domingo, 30 de diciembre de 2018

Simplemente el post número 1000




Simplemente, sin ruido,
la semana pasada contando estrofas
y versos sueltos en este blog de tres caras
me di cuenta, por casualidad, de que sumando desvaríos
con este que estais leyendo, he alcanzado casi sin quererlo
la cifra de mil.

Un placer vistaros y sentirme visitado por todos los que estais o habeis estado por aquí.

Elchicodelaconsuelo
Ordenado y escondido
Hermano Gafotas en 25 lineas y mil caracteres.

viernes, 30 de noviembre de 2018

Nubosidad variable








Andar sobre las nubes sin ver lo de abajo, desenroscar la cabeza para pensar menos, envolverse en niebla cuando los frios te atrapan, olvidar las palabras que definen las cosas y solo nombrarlas con verbos esquivos.Vencer el ruido con más silencio, renunciar a follarte a cambio de tus besos, añorar ser cielo sin recortar el tiempo, arriba muy arriba, casi sin suelo.
Rasgar la niebla con tus abrazos, abrir en canal la tarde para que sangre, mecer la nieve sin escarcha, superar el relente que hiere el vacio. Mirar tu boca como si fuera el atardecer que inunda la madrugada que desvela. Naufragar en tu sexo.
Jugar con las luces que pueblan tu cama en un claroscuro sobre tu cuerpo desnudo una tarde de siesta de domingo. Hacerme labio humedo que te orgasme mientras te dibuja. Viajar por frustraciones escarpadas al filo de los cincuenta como un sol que no calienta.
Llorar sin ganas, reir sin causa ¿o era al contario? La textura otoñal de morder las setas, del carajillo caliente, del vino rasgado, de la conversación de sobremesa a tu lado. De cerrar los ojos cuando se cruzan las letras del libro en duermevela. Levantarse sudado y sediento buscando tu aliento gastado y conocido, retomar un nuevo dia a esos de las once. Comer dos güebos fritos.



martes, 13 de noviembre de 2018

El rey recibé. Eduardo Mendoza. ¿Está como una regadera o es un sabio?



Después de tantos libros de don Eduardo (yo creo que ya he leído todos) es inevitable que El rey recibe me retrotraiga a otras novelas escritas por el gran Mendoza. Recuerdo, sin quererlo, al paciente del doctor Sugrañes deambulando con humor por los bajos fondos de la capital. Vemos a Mauricio y las elecciones primarias (a mi entender el peor libro de Mendoza) transicionando, pero sobre todo El rey recibe nos devuelve a Tres vidas de santos, un librillo de cuentos que se suele reseñar solo de soslayo en las biografías del autor.

Tres vidas de santos pone negro sobre blanco ese pensamiento irónico tirando hacia el cinismo y el sarcasmo que siempre rige a los personajes de Don Eduardo (si no al propio autor, que creo que también) y ese cinismo es el que se recupera en El rey recibe. Bajo el armazón argumental de unos personajes de folletín nos ametralla con pensamientos críticos sobre arte, literatura, política o religión que solo pueden defender sus bizarros protagonistas. 


Hacer a sus personajes estrafalarios le da a Mendoza patente de corso para poner en su boca reflexiones terroríficas (¿clarividentes?) y políticamente incorrectas: “la política carece de validez y de futuro, como las ideas y las creencias que la sustentan” Pag 45Viajo con lo puesto y de mi reino llevo conmigo lo esencial: el servicio de inteligencia y el cleroPag 49 y es que las novelas de Mendoza son como el Sr Carvajal (personaje del rey recibe) del que “nunca se puede llegar a determinar si está como una regadera o es el último reducto de una ancestral sabiduría”.El Rey recibe está muy bien escrito, como siempre. Yo a veces juego a enriquecer mi vocabulario y abrir un libro de Mendoza por cualquier página para encontrar una palabra desconocida; siempre la encuentro; sencillamente, sin pedantería impostada a lo de Prada. Siempre, en todas y cada una de las páginas. 

Sin embargo en la parte mala El rey recibe es un libro deslavazado, muy desigual, con partes tremendamente tediosas alternadas con otras muy divertidas. Decir lo contrario sería caer en el fanatismo. Antes hablaba de Tres vidas de Santos donde se nos plantean cuentos diferenciados, pues aquí hace lo mismo pero sin diferenciar y la novela se convierte en una suma de partes sin ligazón.

