Como de costumbre, siento cierto reparo en comentar cuando un libro traducido es bueno o malo, ya que nunca sé si hablo del escritor o del traductor. Quizá por eso es raro que, como en este caso, comente libros de autores extranjeros.
Al Animal moribundo, llegué porque mis
admirados amigos del club de los gafotas tuitearon que tenía poco más de cien páginas y como ya sabéis que las mil doscientas páginas, es mas o menos el rito iniciático de los gafotas; aproveché este relajo en el rigor, para echar instancia al gafotismo de una manera facilona. Así que, sin más dilación, me puse a leer el librico y la verdad, me lo zampé en dos sentadas.
Tras leer las sabias críticas de los titulares del club podemos decir como resumen que lo han visto como “sordido”, “desordenado”, “sexo insipido” y personaje odioso… !! pa que narices lo elegisteis entonces majetes!!!... +
veamos lo que pienso yo:
1-.La sordidez: Sostienen mis amigos que es un libro sórdido,
ND lo explicita en una cita menstrual. Yo creo que lo sórdido está en la poca gracia de cómo lo cuenta Roth, la misma escena en
Cuando la noche obliga de Montero Glez (recientemente comentado) toma unos rasgos poéticos que gusta incluso a un chico recatado y de colegio opusiano como yo.
2-.Desorden: El libro es un monologo y los monólogos tienen o deben tener, el arte de contar de una manera desordenada y al final dar sentido a la historia, y eso no es fácil… Sin darle muchas vueltas se me ocurren Cinco horas con Mario,
El último encuentro de Sandor Marai o la virgen de los sicarios tantas veces
citada aquí, como ejemplos de monologos y diatribas exitosos. El problema es que en el Animal moribundo el núcleo argumental tiene poquica sustancia y entonces el tempo del libro se hace cansino, pero es porque está mal escrito, no solo por lo desordenado.
3-.Sexo soso Llegados a este punto me viene a la cabeza la frase de mi tio el libanés “estamos tan acostumbrados a hacer de todo que ya no nos sorprendemos de nada” y me viene, porque escribir de sexo muchas páginas y de manera original lo veo complicadísimo (otra cosa es un polvete suelto al hilo del guión que es mas fácil), me cuesta recordar un libro monosexuado que me haya gustado…quizás Anais Nin y “Delta de Venus” pero poquico más. El animal moribundo en algunos casos tiene pinta de una biografía a través del polvo…hay gente que escribe la biografía a través de los libros que ha leído, de películas que ha visto o los viajes que recuerda pues aquí es una biografía a través de los polvos que ha echado.“No importa cuánto sepas, no importa cuánto pienses, no importa cuánto maquines, finjas y planees, no estás por encima del sexo. Es un juego muy arriesgado. Uno no tendría dos tercios de los problemas que tiene si no corriera el albur de la jodienda. El sexo es lo que desordena nuestras vidas normalmente ordenadas”.
4-.El odioso personaje. En este punto no dejo de acordarme de
mi amigo el periodista deportivo Bascombe (debe ser también por que la gafotas
Bich, lo ha venido citando durante todo este tiempo). Gente sin compromiso y que solo habla con los vecinos por encima del seto.
te faltaron redaños para permanecer en el mundo académico y ser una persona seria. No has sido serio ni un solo día de tu vida. Sin embargo Bascombe, con todo lo cretino y superficial que es, casi nunca adopta ínfulas de trascendente… en tanto que el aguelete este, dicta cátedra desde su púlpito del sesenta y nueve (entiendase año y no postura). Y enlazo aquí con lo que a mi entender es el verdadero núcleo del libro
5-.El mito del sesenta y nueve y su revolución. Si la primera parte del siglo XX giró en torno a la palito palito guerra mundial, la segunda ha girado, en mi opinión, en torno al mito del 69 y de la generación que presuntamente la lideró para salvarnos.-En el otro lado están los que la han (hemos) despellejado como una de las farsas contemporáneas más grandilocuentes. Intentaba excusarte, intentaba comprenderte. Pero ¿los años sesenta? Aquella explosión de infantilismo, aquella regresión colectiva vulgar e insensata… ¿y eso lo explica y excusa todo? ¿No se te ocurre una coartada mejor?
