martes, 31 de enero de 2023

Mi vacio y yo. Un peliculón por sorpresa.

No puedo soportar las tertulias de los matamoros de las tardes. No es que me las dé de cultureta, ni que deje de reconocer la labor social de entretener a la tercera edad que en lugar de convivir con Elena Francis y la teletienda conviven  con los jorjejavieres y sus amigos. Lo que más malo me sabe es esa tendencia a difuminar lo cierto con lo inventado; la bronca ficticia con la verdadera; la denuncia judicial con el montaje para sacarse unos cuartos. Que no digo yo que cada uno no pueda ganarse la vida como le plazca pero si fuera juez y viera a cualquier famoso cerca de mi juzgado, aunque llevara un ojo en la mano lo mandaría a su casa por la desconfianza que me generaría. Que el campo de debate de cosas tan serias como la violencia familiar sean estos teatrillos me pone de los nervios.

Y esto viene, porque el otro día se celebró en mi pueblo la entrega de los premios Feroz. Que no tengo ni idea de quien los organiza pero que se presentan como la antesala de los goyas y vienen famosos de todos los colores y como se hacen aquí pues nos sirve un poco de publicidad local que nunca viene mal. 

Y os diréis qué bien, pues no, mala suerte, a la mañana siguiente en lugar de los premiados somos noticia porque alguien ha agredido sexualmente a otra que resulta ser una pobladora de las tertulias antedichas de nombre Jedet, trans para más datos, emuladora-interpretadora de la afamada veneno del infame programa del infame Navarro.

Como ni quiero ni me da la gana quedar bien, no os voy a  mentir, y lo primero que pensé es que estos mequetrefes se han pergeñado una bronca ficicia de locas para salir en los medios y promocionar la peli y les han jodido el invento publicitario a los de mi pueblo, mecaguenensuputaleche. Después fui leyendo y parece ser que a un productor cincuentón, pasado no se si de copas o de polvitos, le dio babosa la cosa y empezó a besuquear y meter mano a varios de los presentes/as en una fiestuqui en su exaltación de la cutrez libertaria. Uno que de vez en cuando saca al agüelito preconstitucional que lleva dentro, pensé que en mis tiempos se hubiera solucionado con dos hostias del segurata al energúmeno en cuestión y siendo que estaban a las orillas del ebro un remojón a las cuatro de la madrugada que como ayer estábamos bajo cero le hubiera hecho reconsiderar su actitud a la primera de cambio.

Negativo. Se monta un girigay de mil pares de eggs y todos los políticos a tuitear conmocionados porque el nombre de nuestra muy ilustre ciudad se ve empañado por tan reprobables actuaciones. La presunta actriz se va al juzgado, detienen al presunto productor y mi yo democrático regresa. Os diréis ecdlc se flageló por su desconsideración con los hechos, un poco sí, pero lo que fundamentalmente se me ocurrió fue buscar de qué peli podría ser productor un tipejo que se dedica a joder la fiesta a los demás con la intención de no verla en mi vida. (reconozco que siempre me caen mal los borrachos que joden las fiestas)

"Mi vacío y yo" se titula, la gugleo y me sale noticia del director tirándose de los pelos porque le han mezclado con su productor, el tipo de la borrachera besucona de los feroz, y está (o dice estar) hundido en la miseria porque le han jodido la peli y su prometedora carrera. Y yo que tengo un corazón que no me cabe dentro, me digo pues pobre chaval si es verdad. Y miro en el justwatch donde echan la peli. Coño! en el filmin. Y me meto en mi filmin y está dentro de cine lgtbi en el que, llamadme carca, me meto tirando a poco a pesar de mis puntuales querencias por el alto de goamespuma, pachi andion y andré agassi Y vuelvo y le veo al director la cara de perrico abandonado , un tal adrian silvestre y me da pena (luego igual descubro que es un malvado terrorista chiita) pero me da pena. Y sale de dentro de mi ese yo tierno y adorable que conoceis y me digo este hombre merece que veas su película. 

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Y en eso gasto el lunes feriado de sanvalero en ver la peli lgtbi "Mi vacío y yo" basada en un joven trans que se descubre en disforia de genero y cuenta su vida a sus veinte tiernos años en Barcelona. Modo coña off. 