Las reseñas que he leído (https://es.babelio.com/livres/Mendoza-El-rey-recibe/59016) se empeñan en poner un titular y un lead a modo de resumen, y claro se ven obligados a soltar topicazos sobre el argumento y la bondad escritora de Mendoza. No es un libro sobre los últimos tiempos de Franco, ni sobre nueva York, ni sobre un peridiodista que va a hacer una crónica de una boda real en Formentor. El rey recibe es un libro de pensamientos sobre una época en donde se utilizan personajes e historietas meramente como excusa. Realmente son varios cuentos varias vidas de santos entremezcladas. Mi índice quedaría así (ligado en aleatorio en mi cabeza con otras cosas)

1-.El cinismo y el sarcasmo como filosofía vital. No tomarse nada demasiado en serio es la manera más seria de tomarse las cosas.
2.-Elperiodista deportivo. Richard Ford en Formentor. La trivialidad importante de contar cosas efímeras e insustanciales.
3.-Los últimos años del franquismo: “Spain is different. Este eslogan, necio pero brillante tuvo un efecto galvanizador en una España deseosa de adquirir una nueva identidad después de un largo tunel de depauperación, tristeza y vergüenza. En apariencia la frase era un reclamo dirigido al extranjero, en realiadd fue un  mensaje dirigido a todos los españoles.”
4.-De viajepor los países socialistas” García Márquez tomando un café con Kundera.
5.- No hay marcha en nueva York aunque lo jure Henry Ford. Me encaaaaaaanta esta canción.
6.-.Los trabajos egregios y absurdos. Esa manía de dar demasiada importancia a las tontadas de nuestro curro para aparentar tener un trabajo importante. “Un funcionario en el desempeño de su cargo no ha de tener creencias ni ideas ni sentimientos. Solo ha de ser fiel al reglamento, de lo contrario los sistemas políticos siempre basados en falsas nociones y en sueños irrealizables como la democracia acaban en el caos y la extinción”
7 Cómo nace un país. La historia mitológica de Livonia. Lo siento me he pegado todo el libro acordándome del pobre Viktor Navorski de Krakozhia en La terminal
8.-Al doctor Sugrañes se le ha vuelto a escapar su paciente. La cripta, el laberinto y el tocador siempre en mi recuerdo carcajeante.
9.- La tontuna del arte. Marieta y Krahe.
10-. La religión un mal necesario.
           -Normas han de existir no lo niego, pero ¿el cumplimiento de estas normas solo se puede  conseguir apelando al miedo?
           -¿Conoce alguna otra forma de manipular a la gente?
           -Me resisto a creer que no existe la ética sin temos a represalia

viernes, 9 de noviembre de 2018

Nigel Van Wieck las imagenes con las que sueño

Hombres que miran la urbanidad desde un escondrijo, mujeres que se visten tras follar; un adulterio secreto en el cuarto de atrás; bares perdidos sirviendo alcohol a deshoras, miradas indiscretas tras la ventana, regreso a casa tras una noche de desaliento.
Conversaciones privadas, observadores pajilleros viendo tu amor y el mio hecho entre sollozos y susurros en un andén cualquiera. Trenes, muchos trenes que vienen y van como en las novelas de Murakami. Vergüenza y desnudez. Un espacio vació en una playa desierta para mostrar la insinuación limpia y promiscua de tu cuerpo.
Fóllame a horcajadas como tu sabes, muéstrame tus nalgas mientras te corres de espaldas, en silencio. Enséñame el mar. Nunca existe el pecado sin un espejo, nunca. La indiferencia de los colores perfila las curvas de tus sueños. Hopper masturbándose viendo los cuadros de Van Wieck, caras y cuerpos sedientos de jadeos, borrachos de amor recien acabado.
Nigel Van Wieck en toda su belleza, en toda su insinuación humeda y sugerente, en toda su verdad.






Si quieres ver todo te dejo un enlace: Nigel Van Wieck

domingo, 28 de octubre de 2018

Desgracia de Coetzee o una reflexión ladrillo sobre la culpa y la responsabilidad.



De siempre me han gustado esos conceptos certeros y redondos con los que el finalismo penal define la culpa y el dolo. “Reprochabilidad personal de la conducta antijurídica” o “la conciencia y voluntad de realización de los elementos objetivos del tipo”. Luego viene la religión y enumera las etapas de la confesión como los peldaños de una escalera que lleva a la redención según su nomenclatura propia: Examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Y es de todo esto de lo que a mi entender va Desgracia de Coetzee un libro que me recomendó el Sr NaN y que como casi todas sus recomendaciones guardo en mi lista de deudos hasta tarde o temprano saldarlo.


