domingo, 23 de junio de 2013

Me hallara la muerte… y el aburrimiento. Juan Manuel de Prada. Crítica y despelleje

Ya lo sé, tiene cara de niño repelente
derechón repeinado de colegio de Fomento,
y te dan ganas de quitarle el bocadillo de mortadela  me-hallara-la-muerte
y tirárselo a un charco.
Sus artículos dominicales
no llegan ni a homilía de cura de sotana raída
y desprenden un tufillo rancio
a columnista a sueldo vaticano...
Pero qué queréis que os diga,
a mi me gusta como escribe novelas.
Si solo hubiera sido La Tempestad
la cosa hubiera quedado en un planeta agraciado,
pero es que después escribió
La vida invisible
y eso son palabras mayores,
Se me ganó el corazón
y el magín lector
para siempre
y desde entonces,
por ese miedo a la desilusión,
no lo he vuelto a leer...
no fui capaz de avanzar con El séptimo velo
ni quise ir hacia atrás leyendo Coños.
Ahora publica
Me hallará la muerte
me lo han traido los Reyes… ya os contaré.
Eso fue hace unos meses (en el blog escondido) ya me lo he leído y os cuento…
Así en general, Juan Manuel de Prada es alguien que domina el lenguaje y las palabras, difícil de pillarle en renuncio, escribe bien. El problema es cuando lo ensortijado termina por estrangularle y la cosa no avanza rizando el rizo del arabesco lingüístico pedante y se encandila en la borrachera de metáforas hasta la desesperación. Las metáforas las carga el diablo y las páginas abarrotadas de “comos” se convierten en una retahíla de ocurrencias sin más emoción que averiguar cual será la siguiente semejanza estrafalaria con la que nos disparará el autor en su verborrea desbocada.
No me gustan mucho las novelas históricas, es verdad, quizá porque no he tenido la suerte de encontrarme en el camino con buenos personajes históricos (no del mío ubicados en otros tiempos, que no es lo mismo). En esta amalgama de páginas encuadernadas (me cuesta llamarlo novela) el autor nos cuenta una historia que pasa en la Rusia de la división azul como podría pasar en cualquier otro sitio, los personajes no son históricos sino puestos allí, en la historia, en una especie de atrezzo sin razón.
“Te hallara la muerte” se compone de varias partes: antes de alistarse, en Rusia y a su vuelta. No destripo el libro que para eso ya está la reseña de la cubierta (incluso el título…mandan guebos). Parece como si tuviera escritas varias novelas y por una decisión del editor (o de algún fabricante de papel, el libro tiene 700 paginas) las hubiera pegado a la fuerza con una mixtura de mortero palabrero con la única finalidad de rellenar las junturas que deja la desconexión del argumento.
Los personajes no tienen una continuidad de comportamiento ni de carácter, van dando saltos en su pensar y no identificas al de una parte con el de la siguiente. Lo peor a mi modo de ver, es lo de sacarse personajes de la chistera. Es decir, quien tiene un papel de figurante durante 400 paginas y no sabes ni quien es, ni casi como se llama, de repente asume un papel protagonista y tienes que volver para ver si realmente era tan importante cien páginas atrás.
Lo de la moraleja política de los dos franquismos: el tecnócrata y el falangista queda un poco pinturero y de esterotipo y hasta un poquito empalagoso,durante toda la novela. Sobre esto escribe de manera cruel (…y muy bien) Embajador en el infierno un blog que me gusta bastante. Y si os interesa este tema (y contado en serio) os recomiendo que os leáis a mi profe de político Manuel Ramírez España 1939-1975 régimen político e ideología es un libro pequeño, apasionante pero intenso en el buen sentido.
En fin que casi me da miedo releer alguna página de La tempestad o de La vida invisible, por si se me rompe, ya que ese libro lo guardo en la balda de mis lecturas favoritas. Quizá, pienso ahora, porque no solo sea la balda de mis lecturas, sino también la de los recuerdos de mis lecturas y empiezo a pensar que en ella están, no solo los libros sino al mismo tiempo, los recuerdos de los momentos en los que los leí, allí, pegados a las páginas. Me da miedo, porque aquel libro, La vida invisible, me gustó mucho y en su trama no se veían las costuras de un traje hecho de varias piezas como en este. También la tempestad (que ganó el planeta) me gustó. Pero Me hallara la muerte no, ni de coña.
No os lo leáis.

