No puedo soportar las tertulias de los matamoros de las tardes. No es que me las dé de cultureta, ni que deje de reconocer la labor social de entretener a la tercera edad que en lugar de convivir con Elena Francis y la teletienda conviven con los jorjejavieres y sus amigos. Lo que más malo me sabe es esa tendencia a difuminar lo cierto con lo inventado; la bronca ficticia con la verdadera; la denuncia judicial con el montaje para sacarse unos cuartos. Que no digo yo que cada uno no pueda ganarse la vida como le plazca pero si fuera juez y viera a cualquier famoso cerca de mi juzgado, aunque llevara un ojo en la mano lo mandaría a su casa por la desconfianza que me generaría. Que el campo de debate de cosas tan serias como la violencia familiar sean estos teatrillos me pone de los nervios.
Y esto viene, porque el otro día se celebró en mi pueblo la entrega de los premios Feroz. Que no tengo ni idea de quien los organiza pero que se presentan como la antesala de los goyas y vienen famosos de todos los colores y como se hacen aquí pues nos sirve un poco de publicidad local que nunca viene mal.
Y os diréis qué bien, pues no, mala suerte, a la mañana siguiente en lugar de los premiados somos noticia porque alguien ha agredido sexualmente a otra que resulta ser una pobladora de las tertulias antedichas de nombre Jedet, trans para más datos, emuladora-interpretadora de la afamada veneno del infame programa del infame Navarro.
Como ni quiero ni me da la gana quedar bien, no os voy a mentir, y lo primero que pensé es que estos mequetrefes se han pergeñado una bronca ficicia de locas para salir en los medios y promocionar la peli y les han jodido el invento publicitario a los de mi pueblo, mecaguenensuputaleche. Después fui leyendo y parece ser que a un productor cincuentón, pasado no se si de copas o de polvitos, le dio babosa la cosa y empezó a besuquear y meter mano a varios de los presentes/as en una fiestuqui en su exaltación de la cutrez libertaria. Uno que de vez en cuando saca al agüelito preconstitucional que lleva dentro, pensé que en mis tiempos se hubiera solucionado con dos hostias del segurata al energúmeno en cuestión y siendo que estaban a las orillas del ebro un remojón a las cuatro de la madrugada que como ayer estábamos bajo cero le hubiera hecho reconsiderar su actitud a la primera de cambio.
Negativo. Se monta un girigay de mil pares de eggs y todos los políticos a tuitear conmocionados porque el nombre de nuestra muy ilustre ciudad se ve empañado por tan reprobables actuaciones. La presunta actriz se va al juzgado, detienen al presunto productor y mi yo democrático regresa. Os diréis ecdlc se flageló por su desconsideración con los hechos, un poco sí, pero lo que fundamentalmente se me ocurrió fue buscar de qué peli podría ser productor un tipejo que se dedica a joder la fiesta a los demás con la intención de no verla en mi vida. (reconozco que siempre me caen mal los borrachos que joden las fiestas)
"Mi vacío y yo" se titula, la gugleo y me sale noticia del director tirándose de los pelos porque le han mezclado con su productor, el tipo de la borrachera besucona de los feroz, y está (o dice estar) hundido en la miseria porque le han jodido la peli y su prometedora carrera. Y yo que tengo un corazón que no me cabe dentro, me digo pues pobre chaval si es verdad. Y miro en el justwatch donde echan la peli. Coño! en el filmin. Y me meto en mi filmin y está dentro de cine lgtbi en el que, llamadme carca, me meto tirando a poco a pesar de mis puntuales querencias por el alto de goamespuma, pachi andion y andré agassi Y vuelvo y le veo al director la cara de perrico abandonado , un tal adrian silvestre y me da pena (luego igual descubro que es un malvado terrorista chiita) pero me da pena. Y sale de dentro de mi ese yo tierno y adorable que conoceis y me digo este hombre merece que veas su película.
--------------
Y en eso gasto el lunes feriado de sanvalero en ver la peli lgtbi "Mi vacío y yo" basada en un joven trans que se descubre en disforia de genero y cuenta su vida a sus veinte tiernos años en Barcelona. Modo coña off.
Es un peliculón como la copa de un pino.
Uno se mete en la protagonista, Rafi, desde el primer momento. Adrian Silvestre dibuja una película sensacional en una ficción con forma de documental. Diálogos, personajes, grupos de debate en la Barcelona pre pandemia que podrían ser perfectamente ciertos. Todo en un realismo descarnado, directo que se puede tocar. Nada de transformismo estridente de pinturete excesivo sino más bien sentimiento doloroso. El (o la) joven viviendo en la perplejidad de su cuerpo de la que no sabe como salir porque no sabe como comprenderlo. Nada de radicalidad, pero toda la tensión personal que el espectador comparte con Raphaelle en sus lágrimas inocentes, en su lucha interior por saberse.
La entrevista con la psicologa, la conversación con el médico en pleno debate consigo misma de si cortarse el pito y ponerse vagina o no. El intento de vivir una sexualidad a través de citas del tinder. Una sexualidad expresa y explícita sin concesiones a la sugerencia sino a lo más crudo. Nada de sexo chabacano, más bien tierno, pero para el incomprensible, doloroso. Lo hace genial en las conversaciones con sus padres, con sus compañeras de trabajo, todos la quieren, pero no saben como ayudarle y ella no se entiende. Los silencios que muestran ese conflicto en su querer ser normal y saberse distinta. Las fotografias que hace a escondidas a las familias, dizque normales, que van por la calle.
Las imágenes de la peli mezclan la cercanía de la protagonista con una fotografía urbana de primer nivel. El juego de las escaleras mecánicas, el locutorio, la obra de teatro que es a la vez escena y película que se mete en la película. En resumen que me ha encantado y os la recomiendo muuuuucho.
---------------
Y vuelvo a telecinco y me imagino mañana los debates vespertinos cítricos sobre la tal jedet y el tal perez santana y los opinadores y los políticos solidarizados de mireusted y la presunción de inocencia y el consentimiento presunto y no puedo evitar un tremendísimo asco (no presunto) por esta tele que hace un teatrillo constantey que es una depravación que convierte las cosas serias en trivialidades sin que la gente podamos diferenciar. Y no puedo dejar de imaginarme al tal Rafi de la peli y su sufrimiento de verdad tan bien expresado por el director al margen de tanta cuchufleta trivializadora de tertulia de corchopan.