Un profesor surafricano viejo, solitario y putero tiene una relación sexual con una alumna jovencísima. ¿Con consentimiento, atemorizada, con prevalimiento, forzada? son conceptos a los que, como en casos recientes de manadas, el derecho intenta poner atributos conceptuales con la petulancia de definir fronteras en las líneas  complejas de la voluntad humana. Pero no es lo central del libro. Lo nuclear es el triple nivel de reproche tras el acto en el que Coetze se mueve durante toda la obra.

Por una parte el reproche interior de la culpa subjetiva, en segundo lugar el reproche formal-objetivo de la norma que conlleva la pena definida legalmente y en tercer lugar el reproche social que no se conforma con la imposición de la pena sino que se eleva al reproche social desde la ética dominante que se quiere reafirmar a través de la exclusión etico-social del delincuente para siempre.

Me gusta especialmente el capítulo del no arrepentimiento durante la sesión del juicio académico. La sociedad no quieren el descubrimiento de lo que pasó sino la humillación del acusado relatándolo. Esto hace que una sociedad moralmente corrupta se resarza no tanto mediante la imposición de la pena sino con la destrucción social del delincuente (el diferente de Byung en el recuerdo). No basta pedir perdón, tampoco basta el arrepentimiento, esta sociedad voraz ansía el cadalso y el paredón e incluso como hacen en otros países la desaparición social no solo del delincuente sino también de su familia

Después el profesor resulta víctima de otro delito y aquí Coetzee juega espléndidamente con la doble visión del delito cuando se ubica en la persona como acusado y como víctima. Y es aquí cuando Desgracia toma toda su brillantez. Ya no hablamos de una ética social políticamente correcta, ya no hablamos del woitilismo jualiaoterista  de la verdad os hará libres o sea mi verdad os hará libres o sea el que no acepta mis principios que son la verdad es un facha; sino que el protagonista como víctima no concibe como lícito la comprensión que pedía como infractor y aún más ni siquiera concibe como licita la convivencia con el antiguo delincuente y su reinserción social, no cabe espacio para el olvido. Ni olvidamos, ni perdonamos. Ahora bien, solo cuando soy víctima, solo cuando se agreden mis principios éticos no cuando yo agredo los de los demás.

Hablar de moral, de moral social y de ética siempre nos incomoda. El concepto de pecado e ilícito siempre nos resulta una agresión, preferimos no imputar, no buscar responsables y difuminar la responsabilidad en el hecho social general; preferimos subjetivizar el concepto de deber antes que una norma objetiva externa lo defina. Por eso este libro adquiere en ocasiones el valor de bofetada ética. Nos hace darle al coco sobre las consecuencias de la infracción  y pone en revisión conceptos que en teoría teníamos asentados sobre la pena y la culpa. ¿Cuando aceptamos el olvido social y personal del delito, la necesidad de venganza? Prescribe la pena pero no la necesidad de resarcimiento y venganza social contra el delincuente o depravado que abusó sexualmente de un menor hace cuarenta años igual que no muere por sí el hijo fruto de una violación. igual que no resucitan los muertos. Yo ya os anticipo que no tengo claro nada.

En general no me gustan las personas implacables casi tan poco como aquellas sin principios. En el estado nos damos un ordenamiento que obviamente tiene detrás unos bienes jurídicos a proteger cuya selección implica unas preferencias éticas y morales. Esos principios se pueden adoptar por el consenso o por la imposición de la elite dominante o gobernante. Lo que estoy seguro es que no me gusta la gente que los referencia a un presunto derecho natural o una justicia material irrebatible (esto es lo que llamo woitilismo juliaoterista). Igualmente la sociedad define unas consecuencias para su infracción, graves, menos graves incluso de pena capital, pero tenemos que saber que eso es para todos. Podemos darles un tiempo de prescripción o hacerlos imprescriptibles pero eso será igual para el cura que violó en el cincuenta y dos, el político que guanteó a su mujer y el monarca  que trincó en los setenta.

