miércoles, 22 de enero de 2020

En lo que va de enero

En lo que va de enero, me he leido cuatro libros, he subido dos caras, he dejado pasar un viaje a los Estados Unidos y he visto la serie El embarcadero (todos sus capítulos uno a uno de tirón en una sola madrugada). He descubierto una canción preciosa de Trevis Birds, he tenido frio, un frio laboral gelido y hostil; he ido a ver un partido de segunda B en un campo lejano solo porque lo que quería ver mi hijo pequeño y miro con extrañeza la adolescencia del mayor. Adolescencia irreverente y un poco estúpida, por qué no decirlo, tan vacia de espiritu crítico como de compromiso y autocrítica, pero a fin de cuentas bella adolescencia buscando caminos.


Veo el mundo con asombro y estupor. Veo como personas se inmolan en la plaza pública por no saber gestionar la incertidumbre ni la capacidad de redireccionar el guión vital de una vida errada a los cuarenta. Veo a otras desmayarse en la languidez inoperante que las encamina a una apatía cercana a la desaparicion y a la trasparencia vital pasados los cincuenta. Y me convenzo de que que cada edad tiene sus riesgos y que no hay noche amarga que no solucionen cuatro cervezas con los amigos y un buen polvo al llegar a casa o un su defecto te recreas en el amor propio, como dijo el cantautor, que aunque tiene mala prensa cumple su papel.
En lo que va de enero, cada jueves sigo jugando al padel con mis amigos del cole, deporte curioso que tiene su mayor virtud en que la pelotica nunca se va muy lejos; y al terminar nos regalamos una cena, un breve resumen de las bondades de la semana y a veces de las oscuridades que acechan al borde del camino (aunque a estas últimas intentamos dedicarles el menor tiempo posible). Damos gracias de que, aunque no nos sobre el dinero, podamos dedicarle treinta euros semanales a ponerle presencia 1.0 al grupo de guasap, recomendarnos libros entre los que leemos, compartir series los que las ven y grabaciones operísticas las que los escuchan, que nosotros somos gente de gusto refinado salteado por groserías de ínfimo nivel. Después nos vamos a casa a horas prudentes, o casí, también dando gracias de que nuestras esposas nos soporten mal que bien tras más de quince años de matrimonio.
He empezado Miguel Littin en Chile, el mapa y el territorio, una biografia de valle inclán escrita por Umbral y Tenemos que hablar de Kevin que me está golpeando el hígado con saña. Voy por el 20% y me van surgiendo temas y temas para escribir rato y rato en madrugadas insomnes sobre la capacidad que tenemos los seres humanos de jodernos la vida por interpretarla mal o por interpretarla mucho que a veces es lo mismo. 
También me ha llevado este libro (y la serie tambien) a pensar en eso tan tremendamente extraño que es que los demás puedan ver la vida desde otro punto de vista, desde su punto de vista, educar a sus hijos desde su conciencia, sufrir desde sus frustraciones tan radicalmente distintas a las mias, e incluso con las mismas vivencias ser capaces de escribir cuentos distintos aun cuando se trate de la persona con la que llevas conviviendo durante decadas los mismos despertares y atardeceres.

Veo como follan suavente los personajes del embarcadero en mi tele nueva y grande y me pregunto si es posible tener dos vidas a un tiempo yo que sueño mil. Veo la cara y el cuerpo precioso de Irene Arcos y de Marta Milans (incluso el de Veronica Sanchez que siempre me ha caido de culo pero que aqui lo hace y está muy bien) y me viene a la cabeza esa cancion de sabina que dice que no tiene más religión que un cuerpo de mujer. 
Por cierto el nuevo disco homenaje a Sabina, me llevó a Tradis birds, Tradis Birds a la música del Embarcadero y de allí, pirateo mediante, a los ojos color miel de Arcos que me ha traido a escribir este post y al recuerdo persistente de una mujer que me llenó aquellos veranos ochenteros de futuros recuerdos y a quien modestia aparte, me recuerda tremendamente esta actriz y ese personaje.
Llegados a esta parte del año empiezo a tener añoranza de mar, de la párte acuática del mundo que decia el otro ismael (no el cantautor de las pajas del que hablábamos antes), y en lugar de quitarles el gorro a los transeuntes me dedico a escribir post intensos a capela que para el caso es lo mismo. Igual es por eso del lunes azul que dicen los americanos lo que me pasa, qué gracioso este vicio de los espumosos yankis de ponerle colores a los dias y construir de corchopán al futuro.

sábado, 18 de enero de 2020

En esta sociedad de mierda "especialización" queda mejor que exclusión o segregación

Excluir queda feo en esta sociedad occidental de postguerras. Se subrayan en las leyes artículos pomposos que reconocen la inclusión de todos sin que nadie se quede tirado en el andén. Las colas en la calle quedan mal y por eso, los trámites hay que hacerlos por internet, para que nadie vea filas eternas que revelen excluidos buscando un puto sello de derrota en la oficina de empleo. Ya estamos todos dentro en este occidente de bulimias y libertades y ya tenemos todos carnet de ciudadanos que nos legitima a pedir derechos al gran hermano omniscente e invisible llamado Estado. Y con eso nos hemos conformado.

