domingo, 15 de diciembre de 2024

Kafka en la orilla. Opinión y crítica ¿Chapuza o genialidad de Murakami?

Este es el primer Murakami que leo del ciclo de los libros odiados de Murakami, porque Tokio Blues, After Dark, El niño sin color o Al sur de la frontera al oeste del sol son para mi excelentes libros íntimos, preciosos y bien escritos (y traducidos al español) en especial los dos últimos. Luego están los cuentos de Hombres sin mujeres, Primera persona del singular,  o El del elefante desaparece que depende de cada cuento pero también se dejan leer cómodamente igual que los más estándar como de qué hablo cuando hablo de correr y de escribir. (ya veis que me he leído unos cuantos).

Kafka en la orilla es otra cosa. Y a nada que navegues por la red descubres esa dicotomía característica de detractores y defensores de nuestro amigo el japonés, enzarzados a brazo partido.

Los viejos lectores de este blog recordareis que ya hice una especie de defensa de Murakami en un post antiguo, pero es que hasta entonces solo había leído los libros cómodos de Murakami, este, sin embargo, es un libro incomodo, desasogante y confuso que a ratos le hubiera puesto en mi clasificación un cuatro de excelente y a ratos un dos de regular que es lo que finalmente le he puesto (no cabe nota media). 

Es una especie de road movie de varios personajes, pero no solo por estaciones de trenes, autobuses y coches a lo largo de Japón como es habitual en nuestro amigo; sino un libro de viajes por la historia personal de los personajes y a fin de cuenta un viaje por las cuentas pendientes de nuestro itinerario vital.

Los personajes están afectados por la violencia como elemento de unión. La violencia en Kafka por via paterna; la violencia de Nakata en su experiencia infantil y la experiencia de la señora Saeki vivida en la muerte de su novio o la profesora y su marido muerto en la guerra. Un poco como aquel 2666 de Bolaño. Y luego un montón de personajes a medio hacer y a medio concluir.

Y la sangre y el sexo que se mezclan a lo bestia como en la imagen de la profesora en la excursión con los niños. Y los personajes se van duplicando entre lo real y lo imaginario como Kafka y el cuervo; como Saeki mujer y niña; como el Nakata víctima y sanguinario. Quizá porque lo sexual y lo violento, sangre y orgasmo forman para Murakami un hilo argumental que justifica la huida por el lado de la violencia y el reencuentro por la vía del mundo imaginario al que se accede por la puerta abierta.

Son personajes en huida (igual que mi añorado Pedro Andreu en el recuerdo con Datrebil) huye Kafka, huye Nakata, huye la profesora y al mismo tiempo personajes que se reencuentran en el plano de lo imaginario en esa imagen de la personalidad a medias, con media sombra, con media sexualidad como Oshima. Hombres huecos, vaciados por un pasado hiriente sin conciliar.

Personajes que se reencuentran como Kafka con su padre y su hermana, como la Sra saeki con su novio Porque durante todo el libro se produce el viaje en doble plano: el viaje de huida en lo real y el viaje de reencuentro en lo imaginario. El pasado del que se huye y el presente de encuentro que se recrea en el imaginario común de los personajes.

A Murakami sin embargo, se le escapan demasiados hilos para hacer de este galimatías un buen libro. El personaje de Sakura, de la profesora, de Hoshino acompañante del señor Nakata haciendo de sancho panza de nuestro quijote japonés, tan loco y tan cuerdo.

Qué sí, que ya sé que es una tragedia de grandes personajes con el final apuntado desde el principio como Edipo y su maldición, el destino, pero se le va demasiado, se quedan demasiados personajes diluidos enmascarados en imágenes de Warhol como Colonel de KFC o el Johnie Walker y otros que aparecen y desaparecen como Oshima y Sakura que hacen de coro al argumento sin terminar de cuajarse. Murakami cae a menudo en el onanismo mental (y físico) y ya no se sabe si es un intenso o un chapucero mezclando historias sin acabar de todo tipo.

Y después lo de siempre en Murakami (y que me gusta): frases ligeras, buen ritmo, referencias musicales y culturales y el amor al libro por encima de todo imaginando bibliotecas como remanso de paz. Sexo, mucho sexo descrito y explícito; algo de historia, mucho de geografía, gastronomía y cultura japonesa y símbolos new age que se dibujan como referentes.

En definitiva es un libro deconstruido, de final difícil o difuso, que se rehace cuando luego lo repiensas y cuando lees comentarios por ahí de distintas interpretaciones, pero que no llega a cuajar en lo compacto. Lo imaginario encaja con dificultad en lo real y todo se embarulla.

Un Murakami al año no hace daño, pero me pensaré muy mucho acometer otro libro de más de 700 páginas del amigo, seguramente o me recomendáis con pasión algún otro de los menos oníricos o en el próximo me iré por la vía de los cuentos.