Es un peliculón como la copa de un pino.


Uno se mete en la protagonista, Rafi, desde el primer momento. Adrian Silvestre dibuja una película sensacional en una ficción con forma de documental. Diálogos, personajes, grupos de debate en la Barcelona pre pandemia que podrían ser perfectamente ciertos. Todo en un realismo descarnado, directo que se puede tocar. Nada de transformismo estridente de pinturete excesivo sino más bien sentimiento doloroso. El (o la) joven viviendo en la perplejidad de su cuerpo de la que no sabe como salir porque no sabe como comprenderlo. Nada de radicalidad, pero toda la tensión personal que el espectador comparte con Raphaelle en sus lágrimas inocentes, en su lucha interior por saberse.

La entrevista con la psicologa, la conversación con el médico en pleno debate consigo misma de si cortarse el pito y ponerse vagina o no. El intento de vivir una sexualidad a través de citas del tinder. Una sexualidad expresa y explícita sin concesiones a la sugerencia sino a lo más crudo. Nada de sexo chabacano, más bien tierno, pero para el incomprensible, doloroso. Lo hace genial en las conversaciones con sus padres, con sus compañeras de trabajo, todos la quieren, pero no saben como ayudarle y ella no se entiende. Los silencios que muestran ese conflicto en su querer ser normal y saberse distinta. Las fotografias que hace a escondidas a las familias, dizque normales, que van por la calle.

Las imágenes de la peli mezclan la cercanía de la protagonista con una fotografía urbana de primer nivel. El juego de las escaleras mecánicas, el locutorio, la obra de teatro que es a la vez escena y película que se mete en la película. En resumen que me ha encantado y os la recomiendo muuuuucho.

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Y vuelvo a telecinco y me imagino mañana los debates vespertinos cítricos sobre la tal jedet y el tal perez santana y los opinadores y los políticos solidarizados de mireusted y la presunción de inocencia y el consentimiento presunto y no puedo evitar un tremendísimo asco (no presunto) por esta tele que hace un teatrillo constantey  que es una depravación que convierte las cosas serias en trivialidades sin que la gente podamos diferenciar. Y no puedo dejar de imaginarme al tal Rafi de la peli y su sufrimiento de verdad tan bien expresado por el director al margen de tanta cuchufleta trivializadora de tertulia de corchopan.


sábado, 21 de enero de 2023

Sostika Patricia de Blas Opinión Ser mujer en Nepal

La India que yo vi era olor, color y pobreza. Distinto a la pobreza brasileña tan contradictoria y la nicaragüense tan politizada.  El turismo de pobreza se queda en la superficie, no llega a la pobreza profunda que entra en la (in)dignidad de los habitantes, esa que hiere cuando la conoces y que cuenta muy bien el libro Sostika de Patricia de Blas en Nepal.

Sostika es un libro periodístico que tiene en lo periodístico lo mejor de sus páginas. Lo novelero se le desmanda un poco. A veces por defecto como la relación con el traductor que daba para más y a veces por exceso con partes en las que la historia se hace menos creíble en sus giros de película.

Me quedo en el excelente reportaje que es lo que me ha hecho comerme el libro en dos sentadas, La descripción y sobre todo la evocación contradictoria entre la vida sedentaria y llorona europea y la vida en el límite de esos países que solo se descubre en los viajes menos organizados. Patricia de Blas describe de manera excelente la contradicción personal al tener que regresar a casa . Esa tentación de romper el billete de regreso que tiene todo viajero (y por la que a veces opta) ¿y si me quedo y que le den bola a todo?. Esa sensación de “otra vez aquí” cuando pisas el aeropuerto de Madrid que deriva en una especie de remordimiento por regresar.

Es de nuevo un libro de mujeres en contradicción. La mujer independiente que viaja y tiene la potestad de mandar a su entorno a hacer puñetas si fuera preciso y la mujer nepalí en toda su crudeza de (in)dignidad personal que le ata al territorio. Volviendo a mi viaje a la India, recuerdo a una niña en Anantapur de la que su profesora nos dijo que la habían sacado de un gallinero con cuatro años donde compartía (o se peleaba) con los gallinazos y el resto de bichos por la comida, básicamente por ser mujer pobre.