miércoles, 12 de junio de 2013

Todo lo que era solido. Muñoz Molina. Excusatio non petita…

Lo primero que hay que decir es que el libro está muy bien escrito (lo que hoy día no es decir poco). Es cierto, como comentaba ND, que en algunos puntos recuerda a Enric Gonzalez en Historias de NY entremezclando opiniones políticas con recuerdos y vivencias personales de un Nueva York que les encanta y del que se pegan medio libro buscando argumentos para hacerlo acorde a sus ideas (cosa obviamente imposible).
Pero matices aparte, las opiniones se van desenvolviendo suavemente, con corrección, una detrás de la otra y con una tierna añoranza a los tiempos de la transición.Yo creo que AMM muestra el desengaño de los cincuentones que está uniendo a gentes de ideologías diversas pero coincidentes en la necesidad de mandar a la mierda a la mediocridad política que nos gobierna. Y de eso fundamentalmente va el libro.todo-lo-que-era-solido-9788432215445
Pero eso es complicado amigos, ya os lo digo ¿Cómo convencer a las elites que están ganando una pasta gansa en la empresa privada a tomar las riendas cobrando la mitad y compartiendo escaño con trepillas iletrados de partido que les van a hacer la vida imposible? Hasta hace poco, el decir que en los altos puestos políticos debían estar los mejores, y decir que ahora están asaltados por mediocres (descamisaos o niños pijos de gaviota, me da igual) quedaba de elitista conservador, parece que ahora que lo dice Muñoz Molina queda un poco menos mal. Pero en eso estábamos y en eso estamos.
En fin que no sé porque el libro suena a constante excusa no pedida como diciendo “Escuchadme amigos, que yo no soy de ellos eh? que yo no soy de los de la ceja, que no todos los que hemos cobrado de El País somos coparticipes de esta tropelía en la que vivimos. Todos los de derechas son malvados de derechas, pero los de izquierdas no necesariamente somos abobados progresistas de ZP, que lo sepáis”
El libro me ha gustado mucho (se lo agradezco a los gafotas que me han empujado a leerlo), está muy bien escrito, se lee rápido, aunque te deja una acidez de estomago de esas que no cura el omeprazol. No obstante, no sé si os ha pasado igual, al final tienes la impresión de que te impacta más por quien lo dice que por lo que dice… y eso que dice mucho y bien. He ido apuntando 30 notas y no puedo estar más de acuerdo, os las enumero:


  • La nostalgia de un tiempo de posibilidade que nadie supo apreciar
  • Un tiempo de dinero y pelotazos
  • Los “profesionales de la política” contra los “profesionales en la política”
  • Las “ilegalidades legales” o cómo desactivar los mecanismo de control
  • La invasión de la administración y sus cargos medios por la mediocridad política
  • Los entes vampiros satélites de la administración y la desadministrativización
  • La política basada en las inauguraciones
  • La administración que paga más de lo que es oportuno y revienta los precios
  • Opio: Iglesia, fiesta, folklore y deporte
  • Patriotismo, nacionalismo, localismo y victimismo
  • La desfiguración de la historia para conseguir su uso narcisista por los pueblos
  • El menosprecio de la tibieza política ¡Hay que machacar al enemigo!
  • La definición política basada en dejar claro contra quien estás. Mi enemigo me define
  • La política del evento y la palabrería de tertulia
  • El periodismo de partido
  • La penalización de la discrepancia interna, la disidencia está mal vista
  • Los que critican internamente son unos aguafiestas y unos pagados del enemigo
  • El mal vicio de leer periódicos antiguos
  • La movilidad geográfica: La critica a los que se van
  • ¿Cómo nos ven los extranjeros?
  • Un comunista en su admirado Nueva York
  • 23F la noche en que se acallaron los ruidos de sables
  • Los derechos que se consideran consolidados pueden desaparecer de la noche a la mañana
  • La corrupción a nivel particular ¿Todos somos corruptos a nuestra escala?
  • El mito de la inercia de la normalidad. El mañana no está escrito podemos cambiarlo
  • Nuestra posición en el ranking de pobreza: No estamos entre los más ricos pero tampoco entre los más pobres.
  • Un poquito de autoestima por lo español.
  • Necesitamos un pacto basta de palabrería
  • Lo que cambio el 11M: El desprecio por los políticos como personas.
  • Responsabilidad personal, ciudadanía y disposición para llegar a acuerdos
    ALGUNAS PRECISIONES A MODO DE POSDATA
    Precisión 1 De Muñoz Molina he leído Invierno en Lisboa. Yo creo que intenté leerlo demasiado joven. No me gustó. He intentado leerme El Jinete Polaco unas seismil veces y me pasa igual que con Octubre Octubre de Sampedro, que se me hace bola en la página 100 y nada, que no puedo tragarlo. Sin embargo aprovecho este otrosi para recomendaros con entusiasmo un librito de este hombre que se llama Los misterios de Madrid el protagonista es Lorencito Quesada que ya sale en el Jinete y que es un personaje entrañable que juega a policía. Muuuuuuy bueno y muuuuy desconocido. Plenilunio me acuerdo ahora que también me gustó.
    Precisión 2 Señor Muñoz Molina, ya sé que no es necesario saber derecho, incluso créame en muchos casos es recomendable no saberlo. Pero Vd patina en la cita del Estatuto de Aragón de la pagina 90. La alusión al derecho foral aragonés no es una reminiscencia onírica a mitos medievales sino la alusión a unos de los pilares democráticos (derechos fundamentales) más importantes del constitucionalismo español moderno. El fuero de Jaca como primer paso de los derechos de ciudadanía (que Vd propugna en otra parte), el “nos que valemos tanto como vos” frente a la dinastía, la sacrosanta reverencia a los pactos y los acuerdos resumidos en el “pacta sunt servanda”… en fin que se equivoca de cabo a rabo cuando equipara el derecho foral aragonés a la verborrea narcisista del nacionalismo basada en sentimientos y creencias ancestrales.
    Precisión 3 Pagina 78 “No tengo nada contra el nacionalismo igual que no tengo nada contra la religión. Allá cada cual con sus creencias. Tan solo prefiero que las leyes me protejan para que los partidarios de cada una de ellas no tengan la potestad de imponérmelas” Y en esta frase querido Antonio, te traiciona el subconsciente de tu derecho natural imperativo (o sea igual que el cristianismo que denostas). Las leyes no son una entelequia contra el asalto de las creencias, sino que son el resultado de ellas, es decir o admitimos que una mayoría de idiotas pueden imponernos unas leyes idiotas o nos creemos titulares de unos derechos por encima de las leyes que ninguna democracia nos puede arrebatar. La democracia tiene ese punto débil y aun así la prefiero por encima de los defensores de los “sólidos” derechos inexpugnables. Prefiero que me gobierne una mayoría de idiotas a un dictador con razón. Algo comentaba hace tiempo el amigo Viveiro sobre Aristocracia y democracia.
    Precisión 4 Echo de menos algunas alusiones. ¿Por qué no habla de la oligarquía artística y cultural de este país en los últimos años, esa oligarquía que veta,engulle y monopoliza toda subvención que se mueve en torno a la cultura y que esta amparada por “institutos” públicos y medios de comunicación? ¿Por qué no habla de determinadas regiones que han hecho de la subvención un modo de vida, con subvenciones específicas para una determinada parte del país excluyendo a otras, eso también es nacionalismo PER-done que se lo diga.