Se plantean mil preguntas ¿La sociedad tiene que dar una oportunidad a la reconciliación en cualquier caso? ¿Debe darla incluso como en Desgracia cuando se exige un pasar página sin que los culpables hayan recibido todo el castigo previsto? ¿Queremos con la pena cumplir la norma  o queremos más bien una venganza social contra el delincuente? No sé la respuesta pero sé que en el caso de que nosotros seamos los delincuentes deberemos aceptar también la solución propuesta para los demás infractores.

Me asaltan los conceptos: Pena, Medidas de seguridad, Consecuencias y daños permanentes del delito.
Cumplimiento de la pena, resarcimiento social, sentimiento de culpa, Pedir perdón, Arrepentimiento, Prescripción
Retribución (ojo por ojo, diente por diente), aislamiento, escarmiento, reinserción, exclusión social.

En fin un libro para pensar: Dejo sin comentar el proceso de aniquilación social del personaje, su visión egoísta de las relaciones sexuales, las relaciones padres e hijos y simplemente no entiendo el mundo de la opera y novela romántica inglesa que sirve de marco en este caso por absoluto desconocimiento. El estilo de Coetzee no me cautiva pero, como cuando lei Verano, siempre me hace pensar

Del mismo autor comenté Verano

domingo, 21 de octubre de 2018

Miau Película Crítica y opinión. Cuatro actorazos en busca de guión.

Ya os anticipo que la película Miau no va a arrancar aplausos ensordecedores entre la crítica, ni va a estar en los palmarés de los grandes premios, ni siquiera será de las que llaman películas de culto; pero a mi, os soy sincero, me ha gustado mucho. Es cierto que se le escapa viva, que no la remata, que se aturulla un poco en el hilo argumental y que se entretiene quizá demasiado en el espumillón mientras no le da tiempo a dar reposo a los personajes. Sin embargo tiene un algo trasgresor en lo estético y al mismo tiempo un fondo teatral clásico con cuatro actorazos como la copa de un pino que se comen con patatas cualquier deficiencia de las que os he contado.
Ni a Jose Luis Gil (el señor cuesta para que nos entendamos) ni a Alvaro de Luna (el algarrobo de Curro Jiménez) nadie les va a enseñar lo que es subirse a un escenario, me imagino que ambos se habrán tragado obras infames en su curriculum sin pestañar como para que ahora le vengan a decir que no pueden hacer una buena faena porque les haya tocado un berraco un tanto ramplón. Precisamente por eso deben sacar y sacan la maestría y la profesionalidad para bordar unas interpretaciones de sombrero, lo mismo digo de Luisa Gavasa (ved La novia si no lo habéis hecho ya ) y Manquiña (a quien solo conozco por Airbag).


Cuatro abuelos amigos de la juventud se encuentran, se saben mayores, se recuerdan y como si fuera el anticipo de su senectud definitiva aprovechan una última aventura de pillaje para combinar recuerdos pasados con sueños por culminar. Todo se mezcla y como cuando los yayos te cuentan las historias de antaño se enredan en un relato deshilachado cuando no inventado, cortapegan por donde les da la gana y alternan los momentos de risas y ternura con los de la tristeza más abierta. A ratos me venía a la cabeza el Cocoon de Howard y a veces El enredo de la bolsa y la vida de Eduardo Mendoza con su detective metiéndose en el submundo de una Barcelona (en este caso Zaragoza) de barrio chino, políticos de sainete y culturetas de salón.
La peli tiene una estética peculiar desde el primer momento que a mi me ha gustado, planos de hechura preciosista, con otros de rasgo pop y onirico; un humor visual con tendencias a alex de la iglesia y algún dialogo con trazos de amanecismo no consumado y retronasal de oregon (absténgase en este punto los no oregoneses).
Pero debajo de tanta imagen contradictoria y aparentemente superficial se esconde una carga de profundidad tremenda expresada en los excelentes diálogos entre Gil y Gavasa que bien podrían ser teatrales. Hablan  sobre el camino lleno de obstáculos superados mal que bien, hablan sobre su derecho a seguir teniendo retos, hablan del miedo a la enfermedad y la muerte. Todo ello bajo un aspecto de bodevil más que de obra sesuda.