Me gusta la manera de afrontar el feminismo por contradicción de personajes. Si en La hija del Italiano de Elena Laseca, que comentamos hace unos meses, era un libro de contradicción entre el modo de afrontar por parte de varios personajes el rol de mujer en el medio rural, aquí la contradicción se acrecenta y recrudece recordando que en este mundo interconectado con cada día menos zonas de sombra de internet persisten, sin embargo, zonas de sombra de la dignidad personal de la mujer en el mundo.

Hay otras contradicciones sobre el oficio de periodista y sus límites ( la autora es periodista) y las contradicciones de hasta donde se debe respetar o si se deben afrontar y enfrenar principios culturales vejatorios para la mujer que son aceptados en esos países como algo propio de su cultura. ¿Hasta dónde es legítimo entrometerse por parte de un visitante europeo? En estos tiempos sin repregunta somos capaces, con razón en mi opinión, de afear a los cataríes su pisoteo de los derechos humanos mientras organizan campeonatos futboleros. Pero el idiotismo gobernante se posiciona pro árabe sin levantar la voz en la ciénaga de valores en los que se convierten estos territorios y costumbres denigrantes dizque culturales. No hablemos de la intocable China. Se cuestiona la ética de querer ayudar a nepalies, mientras tienes personas necesitadas a dos metros de tu casa a las que olvidas.

Sostika es un excelente reportaje que quiere hacerse (no sé por qué) novela cuando estaba fenomenal de reportaje. La autora conoce de lo que habla. Es un libro evocador que me ha golpeado con el recuerdo de muchas cosas que vimos en las tres semanas que estuvimos en la India en 2005, que no es Nepal pero en se le parece. Es una realidad que se impregna en su crudeza a los recuerdos y de la que es complicado despegarse. Entiendo perfectamente la necesidad de la autora de sacarse (quererse sacar) la historia de dentro.

Hay que destacar la edición impecable de Rasmia de la que tenía sus Cuentos libertarios y que en este libro reitera su buen hacer. Ya sabéis que en estas líneas se defienden que los buenos libros lo son también porque están bien editados.Este es un buen libro.

jueves, 12 de enero de 2023

Hoteles

Trujillo, Bucaramanga, Auckland, Calafate, Lisboa, Florencia, Torla, Triana, Bora Bora,Sevilla, Barcelona,Chiclana,Cairns,Singapur, Paris, Madrid...

Me he entretenido buscando hoteles donde he estado para seguir viajando por los recuerdos ahora que no ando sobrado de sueños.






















De regreso a casa

Decidió andar caminando hasta casa en aquella noche tranquila. Era una noche fría, con esa niebla disimulada que aun no preludía los dias de febrero. Sombras esquivas, jovenes en su regreso a casa tan llenos de esperanzas como vacíos los bolsillos.Vio a su ex jefe borracho, le saludó para joderlo, no podía ni apollarse en las señales de tráfico, le dijo tonterias triviales como siempre, gente que ha pasado toda su vida andando de perfil y que ahora ni siquiera son capaces de hacerse sombra.

Todo le pareció mentira. Una mentira que enturbiaba cada día con su complicidad silente. Cada mañana se imaginba una tentativa de  revolución pendiente contra la idiotez y sin embargo, al llegar al curro, plegaba docil todas sus banderas revolucionarias bajo la carpeta del trabajo retribuido. Si me cargo a todos estos idiotas, tambien me tengo que aniquilar a mi mismo como parte de este circo. Y se vio saltándose por lo aires en una carta incendiaria con remite de regreso.

Sentado, como todas las mañanas frente al trasiego, se hizo bruma y aire y nebulsa de algodón que se asemeja a la nada y se hizo poco, Recordó con pena a sus enemigas que al morir destruyeron la causa, a las que le odiaron que hoy se hacen invisibles carcomidas de insignificancia. Y se recreó en lo nuevo que quizá sea como siempre un paisaje sin velos y un cuerpo de mujer. 

Encarnizó la duda, midió el desasosiego y se fue buscando una noche sin desvelos.