Los inviernos ya no tienen febreros
se hacen bisiestos,
como si una enfermedad sin nombre
atenazara los años.
Cuesta respirar y las toses congestionan
los autobuses urbanos
mientras las personas bajan sus cabezas sumisas
a las aspas del guasap.
Cada mañana se parece a la anterior
en una rutina perezosa y cómoda
y es que,
conforme avanzan los años
se aprecia más el valor de lo mismo
y la añoranza de los días iguales.
Nunca estoy segura si lo que de verdad pretendes transmitir es melancolía y un pelín de tristeza o es que se te escapa sin querer y luego la recolocas para que no se note. Sea como sea, me gusta como escribes, no importa si es prosa o como en esta caso poesía, es de verdad y eso siempre es de agradecer... bueeeno, pues nada, acurrúcate en esa rutina y siéntete cómodo... es verdad que entre eso y estar con el corazón encogido todo el día .. mejor la tranquilidad de esa rutina, aunque el clima no deje de soprendernos, el de todo tipo : ) Abrazo fueerte.. no dejes de escribir ¿ Ok? : )
ResponderEliminarMuchas gracias María, la verdad es que a veces cuando se escribe se deja un rastro emocional quieras o no.
EliminarEstán siendo meses de mucha tensión laboral y personal, en un continuo de solución a lo imprevisto que hace añorar los dias de rutinas.
Como cuando estiras una goma al final deja devolver al estado original y va cogiendo mala forma. Me resisto a que esté estado se me vaya acumulando, pero está siendo inevitable.
Abrazos