 ¿Qué es lo malo? A mi entender que tanto actor sublime le vienen grande a un guión insuficiente. Al personaje de Gavasa se le finiquita en dos pinceladas su lesbianismo de toda la vida, el de Gil se diluye añadido al de Ana Ruiz (pufffffffff), a Alvaro de Luna se le termina dejando de comparsa y Manquiña con tanto que contar se le convierte en un personaje de tebeo. Demasiado cameo de colegas (eso está bien cuando eres Segura y ya has hecho tres torrentes, pero queda pretencioso y prescindible en una segunda película). Y al final da un tono de película desaprovechada y de la que no pocas personas se han ido del cine antes de acabar.
Yo sin embargo os recomiendo ir a verla si os gusta ver a actores de los de verdad, de los de siempre, de los que son geniales cuando se encuentran un papelazo, pero que son igualmente geniales haciendo levantar al publico con un papel menor. Id a verla si os gustan los atrevimientos visuales, una manera distinta de contar historias en imágenes y perdonadle los errores que los hay empezando por el cartel.
También os podría contar que salen mis calles zaragozanas, algunos amigos actuando, alguna imagen que alude a mi familia más cercana pero eso son cuestiones mías que a vosotros me imagino que os importarán tirando a poco.





jueves, 18 de octubre de 2018

Un post viejo, una foto de un viaje, una canción

Pasando el tiempo nos hacemos esclavos de nuestro blog. No es que nos obliguemos un poco a escribir, que también; sino que nos da miedo a que se rompa por escribir sin pensar. Como si todo lo que tuvieramos que escribir tuviera que ser brillante, como si realmente alguna vez lo hubiese sido. Y pierde frescura. Porque al principio leias un libro y ponias las cuatro ocurrencias que habías anotado en los margenes sin más preocupación, sin formato ,como mucho alinear a derecha. Ahora parece que estuvieras obligado a la reseña perfecta que sea la referencia del libro en la blogosfera entera.
Del anonimato ni hablo, ya todo el mundo sabe que tienes un blog. Tus hijos, tu madre, tus compañeras de trabajo, la amiga del amante del tercero C, todo el mundo. Y muchas veces cuando vas a depotricar te cortas para que no se rompa tu imagen 3D que es por otra parte más ficticia que tu avatar bloguero. Aquí salvo pseudo que mantiene su careta el resto hace años que hemos tirado el pasamontañas al fuego.
Y nada de esto es especialmente malo, más bien es el devenir normal de las cosas. A mi lo que me sabe malo es que esa autocensura, ese calentamiento de la frescura, ralentiza el ritmo de actualización. Ahora esribiría pero me da pereza tener que corregir, ahora incendiaría las redes poniendo a parir a mi vecino de puerta pero corro el riesgo de que en lugar de comentar, como sabe que soy yo, me aporree la puerta con insultos groseros. Y por eso en vez de escribir cruzas los brazos y en lugar de un post malo, no escribes ninguno que aun es peor.
Cada uno se busca a su manera la vida para atajar el gripado bloguero. La Dtra Di ha convertido su blog en un chat, yo mismo voy abriendo blogs y blogs para escurrir el bulto de escribir en este. Otros optan por la calle del medio y hacen un Bartleby sin más explicaciones como las perrunas y Viveiro (con lo que daría de sí tu blog retransmitiendo nuestros brillantisimos partidos de padel-humor) y muchos más se enredan en tuiteres como el moniko de gueska dejando la academía triste y llorosa como la universidad de los tuneros.
Por mi parte para que cada vez que vea el blog, no me entre un arrebato de tristura, he decidido cambiar la columna lateral cada poco. He puesto un listado de libros con sus comentarios, el enlace al listado de mis cuentos y una alusión a un post viejo mio que me haya gustado y me siga gustando. También me he propuesto ir rotando una foto de un viaje que haya hecho, no porque sea especialmente bonita sino porque me recuerde algo bueno y finalmente una canción que me guste. Pues eso Un post viejo, una canción y un libro. Y si no empezamos a leer desde el primer post otra vez en bucle y a correr.

https://elchicodelaconsuelo.blogspot.com/2010/02/esta-es-la-primera-entrada-que-realizo.html


martes, 9 de octubre de 2018

Desengaño



Ya sabemos que el liberalismo tiende directamente al oligopolio y que la dictadura del proletariado se convierte en dictadura sin proletariado y la mayoría de las veces contra el proletariado. Quizá porque el ser humano siempre confía en que lo peor no llegue nunca, se acostumbra a vivir en el camino y cree por ello en el liberalismo imperfecto o en revoluciones populares totalitarias como en esas zonas en el pródomo de sus sueños y utopías pero lejos, muy lejos de las pesadillas de degradación de su propia ideología. Porque malo es sufrir las paranoias ajenas pero mucho peor es caer en la dictadura proletaria o liberal que uno fue el culpable de instaurar.