Ahora, el truco de esta sociedad de mierda que nos hemos inventado es sustituir la exclusión por la segregación disfrazada de especialización. Como nos hemos obligado a que estemos todos dentro por imperativo legal, lo que se pretende ahora es conseguir diferenciarnos y segregarnos en grupos con el argumento de que "todos somos personas, pero todos somos personas distintas". Es cierto que esta argucia de la igualdad de oportunidades y los itinerarios diferenciados para llegar supuestamente al mismo objetivo se la inventó el liberalismo pero éste no es peligroso, porque ya lo conocemos; al liberalismo de verdad se le ve el rabo y los cuernos. El problema no son los neoliberales, son los neofachas disfrazados de progretas.


1-.La primera segregación del progresismo viene por el nacionalismo, ese cancer que invade por metástasis tanto los pensamientos de derechas como los de izquierdas. Los nacionalistas son por definición segregadores tanto los que llevan la bicolor con aguilucho como los que se envuelven en señeras y me toca los cojones que unos se digan de derechas y otros de izquierdas. A unos se les ve más de lejos por alegar razas y apellidos como bandera; a otros menos "nosotros no excluimos pero para acceder a un puesto de basurero hay que diferenciar los que saben de los que no saben nuestra lengua". No se excluye, se diferencia.

2.-La segunda segregación viene por la ocultación del distinto. Siempre hacen feo en un lunch (o en un networking solidario) los presidiarios, los maricones y los subnormales (disculpen la nomenclatura pero así nos entendemos). A ver quien tiene guebos de pararlos en la puerta. Lo que queda bien es dejarlos entrar, pero a la vez construir salas aparte: aulas de "niños especiales", promover días del "orgullo gay" diferenciados de los demás dias de discriminación y elaborar programas sociales para identificar a los "internos" que han cumplido condena de entre los ciudadanos pacificos que nunca hemos roto un plato (osea nosotros y nuestros valores dominantes). Foucault siempre en el recuerdo como estudioso de la segregación.

Los gitanos de las favelas tienen derecho a la educación, pero lo más importante es la cercanía al domicilio (osea a su favela) para que en un circulo vicioso nunca salgan de su barrio no vaya a ser que molesten a los demás. Algunos inspectores de educación dormitan en la comodidad (papelico papelico y grapa) al tener colegios en zonas especiales (digo segregados en barrios marginales) mientras en sus otros coles asignados los niños juegan felices al futbito y al softball en un centro  publiaséptico (publico de zona bien) o concertado. "Nosotros admitimos a todos, somos progresistas; los que segregan son los privados, lo que pasa es que a nuestro cole no vienen gitanos porque prefieren estar con los suyos cerca de su domicilio". Ya, lo mejor para evitar la pobreza es no verla.

Junto a la cercania al domicilio (los ricos con los ricos, los pobres con los pobres) otro brillante invento segregador en educación (digo especializador) es el de crear un concepto de "raritos" tan amplio que no permita identificar "a los raritos de verdad". Hagamos un concepto tan amplio que junte al virtuoso del violín, al niño adoptado, al rumano que habla mal español y al sindrome de down y le llamaremos ACNEAE de esa manera nos da juego para elegir un "rarito light" no vaya a ser que nos toque el mongolo y nos joda la clase. Para que no nos toque acnee hacemos el aneae.

3.-El tercer modo contemporaneo de segregación en la educación es la especialización. (colegios especiales y segregacion por capacidades cuanto más temprano mejor y si es desde que nacen, o antes, ya perfecto). Como el autista retrasa a mi niño (que con una madre como tú será un retrasado inevitable vaya con quien vaya), no puedo excluirlo de la educación, pero lo mejor para él (el buenismo progreta que siempre sustituye mi decisión por su dogma salvífico)  es ponerle en un cole especial. Mientras, por supuesto, yo que soy libertaria lucharé a muerte por la asignatura de valores igualitarios anti religión porque todos los curas son unos fachas que tocan la colica a los niños no como yo que soy la más demócrata.

