Veo pocas series, tienen que
estar muy recomendadas, para que alimente mi paciencia y aguante el despedace
de una historia en capítulos. Este enero he visto La Mesías y voy por el tercer
capítulo de la cuarta temporada de True detective. La mesias me la ví de tirón
un domingo de frio y penumbra, todos los episodios de golpe; los javis me
encantaron en Paquita Salas y con sus peculiaridades me han gustado también en ésta.
El papel de Roger Casamajor es sensacional, en mi opinión el mejor sin duda de
todos. Me pareció especialmente brillante como se contrapone el teatro como
medio de huida al enclaustramiento fanático. De ellas, de las mesías, me quedo
con la primera, Ana Rujas (pufffffff), después desgraciadamente caen en el histrionismo
propio de los autores que controlado pone su tensión y amenidad pero desbordado
achicharra el argumento. Y eso que las actrices son nada menos que Lola Dueñas
y Carmen Machi. La peli deambula (a veces se pierde) entre la religión y la
espiritualidad; entre el fanatismo y la libertad de cada uno para esclavizarse
como te da la gana. Y un tema que subyace, sobre en qué momento debe intervenir
el Estado por encima de la voluntad de los padres. Pero bueno es un debate que
nos mete en terrenos pantanosos ¿pueden diez padres que viven en un pueblo
perdido sacar a sus hijos del sistema educativo?¿Pueden los padres censurar un
determinado contenido educativo o extraescolar de un cole?¿Se debe sacar a un
crio de su familia cuando los padres suponen un riesgo por religión o ideología
o es peor el remedio que la enfermedad de internarlo en un centro? Cosas como
estas subyacen en esta serie que en general me gustó. Me guardo el comentario
de True detective para cuando termine, pero los dos primeros capítulos son
impresionantes. Jodie Foster y Kali Rais tremendísimas. La construcción del
microcosmos excepcional. Ya os contaré.
No veo ni a Evole, ni a Pablo
Motos. Sencillamente no me gustan. Evole es un entrevistador que sobreedita sus
entrevistas por lo que no sabes si el entrevistado lo ha dicho así o es un
cortapega de Evole para hacer ver lo que le da la gana. Pablo Motos, por su
parte, presenta un teletienda sin más gracia ni fundamento. Al menos lo hace en
directo. A los dos les han machacado por un par de entrevistas: Evole a Josu
Ternera y Motos a Sofia Vergara. (pufffffff) Este enero, decía, me he visto las
dos entrevistas y en contra del criterio general me han gustado los dos. Motos y
Vergara juguetearon en directo en una conversación amena y fluida. No hay que
sacar más, ni el programa da para más. Pero las redes se ensañaron con Motos que
es tanto como posicionarse por Piolín en lugar de por Silvestre como si fueran
personajes reales. Es un juego y Motos consiguió un día más su objetivo que es
tener a la gente pegada una hora a la tele en máxima audiencia para venderles
fregonas, libros y cintas de video. Disculpen pero soy mucho más de Wyoming,
puedo discrepar de él, pero los guiones están mil veces más trabajados y
ocurrentes que el concurso de felaciones de Motos.
Pero así está este país. Un país de
militancias en los que los posicionamientos no se defienden con argumentos sino
encasillando al otro, también a los periodistas. Y si es necesario explicar que
a un tipo que supuestamente planifica y ejecuta una rebelión se le debe juzgar (otra cosa es que le condenen) es que nos
estamos yendo de cabeza. Sea cual sea la posición política que se tenga.
Por su parte y sin que sirva de
precedente también me gustó la entrevista de Evole a Josu Ternera. Cuando a
este tipo, Josu, lo han seguido miles de personas, le han hecho diputado de su
región y ha sido líder de un grupo, grupo terrorista, pero un grupo a fin de
cuentas, uno se imagina un tipo carismático, con esquema mental (criminal o no)
claro. Ideologizado, pero con un orden de discurso para convencer a alguien.
Sin embargo, la entrevista desenmascara a un oligofrénico a quien la historia le
hace un gran favor poniéndole el calificativo de líder cuando es un enfermo
mental sin luces y además un cobarde que echa las culpas a los demás de su
grupo.
Le han acusado a Evole de dar la
palabra a un criminal, para explicarse. Sinceramente hay algunos imbéciles para
los que la mejor manera de descubrirlos es dejarlos hablar. Y este es un caso
de ellos. Ninguna coherencia en el discurso, se cabrea cuando el entrevistador
le repregunta, mirada más perdida que lo perdido que está él y sobre todo
cobardía. Cuando él era jefe dice que la responsabilidad la tenían los ejecutores
y cuando él era ejecutor dice que era un mandado. Cobarde muy cobarde. Lo que
es un criminal ya lo sabemos, un tipo sin escrúpulos ya lo sabíamos, lo que era
un imbécil de capirote lo descubrimos mejor al oírle hablar. Y Evole consigue
que no calle y que se desenmascare desde el primer segundo. No me llame Ternera,
le dice a Evole. Hace mal, quizá Ternera aguanta el mito (malévolo pero mito),
mientras Josu Urrutikoetxea es un tipejo propio de frenopático. Qué cegado
tiene que estar alguien para haberle apoyado y que intima vergüenza tiene que
sentir ahora. Ya verán dentro de unos años los desmarques de algunos que tengo
por sensatos defendiendo lo indefendible en estos días de leyes imposibles.
Como se me está haciendo largo,
dejo para otro post el libro Mujeres que follan de Adaia Teruel. Me ha hecho
pensar mucho sobre como la identidad de muchas personas (en este caso mujeres)
se construye desde la sexualidad mejor o peor vivida y a la inversa cómo la identidad
y sus fronteras define la sexualidad que se tiene que vivir. Quizá un poco sesgado en la elección de las
entrevistadas, pero libro recomendable.
También dejo las pelis que he
visto en el cine. La sociedad de la nieve en la línea de Bayona:
espectacularidad, superficialidad y vacuidad argumental . A mi no me gusta. Tampoco me gustó Anatomía
de una caída. Sobrevalorada. Puedo echarle la culpa a un doblaje pésimo, pero es
que el argumento y el juicio se hace interminable e increíble. Salvo la
discusión entre el matrimonio el resto prescindible.
En la tele he visto Creatura, Un
amor y 20000 especies de abejas que optan las tres a los Goyas. Un amor no me
gustó nada pero igual estaba un poco condicionado por lo poco que me gusta Sara
Mesa la escritora de la que trae causa. Creatura la vi con mucho entusiasmo
porque me la habían recomendado y lo cierto es que las actrices lo hacen muy
bien pero el hilo de continuidad del guion se desmadeja; me cuesta encontrar el
vinculo entre la infancia y la madurez de la protagonista. Es bonita de imagen,
tiene su aquel de contenido pero me falta algo de enlace.
20000 especies de abejas es la
que más me ha gustado de las que he visto. Patricia Lopez Arnaiz lo hace sensacional,
(Puffffff también recordando mi olvidada querencia filovasca) papelón como
madre y también el de Sofia Otero. Vamos a ver, no es un peliculón, pero como
pasaba en Cinco Lobitos y en cierto modo en Patria muestra ese salto
generacional de la mujer. Las tres se encuadran en un marco vasco, con una iglesia
y un monopartido confesional asfixiante y cómo la siguiente generación de mujeres tienen que luchar contra la inercia
de lo ancestral machista y farsario de sus madres con una visión distinta de la
vida sin dejar el cariño familiar.
Bueno, pues aquí dejó Enero acostado
en su almohada de niebla. Otro rato os cuento de libros.