Cómo podremos, cómo podrá sobrevivir esa clase media bancaria con ínfulas de liberal la sorpresa de verse en la calle por los mismos que amamantó en defensa de la libertad de empresa y la flexibilidad laboral. Cómo se puede pasar hambre en pos de la revolución del pueblo cuando esos comités proletarios asamblearios y participativos compuestos de universitarios manos pajillas que no saben hacia qué lado gira un destornillador te quieren expropiar la bici para comprarse su porcshe. Cómo plegar señeras cuando los mesías de la patria tienen casa y finca en Torremolinos con vistas al mar rojigualdo de pescaito y tablao.

No hay signo de madurez más alto que asumir el desengaño, oración más mística que la apostasía, ni aventura más atractiva que matar a los héroes que creaste y en los que creíste en momentos de pensamiento virginal. Al final siempre llueve hacia abajo y los primeros que se inundan son los sótanos mucho antes que los áticos con terraza exterior. Ante el desengaño hay quienes se pasan al otro lado pero ahora en su extremo, hay otros que quieren inundar su frustración con titadine y amonal, unos pocos tan solo soñamos con cruzar los brazos y conseguir un espacio personal de sombra en los ribazos de la autopista acelerada.

Pongo las mismas fotos que hace unos días, pero es que me ronda violenta la imagen de trabajadores peleándose entre sí pintadas en las paredes del barrio oliver de mi pueblo.

lunes, 8 de octubre de 2018

Robando palabras a Lorca y a Camarón.

Recuerdo aquella noche hace años cuando, tras follarnos como animales de madrugada, jugamos desnudos a deconstruirnos los versos de Lorca con ritmo de Camarón. La vida consistía en poner las palabras en otro orden, en poner los sentimientos en verso; en hacer frases como sueños invertidos y en darle a nuestros jadeos argumento:



Qué miedo me da el azul del yelo
parece el filo que corta el tiempo
el grito que despierta el sueño
Qué miedo me da el azul del yelo

qué miedo me da el azul del cielo
qué esconde entre el infinito
las semillas de tu cuerpo
qué miedo me da el azul del cielo

Quien sutura la cicatriz del agua
quien rellena los huecos de tu miedo
quien siembra el campo de anemonas
quien rompe el fanal del duelo

Qué espesura de gemidos al alba
cuando me adentro tras los muros
de tu desaliento
cuando robas el silencio a la noche
qué espesura de gemidos al alba
cuando te deshaces entre mis dedos
flotando como un velero.



martes, 2 de octubre de 2018

Matices y diferencias


¿Y si fuera cierto que se agotan las palabras? Al final parece que tenemos un catalogo de verbos limitado con voluntad de conjugarse, de sustantivos que aciertan con dificultad a nominar las cosas, de adjetivos reincidentes que desgastan su uso de tanto tratarlos como pincel. 
A veces me leo y es como si siempre hubiera escrito la misma frase mil veces. Mi compadre Abulafia pintó con números las palabras en su gematría. Después pensó, como la jota, que jesús nació a las orillas del Ebro y no en Belen y se reencarnó en el ordenador del pendulo de Umberto donde el azar escribe más poemas que la métrica y la rima. 
Ya lo soñó el visionario argentino en su Biblioteca de Babel, ya lo consiguieron los pornofilos que de tanto mezclar agujeros y apendices de dos en dos o de tres en tres empiezan a agotar en su peliculas las combinaciones posibles de coyundas y jodiendas. 
¿Y si no fuera imposible escribir sin plagiar? cada vez se parecen más las canciones pop entre sí y cada vez las tesis aportan menos innovación y más afan recopilatorio. Quizás también se agoten las caras y las fisonomias se repitan. Hay personas que o son muy comunes o cunden muchisimo porque siempre me parece verlas.
Todo asemeja repetirse, las vidas, las mañanas, las lágrimas derrochadas, las tardes de futbol, los domingos en común. Y cuando ya parece que la rutina lo va a devorar todo con sus fauces de desidia amnésica, aparece la diferencia, el matiz, el tono; el verso que con las mismas letras te arranca un suspiro nuevo; la profundidad y la cadencia que estimula tu orgasmo como si te acabara de conocer; la mirada distinta que se torna desigual cuando la sientes y las luces del otoño que cambia los colores de tu calle como si fuera de repente de otra ciudad insinuante y desconocida.
Que sabiduría serena la que acierta poner matices a las cosas iguales

viernes, 28 de septiembre de 2018

Adios amigo.




