de madrugada, en esta canijez informática y me ha salido un cuento para contárselo mañana a mis niños pequeños, os lo pongo así sin corregir: es el cuento de “El León y los cuatro gatos envidiosos” …
Érase una vez, un señor rico que tenía cuatro gatos con todo tipo de privilegios, sus almohadones y sus caricias garantizadas mientras dormían perezosos en las aldas del abuelo. Un día, una criada de la casa, se encontró otro gatito en la basura que no maullaba sino que rugía. Los gatos se reían burlones de lo estrafalario del hablar del nuevo inquilino. Uno de los gatos más listo que los demás, les comunicó que era un león y que si el abuelo se daba cuenta de su fuerza verían amenazada su vida cómoda y placentera ya que lo preferiría a él como vigilante de la casa. Los gatos fueron al ricachón con mil historias, diciéndole lo peligroso que era tener un León en casa y que en cualquier momento podría darle un zarpazo mientras ellos gatos sumisos solo ronroneaban mansamente a su lado, lo mejor era mandarlo a un circo.
Era curioso como se reunían y le trataban de humillar…”eres tonto, te voy a enseñar como se maúlla” le decían; al principio el cachorro de león intento maullar pero obviamente profería un ruidito ridículo en lugar de su habitual rugido…lo mejor es que te vayas de esta casa, nadie va a querer un gato tan inútil como tu. El León lloró muchas noches su desgracia…”preferiría ser un gato como ellos…” se decía “yo no puedo jugar con el señor porque sin querer le araño con mis zarpotas…” pero de repente, una noche, se dio cuenta de la jugada de los malvados gatitos y se dio cuenta de que lo que querían realmente era echarle con la excusa de no saber maullar y enfadado pensó en merendarse a los misinos envidiosos y holgazanes.
Fue entonces cuando la criada le hizo ver lo inconveniente de su intención, ya que el señor automáticamente le daría tres tiros por matar a sus preferidos. Fue entonces cuando la criada le dijo: leoncito, deja correr el tiempo y espera a hacerte grande y sobre todo no hagas nada que pueda generar miedo en el señor, porque de esta forma le darás la razón a esos mequetrefes y el señor te mandará a la calle…y así pasó el León los días aguantando humillaciones y risas hasta el día en el que otro rico más rico vino al castillo con intención de ocupar la casa. El señor llamo a sus fieles gatitos a defenderle, pero cual su sorpresa cuando se los encontró ronroneando al lado del nuevo señor. Fue entonces cuando escuchó el rugido de una fiera que se abalanzó sobre los intrusos no dejando de ellos ni el pellejo. El señor felicito a la criada y como vió que era inteligente (y además tenía grandes tetas y estaba bastante buena) le propuso casarse con él. Dijo el Señor: He aprendido que a veces es mejor tener un leoncito fiel aunque si juegas con el te puedas llevar un arañazo, que cuatro inofensivos maulladores cuya única virtud es ronronear a tu lado. Y fueron felices y el león siempre tuvo jamones para merendar y la vida del señor fue ya para siempre un continuo crujir de muelles y colorín colorado este cuento se ha acabado.
PS-.Amigos/as que habitualmente escribís en los micro ordenadores no puedo sino admiraros.
Te iba a decir que si no tenías ganas de escribir, hacer como yo, poner un post de homenaje a Estras-guás.
ResponderEliminarPero vaya resultado, qué gran post, no se te da nada mal el pequeñito a tí tampoco ¿eh?
¿Que tenía las tetas grandes y estaba bastante buena? Cuando se lo cuentes a tus hijos, espero ansiosa post de la reacción de la nuera de la Consuelo!!!
Besos
Txelos, tío, no estás commited enough. La literatura no busca adeptos, sino q exige amantes (como decía aquel de la poesía). Qué es eso de q la convulsión de escirbir se anda con esos ataques niquitosos de divismo? Cualquier día piedes rosas como Madonna.
ResponderEliminarNO cuela.
PS> Y encima ahora has introducido esta imagen tuya escirbeidno en pijama de rayas. Veo q de entrada ya has perdido unos 30 seguidores... :)
Es cuestión de familiarizarse con el teclado, y no tener, como yo, morcillas en lugar de dedos.
ResponderEliminarPues que sepas que yo no tengo ordenador, solo net-book, ¿me admiras por eso?Uauuuu.
ResponderEliminarLo de "Últimas tardes con Teresa"no hace falta que lo expliques porque ya lo sé.
Lo de las tetas obvialo cuando se lo cuentes a tus churumbeles, porfa.
¿Usas pijama?...no conozco a nadie menor de cincuenta que lo haga.
Y comparar al teclado con una fémina ...pue no sé...es como antes que comparaban la conducción.
A mi me gusta cuando escribes, incluso si no lo preparas ni estás cómodo.
Jajaja por favor, seguidamente explica qué les vas a responder a los chiquillos cuando te pregunten qué es un continuo crujir de muelles ...
ResponderEliminarPD: Grannn Marsé ... es de mis libros preferidos.
PD2: Te entiendo. Yo me compré un ordenador grande teniendo un netbook precisamente por lo mismo. Somos un par de pijos, pero ... ¿y qué?
Si fueras un lindo gatito en lugar de un León con zarpas...
ResponderEliminarcaracola
Sois todos/as de lo que no hay...pongo un pequeño chascarrillo picaruelo para edulcorar el cuento y hala, todos a deguello. Tita, la nuera de la consuelo está ya curada de espantos...y lei tu estarguars pero desde el chismecillo ese no me daban ganas ni de comentar.
ResponderEliminarMi problema es empezar, luego ya empiezo y me lanzo y lo de los giliordenadores (sere pijo que dice sargantana, o niquitoso que dice Di, pero a mi me corta el rollo) y eso que yo no tengo dedos morcillones como papacangrejo, (ojo que tampoco son finos tipo manospajillas)uno ha sido jugador de balonmano y tiene unas bonitas zarpas leoninas.
pseudo...Y mis pijamas son preciosos y me sientan de miedo...he de decir que no siempre los llevo, pero cuando me los pongo estoy superpocholín.
De ultimas tardes con teresa ya escribiré algo por que me ha parecido una obra maestra...y siguiendo con los catalano parlantes (que no necesariamente catalanes) me estoy tragando camino de sirga de Moncada que es también una delicia.