Hugo Aguilar Naranjo persiguió al narco Escobar durante años y años. Al fin, consiguió acorralarle y le descerrajó varios tiros a bocajarro, dándole de baja, como dice la Wikipedia, un dos de diciembre del 93.Tres años más tarde Gabo termino su libro sobre esta historia, Noticia de un secuestro, y once después estreché la mano fría y distante del teniente coronel justo antes de la clausura del proyecto. No sonrió.
Maruja Pachón, era la protagonista del libro que concluyó a tiros Hugo Aguilar y ha pasado a la eternidad, además de como personaje del mejor escritor en español jamás conocido, como cuñada de Luis Carlos Galán, candidato a la presidencia por el partido liberal, dado de baja por Escobar en el año 89, y a cuyo hermano Gabriel (el de Galán) le di la mano y departimos brevemente, dieciocho años después, a la salida de una charla que impartí en la UIS, sobre la economía española, retransmitida por videoconferencia a media Colombia desde Bucaramanga. De aquella charla recuerdo y recordaré su cara, también sus pechos, pero sobre todo su cara en la tercera fila. A penas tomaba nota, se mordía las uñas y miraba. Miraba como si fuera comiéndose las palabras, mis palabras. Todavía no sabía que mi mujer estaba embarazada de nuestro segundo hijo, pero lo estaba. Lo supe por teléfono mientras yo miraba desde lo alto del Hotel Chicamocha, que lleva el nombre del cañón en donde Hugo Aguilar Naranjo, siendo ya gobernador de Santander, construyo un parque a su mayor gloria y dónde volvería a ver más tarde, a la chica de los ojos más bonitos que haya visto en mi vida.
Bucaramanga es la capital del departamento de Santander, está rodeada por los municipios de Girón, Piedecuesta y Floridabalanca. En esta última di una charla a los comerciantes que esperaban a D. Fernando Vargas hoy alcalde y entonces afamado empresario con intereses en Miami. A nadie le importó lo que dije y nadie me miró salvo ella, que me siguió mirando desde la última fila con esos ojos mitad de luna, mitad de selva. Me dí cuenta. D. Fernando me estrechó la mano para despedirse y me deseo suerte. Creo que la tuve. El no.
Bucaramanga tiene cuatro salidas y el Doctor Genaro Muriel (nombre simulado) me comentó, durante el viaje que contaré más tarde, que tan sólo cinco años antes hubiera sido una temeridad transitar por la 45 a las cinco de la tarde camino a San Gil, ahora con Uribe, solo se escuchan episodios aislados de guerrilleros perdidos, que solo quieren un poco de dinero para sobrevivir en la selva, pero con tan pocos medios, que ni se planteaban secuestrar a alguien. Bueno matarlos puede ser, pero secuestrarlos no. Se rió. Yo pensé en mi mujer embarazada. No me reí. ¿Que si Aguilar paga a paramilitares? pues la verdad es que no lo sé, aquí la gente no se plantea demasiadas preguntas para no tener que buscar respuestas incomodas. -Siguiendo por la 45 (la panamericana), cambió de tema el Doctor, se puede llegar, pasando por Pasto, hasta Ecuador, los colombianos cuentan chistes de los pastuces como ustedes de los de Lepe. “Eso que Vd dice solo pasa en Cali” Volvió para cerrar.
La siguiente vez que vi su cara fue al entrar en la entrevista con el alcalde D.Honorio Galvis Aguilar. Ella estaba sentada en la calle mirando con ironía, como los periodistas me hacían preguntas que se inventaban sobre la marcha, mientras yo atinaba a dar explicaciones inverosímiles con datos económicos indemostrables. Me sonrió. Y tras contar que Telefónica había ido a Latinoamerica sólo para salvar a los pobres del analfabetismo y no para explotarlos, y que Galeano daba una visión parcial que no se correspondía con la realidad, me atreví a confesar que yo escribía poesías y cuentos para dar un poco de lustre a mi maltrecho curriculum personal. Un escritor en Colombia siempre queda bien, pensé. Hablaba. Miraba. Me recree en cada rasgo de su cara, también de sus pechos, pero sobre todo de su cara. Un poeta callejero que andaba por allí, me regaló unos versos alusivos con una copla en asonante un poco traída por los pelos, y le di un billete, disculpe le dije en voz baja al irme, tenga otro billete y hágale otro poema a esa señorita cuando me haya marchado. Desde que llegué tenía alrededor gentes que se repetían o al menos a mi me parecían iguales, unos me confesaron, que eran “seguridad discreta”, otros políticos de medio pelo haciendo meritos, y otros tan solo gente desocupada que les gustaba estrechar la mano a huéspedes europeos de la ciudad. Ella no tenía pinta de nada de eso.
Honorio Galvis Aguilar, era entonces alcalde de Bucaramanga. Hoy es candidato a senador y me jugaría una noche de guarapitos recordando viejas novias, a que lo conseguirá. Me pareció un líder, se lo dije. Guardo mi foto con él.
-No se lo tome a mal si el alcalde solo le regala unos minutos… es un hombre muy ocupado, me había dicho antes su asistenta desde lo alto de las piernas más espectaculares que recuerdo haber visto nunca. Pero no tenía ni su cara, ni sus pechos, sobre todo no tenía su cara. Hora y cuarto hablando de empresas, de gastronomía, de política y seguíamos…déle recuerdos a D. Juan Alberto de mi parte, como si yo departiera con él todas las tardes mientras Maricruz nos ameniza con un nocturno de Chopin. Nos lo pasamos muy bien en el Monasterio de Piedra juntos con su alcalde y Doña María Teresa (para la vice no me dio recuerdos , menos mal).¿Vd conoce el Monasterio de Piedra?. Tenía pinta de coleccionar detalles.