Me siento como si se me hubiera muerto una década entera.
Desde que supe que estaba enfermo, he escrito en mi cuaderno muchas páginas de recuerdos vividos con él y alguna recopilación de sensaciones en ripios versados. Las páginas de recuerdos las he guardado en el cajón de la intimidad (ese espacio propio que solo se puede y se debe compartir con uno mismo). Algunos de los versos, los subí al blog como las lágrimas silenciosas y necesarias que se derraman a media noche sin que nadie lo sepa y como si nunca se fueran a desvelar.

Hay mañanas en las que te dan noticias
que te parten el alma
te rompen la luna
te llevan a la infancia y al antesdeayer
y piensas
en liarte a patadas con el mundo y la vida.


Te traen de golpe
todos los ratos y risas a su lado
aquellos días
todas las palabras, los sueños compartidos;
novias vividas a medias, juergas a enteras
veranos de playa y tardes de futbol
sobremesas de tour con perico
y la extrañeza de verse crecer.   
 
Luego largos paréntesis uno por cada lado
y últimamente reencuentros 

que nos permitían acompañarnos sin tener que decirlo
a aquellos tiempos pasados.

Es imposible escribir ahora de golpe todas las cosas que pasamos entre los trece y los diecinueve juntos; imposible recordar sin romper cristales. Imposible describir aquellos días compartidos en los ochenta sin desgarrarme por dentro con cada palabra que intento escribir.
La vida corría entonces borracha de felicidad, se recreaba en un precioso aburrimiento estival que facilitaba intercambiar nuestros sueños y deseos adolescentes frente al mar. En tres meses lentos daba tiempo de sobras para imaginar la vida entera, esa vida futura que hoy, precisamente hoy, se representa tan corta. Inventábamos cada uno nuestra historia pero también la que visualizabamos a través del otro, todos tus logros ya de entonces, que yo seguía con orgullo, toda mi vida apacible y provinciana. Cómo empapaba luego la lluvia de estío las tardes de invierno en los domingos de regreso desde el futbol.
Esos días nuestros de entonces, aquellas conversaciones, se me han asentado en la memoria como si fueran pilares que definen mucho de lo que soy.  Por eso hoy, al irte, se me han rasgado los ochenta, se me han velado todas las fotos que conservo llenas de risas; por eso hoy me siento como si se me hubiera muerto una década entera. Hoy te has ido sin irte; para mí, para siempre, siempre serás parte de lo que seré.


martes, 25 de septiembre de 2018

Hojas vacias, paredes llenas

Escribo un poco para decir que existo, para saber que existo, también para escucharme e intentar que la desidia no se me coma los huesos. Para reconocerme dentro de un tiempo cuando vuelva por estos paisajes yermos como quien deja su firma y una fecha en un mural en construcción.
Ordeno los años, desde hace tiempo, en un cuaderno de anillas: tal año viajé a la India, en tal otró me enrollé con menganita, cuatro años después me casé y este otro cambié de trabajo... y de repente sin saber por qué se extienden lustros como eriales, páginas vacias.
También para eso sirve el blog, para poner post it como marcapaginas en los meses de un calendario olvidado en la falsa del recuerdo. Muchas veces releo cuatro versos escritos al vuelo y aunque no digan nada me llevan a momentos concretos, otras sin embargo se funden palabreando frases redondas sin ningún sentido mientras se agolpan en la etiqueta de escribir en vacio.
Vivimos driblando lo efimero, las noticias de obsolescencia programada, las relaciones de quitaypon y los sueños que se escapan con el duermevela de cada mañana de otoño. Hay una belleza que insulta desde su eventualidad en un diagnóstico certero de tiempo finito. Sin ir más lejos el domingo pasado me dí una vuelta con mi mujer por el barrio oliver para ver los murales del Festival Asalto un lujo del que disponemos en mi pueblo y al que no estoy muy seguro de que le hagamos mucho caso. La belleza sale a la calle sabiendo que el tiempo la atropellará con el derribo como la rutina a los besos.
Disfrutadlo y los lectores de mi pueblo (si aun quedais alguno por ahí) id a verlo.










martes, 31 de julio de 2018

Pelicula La Niebla y la doncella. Demasiado libro para tan poco guión.