12 comentarios:

  1. Creo que no lo añadiré a mi lista jejeje yo necesito algo menos denso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Denso y confuso. En mi opinion Al sur de la frontera y el de la peregrinacion del chico sin color son los que mas me han gustado.
      Abraaaaaazos

      Eliminar
  2. Yo me leí el de "correr" y no he vuelto a tocar a Murakami.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bienvenido/a
      el de correr tampoco me entusiasmo. Onanismo mental a tope.
      Pero se deja leer.
      Un abrazo

      Eliminar
  3. Seguramente haya sido porque me gustan los retos, mi mente es caótica y sobre todo, porque me avisaron que interiorizara una frase que dice uno de los personajes..“mejor no intentar dar sentido… a algo que básicamente no lo tiene” que no me resultó tan ardua, ni frustrante como te leo. Debe ser que miro con mucha simpatía a Murakami y nos llevamos de maravilla, por si mi nivel de masoquismo se pone en duda ahora mismo, voy por la mitad de 1Q84 que por cierto me está gustando bastante más que este Kafka en la orilla, pero es que a ver, debe ser complejísimo plantearse una novela en la que los personajes, hasta tres (Nakata, Kafka Tamura y Miss Saeki) se desdoblan o mejor dicho, practican la disociación para sobrevivir a la violencia de sus realidades, alternando el espacio físico real, con ese otro que se fabrican como refugio alternativo, suma a esto el surrealismo intrínseco y ese maravilloso mundo onírico que tanto gusta al autor y el resultado explica la dificultad que seguirle el hilo a esta historia que creo se alimenta de la normalización de la violencia que vivió el pueblo japones durante la segunda guerra mundial, de esa violencia irracional es de lo que creo Murakami ha impregnado esta novela hasta el punto de volverla por momentos difícil de digerir, como que además de lo que lees, te hace experimentarla sensorialmente, algo así he sentido yo para comprender el regusto que deja y creo que si es lo que de verdad pretendía, en mi caso lo ha conseguido, desde luego es muy posible que no la haya comprendido completamente, porque son demasiadas tramas las que hay que ir hilvanando y eso requiere un tiempo, meticulosidad y esfuerzo que no suelo tener pero como el buen jazz te hace mover los pies… así pues, un 2 es un suspenso demasiado bajo, si la suspendes para ser justo dale mínimo 4,5, me parece profe que has sido muy severo tú : ) Muchos besos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja que la puntuación es un 2 sobre 5 no sobre 10.
      La dispersión no es en las tramas sino en dejar personajes colgados. La chica del autobus , oshima incluso el coronel tenían mas recorrido.
      A mi me gusta murakami pero aquí se le va.
      Ya contaras como ha ido el 1Q84. Una vez mas me daré una pausa tras leer al japones. Ahora eztoy con el embrujo de sangai q me está encantando.
      Qué delicia Marsé
      Bsssss

      Eliminar
    2. Ah vale... entonces es un 4.. : ) Es cierto que no perfila los personajes, pero cómo hacerlo de tantos desdoblados, algunos siendo meros espíritus vivientes e incluso el coronel ni siquiera siéndolo, que es sólo un concepto y además todo ello en una novela que es puro surrealismo. A mi sabes lo que me saturó un poco bastante la hipersexualización de todo ( comprendo que todo es visto a través de los ojos de un adolescente con las hormonas alteradas pero bufff.. ) y no digamos a lo que reduce los personajes femeninos .. la pobre Sakura ( la chica del autobús que podría ser su hermana que mencionas ) más cosificada imposible.. en este sentido se hace realmente odiosa esta novela, como dices tú “se le va” pero ya perdoné a Murakami : ) d Marsé no he leído nada .. tomo nota : ) Más besos!

      Eliminar
  4. Tomo nota de lo que expones de Murakami. A Kafka lo leí hace ya unos cuantos años y merece seguir siendo recomendado.
    Un abrazo con mis mejores deseos para estas fechas que se avecinan

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Igual para tí Luis Antonio, como cada año un placer tenerte de lector y a la vez leerte.
      A partir de este año, no sé si porque ya vamos doblando el folio, me he propuesto releerme tres o cuatro libros.
      La relectura es un ejercicio apasionante en el que se rompen mitos de libros idealizados y a la vez se redescubren matices en libros olvidados. Mira un tema para post
      Un abrazo.

      Eliminar
  5. Pues entonces ni lo intento.
    Porque unas me gustan mucho y otras nada y no estoy para perder el tiempo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por lo que voy comprobando Murakami es un autor desdoblado. A veces real a veces onírico y un conjunto intersección (el diagrama de venn siempre en nuestra mentalidad ochentera) que es la esencia Murakami.
      A unos les gusta lo onírico, a otros lo realista (más o menos) y a otros el conjunto intersección, o sea todo. Yo me ubico preferentemente en la zona2 del realismo más o menos. Abrazos.

      Eliminar