    Tengo alguna más pero lo dejamos aquí.
  • jueves, 6 de junio de 2013

    Nací de pequeño, siendo a penas un niño

    Nací de pequeño, siendo a penas un niño
    después fui creciendo
    en el silencio del olvido infantil,
    hasta que me descubrí huérfano
                                        lo más probable
                                                   porque muriera mi padre.
    Tenía madre y hermana (una me mimaba, otra me animaba la vida)
    y un par de abuelos que se saltaron la generación
    de la pena y el rencor
                         a fuerza de ir viviendo imprevistos a contrapie.
    Me fui emborrachando (sin criterio) de letras y lecturas, hasta que terminé
    vomitando a golpe de arcada en poesía
                                                         desde mi adolescencia
    hasta hoy,
              que en el colmo de la osadía
              (como jovencito tardano, viejo prematuro o maduro incipiente que soy)
    me he inventado un blog secundario
    en la aspiración hedonista, casi onanista
                                              de que alguien me lea
                                                                              (lo que leo).

    martes, 4 de junio de 2013

    El último capitulo de Farmacia de Guardia. Un cuento de polis

    Algunas noches, las sombras venden al menudeo novelas de polis sin culpable. Son esas noches en las que los hombres con gabán y sombrero decaído dejan escuchar sus tacones sobre los adoquines mojados. Siempre llueve en las noches negras o para decirlo mejor, siempre ha llovido, y siempre hay un inspector Cifuentes que apura su guisqui en vaso de chupito corto y sin hielo en el último bar abierto. Las camareras tienen cincuenta y tantos y las suficientes historias vividas como para saber que Cifuentes va a acabar mal la novela de la que aun no sabe que será protagonista.
    -Daría la vida entera porque me dejaras dormir esta noche entre tus pechos, chiquilla.
    -No me jodas Joaquín, bébete eso rápido y no me toques los guebos.
    Salió a la calle y se imaginó cuántas parejas estarían follando en aquel momento, vio las luces entre los visillos de las casas y dibujó con pinturas de cera esbozos de sus vidas cotidianas: sus cenas contándose trivialidades del día, los niños recién acostados, ella en pijama cómodo y él casi dormido en el sofá viendo la última serie de moda.
    A Joaquín como a los policías veteranos ya le pesaba la pistola en la chaqueta. Porque hay noches, no sé si os lo he dicho, en las que la muerte sale al encuentro como los fantasmas viejos y los recuerdos. Sale al encuentro sin llamarla, sin más animo que molestar, sin pretensiones y en esas noches hay que tener cuidado si vas armado.
    Aquel idiota no lo sabia, cuando abofeteo a la morenita a la salida del club. No sabía que a Joaquín le dolía la soledad como una operación a vida o muerte, no sabía que hay noches en las que se acumulan las madrugadas y se aletargan las tristezas. Escuchó la segunda bofetada y ni siquiera miró. Joaquín se metió la mano bajo el abrigo y tocó su reglamentaria y un trozo de su corazón. Se la llevó de los pelos arrastrándola por la calle y al pasar a su lado le espetó ¿Tu que miras gilipollas? hombre con sombrero
    Miró su cara, la de ella, apostó a que cobraba no más de cuarenta por una felación y setenta por un completo y quizá que como él, también daría su vida por ser la mujer que en pijama cómodo veía el último capítulo de farmacia de guardia. Fue un segundo, instintivo, le puso la pipa en la oreja y el índice en el gatillo. No me gustan las noches lluviosas ni los pavos con ricitos en la nuca que pegan a las mujeres a las que pagan, le dijo con el resuello de una frase redonda. No lo vio llegar a su espalda. Entre sombras apareció el hombre con gabán y sombrero decaído, típico de estas historias y del que os hablé al principio.
    Amigo, no lo haga, no llene de sangre este cuento que le está quedando bastante bien así. 
    Joaquín levantó la pistola con la mirada vidriosa que deja la ira contra el mundo y la resaca de vidas gastadas. El pavo aprovechó y salió corriendo, aun le dio tiempo para girarse y llamarle gilipollas a lo lejos El hombre del gabán siguió andando como si la noche no fuera con él y no supiera por descontado que su foto sería portada de esta historia.
    Chiquilla, ¿a ti te gustaría ver conmigo el último capitulo de farmacia de guardia?