En la cena final, tuvimos el honor de que el Alcalde nos diera a los miembros del proyecto, el diploma de huéspedes ilustres de Bucaramanga, al entregarme el mio, me abrazó y me preguntó por lo bajo, -Licenciado , ¿Como se llama ese sitio que me dijo que debía visitar para comer las mejores alcachofas con jamón cuando regrese a su ciudad? La jamoneria D.Honorio, la jamonería. Ah sí, apúntelo señorita apúntelo. Y aquella mujer de piernas insultantes lo apunto en una libreta de anillas mientras se sabía repasada por mi lujuria. Levantó súbitamente la mirada para pillarme. Lo hizo. Parecía un juego que repitiera habitualmente con mindundis como yo. Sonrió. D.Honorio se despidió, aún se quedará hasta el lunes ¿no?, disfrute del findesemna por nuestra tierra pero “tenga cuidado con las mujeres santanderianas licenciado, son muy bravas”. Respecto al halago que me dijo, Vd también puede ser un líder si quiere, amigo, pero no vaya pidiendo permiso para serlo, los que por apellidos están arriba nunca le dejarán”. Las dos frases aún las recuerdo por motivos distintos. Aquella noche en el hotel, en el silencio insomne de la contrahora, pensé en ella, en el Alcalde y su asistenta, en que todo había acabado con éxito y en su cara, en la de ella.
San gil esta bañado por el rio Fonze, tiene rápidos sencillos donde incluso pueden hacer rafting los aventureros Coronel Tapioca como yo. Es el centro turístico y universitario de la zona. Cerca del cañón de Chicamocha. Genaro Muriel era profesor de la Unisangil. Fredy Jimmy Arevalo, mi cicerone colombiano y meritorio de economía de la UIS, me lo sugirió casi con vergüenza: Qué pena, Vd. nos regalaría una charlita en un pueblo no lejos de aquí. El profesor es uno de los que leerán mi tesis y bueno…podría pasar allí el findesemana hasta el lunes que Vd. se va para Brasil. No supe decir que no. Tú vendrás, no? –No,no puedo. Si no es molestia, tengo que romper con mi novia porque me he enamorado de una alumna de quince añitos, anda ahora con un pelón y no quiero que se arrepienta.
Y de esta manera fue como acabé en la carretera panamericana camino de San Gil, un par de días antes de seguir periplo a Rio, con Genaro Muriel al volante, adelantando mulas en dos palmos, al tiempo que alababa a Uribe. Tras hacer una parada en Aratoca para comer el pan que dicen es el mejor de Colombia, comprar unas bolsitas que me zampé como pistachos olvidando que eran hormigas culonas y haciendo un repaso del milagro económico español como ejemplo para Latinoamérica y el mundo, fui cayendo en un duermevela en donde se mezclaron las esperas en los aeropuertos. Es una manía, siempre que viajo, sueño con aeropuertos donde me dejan olvidado La noche calló sobre nosotros, nos desviamos un poco de la principal en busca de cena, yo seguía adormilado, sentí entre sueños parar el coche y unas linternas al caer la tarde sobre mi cara.
El AK 47 es un fusil de asalto soviético, al que todo el mundo llama Kalashnikov, una de sus características es que funciona perfectamente en las condiciones más desfavorables lo que hace de él un arma idónea para cualquier grupo guerrillero. Mira que odio a Reverte y justamente me tuve que entretener a leer en el AVE el articulito del arma rusa. Ahora podría describirla milímetro a milímetro porque aquel joven encapuchado me la estaba enseñando a no más de diez centímetros de mi cuello. Aún ahora veo el cargador con esa forma de polla invertida y se me corta la libido de raíz.
Yo no sé de que hablaron el profesor Muriel con aquella gente, tampoco sé qué orden de letras usaban para justificar su lucha y a ciencia cierta no puedo decir si eran guerrilleros o paramilitares o simplemente ejercito. Dieron un par de vueltas con sus capuchas, sin que dejaran de apuntarme con el arma revertiana. Pasaron 30 minutos. La luz se apagó en el Chicamocha.
Volvió el doctor con una nota plegada.
-No sé que ha hecho Vd, se ha salvado por los pelos, le conocen... me dieron esto. Me entregó un papel.
Se acercó un hombre armado mientras el otro me seguía apuntando ¿Cómo se llama su mama?,
Consuelo acerté a decir notando, recuerdo con vergüenza, cierta humedad entre mis piernas, y sin darme cuenta que era una voz de mujer.
Hoy es 18 de abril, cuando pasen tres años quiero un cuento suyo dedicado. Invéntese un blog con el nombre de su mama y ponga lo que sea, pero asegúrese que yo acierte a leerlo, si cuando se cumplan exactamente tres años no lo encuentro le juro que contrataré a dos sicarios que le levantarán la tapa de los sesos esté donde esté y además destruiré su mierda de nombre con una carta mentirosa a su esposa diciéndole que se acostó conmigo, que es lo que a Vd y a mi nos hubiera gustado hacer, pero no vamos a hacer. Un rayo de luz pasó por sus ojos, también por sus pechos pero sobre todo por sus ojos.
Arranque profesor Ordenó.
Todavía no sé como di la charla tras leer la nota “No sea cutre Licenciado escríbame al menos un cuento de su puño y letra y no lo compre por una mierda de billete. El dinero no puede comprarlo todo, como Vd cree”.