Son esos defensores del 69 los que adoptan una posición de superioridad con sus padres y al mismo tiempo un desprecio hacia sus hijos…ellos son guardianes de la vida libertaria y los demás son todos unos idiotas y conservadores… ¿También tú necesitas el sermón sobre el infantilismo del emparejamiento? Pues claro que es infantil. La vida familiar lo es, hoy más que nunca, cuando la actitud vital la crean en gran parte los hijos. Incluso es peor cuando no hay hijos. La vida de pareja y la vida familiar hacen que aflore cuanto hay de infantil en cada uno de los involucrados. ¿Por qué tienen que dormir en la misma cama una noche tras otra? ¿Por qué tienen que hablarse por teléfono cinco veces al día? ¿Por qué han de estar siempre juntos? La deferencia forzada es ciertamente infantil.
6-.El paso del tiempo. Este es a mi modo de ver, la mejor reflexión que saco del libro: el tiempo. Ese tiempo que corre de manera distinta para los que están en estados Unidos y los que están en la isla; el tiempo que corre distinto para los jóvenes que para los viejos, los polvos de juventud y los polvos de la edad tardía, la alteración del tiempo del que sabe que va a morir por enfermedad y el que se va viendo envejecer. Esa bronca que le echa a su hijo por desaprovechar su tiempo, el tiempo del joder libertario y sin compromiso.
Estamos nadando, sumergidos en el tiempo, hasta que al final nos ahogamos y desaparecemos. Esta nadería convertida en un gran acontecimiento, mientras Consuelo está aquí y padece el mayor acontecimiento de su vida. El Gran Final, aunque nadie sabe el final de qué, si es algo, y desde luego nadie sabe qué es lo que comienza.
Sólo Consuelo lo sabe, porque ahora Consuelo conoce la herida de la edad. Envejecer es inimaginable excepto para quien envejece, pero esto ya no es así para Consuelo. Ella no mide ya el tiempo como los jóvenes, mirando atrás, al punto de partida. El tiempo para los jóvenes siempre está constituido por lo pasado, pero en el caso de Consuelo el tiempo es ahora el futuro que le queda, y ella no cree tener ninguno. Ahora mide el tiempo contando hacia delante, contando el tiempo por la proximidad de la muerte. La ilusión se ha roto, la ilusión metronómica, el pensamiento consolador de que, tictac, todo sucede a su debido tiempo. Su sentido del tiempo es ahora el mismo que yo tengo, acelerado e incluso más desesperanzado que el mío. De hecho, se me ha adelantado. Porque yo aún puedo decirme: «No voy a morir durante cinco años, tal vez diez años. Estoy en forma, me siento bien, incluso podría vivir veinte más», mientras que ella…
El cuento de hadas más encantador de la infancia es el de que todo sucede en orden. Tus abuelos se van mucho antes que tus padres y éstos mucho antes que tú. Si tienes suerte, las cosas pueden salirte así, la gente envejeciendo y muriendo en orden, de modo que en el funeral mitigas tu dolor pensando que esa persona ha tenido una larga vida. Ese pensamiento no hace que la extinción sea menos monstruosa, pero es el truco que empleamos para conservar intacta la ilusión metronómica y tener a raya la tortura del tiempo:
Fuera cual fuese el motivo, él no gastará un centavo en ello. No dedicará un minuto a pensar en ello. ¿Por qué habría de interesarse Castro, el revolucionario, por un festejo que nos da la sensación de que comprendemos algo que no comprendemos? El paso del tiempo.
7-.Resumiendo:
a) Roth usa una biografia con polvos como hitos, “mi biografia a través de la jodienda” para contar otras cosas, pero lo cuenta mal, lento, el sexo resulta soso y con unas pretensiones de transgresión y de sordidez que a mi entender en ningún momento alcanza el más mínimo interés y están más cerca de la cutrez.
b) Es interesante esa lucha generacional entre padre y el hijo, ¿cómo no? a través de una comparativa ridícula de quien folla más satisfactoriamente y quien le ha puesto a su mujer los cuernos con más gracia. Pero bueno, es salvable ver como el hijo apalea a esos estandartes de la revolución sexual del padre que decaen al pozo de lo ridiculo. Y como a su vez el padre machaca al hijo con esa manera pusilanime y culpable de liberarse del matrimonio.
c) A mi la última parte si que me ha gustado, esa posición del último de la fila que va cambiando a lo largo del libro. Ese Castro que no muere antes que sus opositores, esa joven que no muere antes que los viejos, el querer aferrarse a la memoria para no olvidar como era antes su cuerpo. El querer aferrarse al fornicio para no reconocer el envejecimiento, la renuncia a cualquier compromiso que le ate al discurrir del tiempo.