Escribir no deja de ser poner una palabra tras otra, el problema es cuando escribir se convierte en una necesidad vital. Se puede vivir comiendo poco, follando nada, también se puede vivir en silencio; se puede vivir con Dios o sin dios, en soledad o con más gente; toda carencia duele por el lado de la añoranza y la ausencia, pero duele mucho más cuando no encuentras en la mochila palabras para contarlo.
Pero bueno, la culpa es tuya por no sentarte sin más pretensiones que hablar en voz alta. No vas a ganar ningún premio, no vas a crear opinión. Escribir como terapia, a ciegas, sin revisión es una manera como cualquier otra de salvarte la vida y entretener los intermedios que nos causa la monotonía de existir.
Recuerdo aquel martes en el avión de la Quantas…
…aquel hombre se sentó en la puerta de emergencia para poder estirar las piernas y echar un sueño reparador tras los dos asesinatos que había cometido ese fin de semana. La mujer de al lado le miró y le dijo “Antes de que se duerma, le importa decirme lo que pensaría de mi si le dijera que llevo cuatro años sin ir a Mondoñedo y sin que mi marido quiera echarme un polvo”.
Mire señora, no me extraña que no haya ido a Mondoñedo, porque Vd tiene pinta,se lo he de decir, de profesora de cursos inútiles de inserción laboral ¿por donde empieza sus charlas de management? ¿No me diga que es de las que resume antes de empezar la tabarra que les va a contar? O aun peor… pasando lista al principio por si viene el inspector de la Consejería de Educación antes de tiempo. Odio a la gente que pasa lista a ver si esta quien se ha querido marchar.A mi justamente, me faltan en la lista dos personas que me he cargado este fin de semana,nadie las echara en falta. Una el viernes y otra el sábado.
Oiga caballero, sea respetuoso conmigo, ya le he dicho que mi marido no quiere follarme desde hace cuatro años, ¿Cómo me habla del sábados?..si mata a alguien, hágalo en domingo que es cuando los de segundo de BUP aprovechan para hacer los deberes y la lámina de recuperación de dibujo técnico.
Vd me conoce ¿verdad? Se lo digo, porque precisamente yo suspendí dibujo técnico en bachiller. Tenia un cartabón mellado y por eso nunca pude hacer una línea perfecta, justo en el centímetro catorce el grafo tomaba un extraño desvío y la recta interrumpía de golpe su rectitud con una muesca. Pero no se preocupe, hay gente que tampoco puede hacer una línea recta en su vida. Yo creo que también tienen un centímetro catorce que les hace dibujar en falso el renglón delo que quieren. Y lo del centímetro catorce se lo digo sin querer ahondar en lo de su marido que la veo y Vd es un poco susceptible.
¿Vd ha estado en Mondoñedo?
No nunca. Hace unos años maté a un concejal de Porriño, pero en Mondoñedo no he estado nunca.
Pues si alguna vez va no dude en llamarme, por ir con Vd. Ya si eso le dejo que eche una cabezadita que le veo con sueño y yo suficiente tengo con lo mio.
Los dos se rieron al ver apagarse la señal de “cinturones abrochados”, habían superado el despegue. Cerraron el libro de autoayuda que les habían dado en el aeropuerto “De como perder el miedo al avión a través del absurdo”.