De todo lo hablado, esta tercera me parece la forma de segregación más peligrosa por falsaria. Es tramposa porque plantea una falsa dicotomia entre colegios normales y especiales, una cosa es la necesidad de segregación y otra las necesidades educativas individualizadas y eso no va necesariamente pegado al tipo de centro. Ultimamente se valen de dos verdades para argumentar su mentira (recordemos que la concurrencia de dos verdades no hacen a la una causa de la otra). 

3a) La primera verdad es utilizar a los maestros de escudo humano: como no hay medios para una educación individualizada (es cierto) sacamos a los sindicatos para poner goma 2 a la educación integrada o inclusiva (no tiene que ver). Parto de la buena voluntad docente y ni me refiero a los profes vagos que prefieren librarse del crio en un especial para no tener que estudiar la patología específica de su alumno. Tampoco trato porque me parece comprensible que quien trabaje en un especial defienda exclusivamente a los especiales (esto va de si).

3b) La segunda verdad es más dolorosa y es que determinados crios o en determinadas edades tienen un itinerario inclusivo dificil o imposible . Esto es cierto, lo que bordea la mala fe es utilizar a estos niños, los menos, como representantes de la totalidad de discapacitados. Pones a una persona con una paralisis cerebral extrema o de una agresividad incompatible para justificar la imposibilidad de integrar a todos los discapacitados. Especialización no ha de significar necesariamente segregación: no estoy en contra de los colegios especiales, quede claro, igual que si un niño está enfermo debe ser hospitalizado, pero eso no significa la segregación automática de cualquier niño "distinto" o la hospitalización de cualquier niño enfermo.

Claro que la discapacidad molesta, pero es que estamos construyendo una sociedad de blanditos y poco resistente a las normales "molestias" derivadas del reconocimiento de derechos de los demás (a los raritos no les damos donativos tienen derechos). Ojo con la expresión: "No hay que excluir a nadie, pero hay que dar un trato diferenciado a los diferentes." Suele esconder una trampa para segregar. Segregar no es excluir pero muchas veces supone querer esconder a los diferentes en el cuarto oscuro.

Importo aquí este post que me ha gustado de mi primo el gafotas aunque de las veinticinco frases y mil caracteres que promete ha pasado a un señor ladrillo.

sábado, 11 de enero de 2020

Una canción tranquila para una noche de niebla en Zaragoza.


La niebla esconde Zaragoza a la vida y la ralentiza hasta el tedio en las noches heladas de enero, como si nada fuera a suceder nunca, como si la vida se aletargara tras los visillos de las casas y los cristales empavonados.
Las calles se humedecen y un frio aderezado de viento se adhiere a la cara como una máscara de dolor y lágrimas. Parece mentira que en unos meses podamos de nuevo desnudarnos, parece increíble que en este valle sin otoños ni primaveras podamos hablar de nuevo sin salir vaho de nuestras palabras.
Allá por finales de febrero, se desbordará el rio y las vidas quedarán de nuevo anegadas de cotidianeidad y desidia. Empezará a salir un sol mentiroso que pintará de luz las mañanas enmarañadas de cierzo y escarcha.
Y cuando nadie lo espere, sin apenas tiempo para el trasunto, subiremos todos los abrigos a los trasteros donde quedarán dormidos como animales muertos; nos haremos más livianos, nos haremos más transparentes ya sin ropa y aunque seguirá sin pasar nada, el calor asfixiante inundará nuestro tedio y nuestra normalidad tranquila y nos pegará al suelo con el peso de la vida que se repite año tras año en estos yermos provincianos.

PS1-. La canción Acordes de Jazz es de Travis Birds un descubrimiento sensacional de este 2020 con la que me topé al escuchar un disco homenaje a las canciones de Sabina (hacen una version de 19 dias y 500 noches desternillante y excepcional con Benjamin Prado dandole la vuelta a la cancion de Sabina desde el punto de vista de la chica. Escuchadla!!)
PS2-. La foto es de mi cuñada no vaya a ser que me denuncie jejejeje!!
PS3-. Enlace a mi microlista de Travis Birds  en Spotify


miércoles, 8 de enero de 2020

El Director: David Jimenez en El lugar más (in) feliz de el Mundo


Cuando fui a escuchar a David Jiménez (El Director) a un encuentro de periodistas al que me habían invitado hace un par de meses la verdad es que no me cayó muy bien. Esto de caer bien o mal es algo que no es ni racional ni explicable, el hombre no hizo nada en especial que estuviera fuera de lugar y, es más, estuvo bastante amable con todo el mundo que se dirigió a él para firmarle el libro, pero no me cayó bien, qué le voy a hacer. El que la charla fuera un publirreportaje deslavazado y con pintas de poco preparado tampoco contribuyó mucho a mejorar la impresión. En fin, que todo llevaba a pensar más en una reunión de periodistas enfadados con ganas de vendetta que a la presentación de un libro. Por si esto fuera poco, se daba la circunstancia de que en el periódico de mi pueblo se acababa de producir un ERE con pintas más que similares a lo que se cuenta en el libro (no sé si estaba avisado) por lo que el ambiente se podía cortar con un cuchillo entre los presentes: por una parte curritos despedidos, por otra autónomos haciendo la crónica a duro la página y por otra directivos y exdirectivos en variada situación laboral tras los despidos.

Y todo esto me ha venido a la cabeza al leer El Director, no he podido evitarlo. Ya sé adorados lectores que esperáis de mí una sesuda divagación laudatoria en forma de reseña y no que me deje llevar por pasiones irreflexivas impropias de mi habitual mesura y genialidad en este blog, pero no he podido evitar ponerme en el lugar de los aludidos (y del resto de la redacción) cuando Jimenez llegó al puesto de director de El Mundo y pensar que a ellos igual que a mi, tampoco les calló muy bien Jimenez y su tono moralinas. Quizás influya que en la ONG en la que trabajo (nada que ver con el periodismo) se dan milimétricamente todos y cada uno de los roles que se describen en El Director y por ello me veía un tanto implicado y pensando que lo que él pinta como traumático se da en todos los sitios sin tanto lloro.

David Jimenez es un escritor que me gustó muchísimo con su magistral libro El lugar más feliz del mundo, una excelente reflexión sobre el ser humano a través de historias derivadas de su trabajo como corresponsal en Asia. (Si no lo habéis hecho, ya tardáis en pedírselo a los reyes magos). Por ello cuando escuché que lo habían nombrado director de El Mundo aplaudí con manos y orejas y me preparé para leer un periodico renovado que antes nunca había sido santo de mi devoción. Además, yo seguía con admiración desde hacía tiempo su brillante actividad bloguera memorable su artículo sobre la mediocridad, (pero también otros muchos) que me había generado altas expectativas de aquel buen periodista convertido en director.

La primera desilusión vino con Papel un suplemento absolutamente ilegible en fondo y forma que se inauguró con la entrega de unas gafas 3d de cartón (ósea más de lo mismo: se regala periódico al comprar juego de cucharas). La segunda su participación en las tertulias radiofónicas que fue absolutamente contraproducente, se destilaba constantemente una moraleja de superioridad moral frente al resto de contertulios como si él fuera el único incorruptible en la profesión de sátrapas que le rodeaba.(Además, era un chapas de cuidado).

Lamentablemente ese es el tono que se desprende durante todo el libro: el de superioridad moral despreciativa al resto de compañeros y la impresión de que a mucha gente (como me pasó a mi) no le cayó nada de bien al tratarlo de cerca. Esto no implica que no tenga razón en su denuncia y que no fuera cuasi heroica (o cuasisuicida) su postura ante los poderosos; no significa que el libro no esté muy bien escrito (que lo está) y que no sea destacable poner negro sobre blanco la corrupción mediática que existe… pero, esa distancia (quizás asiática?) con la profesión, esa borrachera de egocentrismo moralista, esa postura de curica de pescozón y esa falta de cercanía (dizque buscada) con el entorno, le llevaron a morir de soledad y a escribir un libro sobrado de bilis y carente de contacto con la realidad. 

Han sido muchas las alabanzas al libro (sumad también la mía), pero también la crítica. Prácticamente todas las que le han llovido van por el mismo camino. “bienvenido al mundo”, “de verdad no sabías todo eso al entrar ¿Dónde vivías?”, “nadie de la redacción te recuerda como alguien que hiciera algo distinto a lo que han hecho otros”, “no vayas de corresponsal pobre con tu mujer de delegada de grandes marcas de lujo en asia” y cosicas de este pelaje. Recuerdo una conversación con un periodista que lo fue del El Mundo: “toda la gente allí ponía a parir a Pedro jota pero con el tiempo todos los directores y jefes que han sido y serán quieren ser el pedro jota de las exclusivas y eso es imposible Para bien o para mal como él solo hay uno”.

Es un libro entretenido, está muy bien escrito, pero te queda la idea de decirle: “muchacho si quieres hacer tu periódico perfecto porque no creas el tuyo propio” No estoy seguro de que yo fuera el que pagara por él, sin embargo sí que lo haría por recuperar al escritor sensacional de  El lugar más feliz del mundo aunque perdiera al Director del Mundo.

PS_: Quien es quien en El director (aunque realmente, si como yo, no eres periodista no conoces más que a dos: Enlace  Otras opiniones durillas Enlace