La verdad es que pensaba que iba a ser un truño indigerible y ya lo digo, no ha estado mal. Después de ver El alquimista impaciente y la adaptación horrorosa de La playa de los ahogados de Domingo Villar me juré a mi mismo que no volvía a ver nunca más una peli adaptada de una novela policiaca que me hubiera gustado. Y así lo he ido cumpliendo porque me la grabé a la vez que la de Domingo Villar y creo que ha pasado casi un año hasta que me he decidido a verla.

No soy muy pirata de pelis, la verdad, porque me gusta verlas en pantalla grande, pero claro si las salas de Zaragoza se empeñan en maltratarme poniendo en diez cines la misma película durante cinco meses y dejando a penas unos días la que me gusta pues me defiendo y no voy, así de sencillo. Ellos eligen su modelo de negocio y yo dónde me gasto mis euros. Y hago esta confesión porque tiene pinta de ser una de esas pelis que en el cine hubiera ganado mucho y será bonita de ver con sus paisajes y sus ruiditos misteriosos.


Empiezo diciendo que a mi es el libro que más me gusta de la serie Vila-Chamorro, por lo que ya de entrada voy bastante condicionado. Y el haberlo leído antes (bueno, el tener el B1 en lorencismo) me hace tener por un lado una cosa buena pero por otro una mala para ver la peli.

Empezamos por la cosa buena: que es saber quien es el malo y más o menos la trama porque ya lo digo desde ya, si alguien no se ha leído el libro antes que ver la peli se puede volver loco porque claridad en la trama del guión, lo que se dice claridad no hay mucha con lo que se ve. No me extraña que muchos críticos la pelen, seguramente porque no se han leído el libro y no se han enterado de nada- Pero como yo ya me la sabía eso que tengo ganado.

La cosa mala que decía, es que ese señor que dice llamarse Vila en la película no tiene absolutamente nada que ver con el Bevilaqcua de los libros. Si no lo conoces y no sabes sus rasgos, su historia, cómo habla y su manera de pensar hasta puede colar, pero si lo conoces es otro tipo distinto. No me estoy metiendo con el actor (aunque desde luego no es Sacristán) me estoy metiendo con el del casting y sobre todo con el guionista que ha dibujado un protagonista que no tiene que ver nada con el de la novela y con el que los grupis del escritor conocemos de pe a pa.

Sin embargo Aura Garrido que hace de Chamorro lo hace mucho mejor. También flojea su personaje porque yo creo que no le da tiempo a detenerse a mostrar su interior y van todos a contrarreloj para que les quepa la historia entre medio de tanta fotografía, pero sin duda está mucho mejor. Finalmente a Echegui se le va vivo el personaje de Ruth que en la novela es tremendo, hace lo que puede, pero no llega, le viene grande. Ya sabéis que a mi me gusta más el perfil de los personajes de Lorenzo Silva que propiamente la trama policiaca, pues esto es de lo que más adolece la peli; de falta de introspección en unos personajes riquísimos.

Lo mejor es el dibujo de la insularidad de La Gomera, esa vida localista y desmadrada que se intuye tras la paz, esa subtrama que se va desvelando conforme va adentrandose fotograma a fotograma. Es un poco como si la niebla se fuera levantando y se pasara a ver lo que previamente solo se trata de adivinar.

Si te has leído el libro y no tienes que estar concentrado en comprender lo que pasa, la peli se disfruta. Pero a su vez si te has leído el libro olvídate de la riqueza de los personajes literarios aquí son solo superficialidad pura y dura con interpretaciones medianas y un guión manifiestamente mejorable.

Aun así lo repito, contra mis prejuicios, la peli se deja ver.

jueves, 26 de julio de 2018

El Reino Emmanuel Carrère Opinión y Crítica



El reino es un ladrillo de libro, más de quinientas páginas con más desorden que orden y más de dialogo justificativo interior que de clase de historia. Es un libro farragoso, que en ocasiones cae en el pozo del más terrible aburrimiento, de una presunción de erudición vacua y casi siempre dudosa y que he tardado más de un año en leerme. Y después de decir todo esto ¿cómo os cuento que me ha gustado?

Lo más probable es porque Carrere es un excelente escritor. Porque ha encontrado un estilo de novela propio que me gusta en el que la historia se constituye entre lo que quiere contar y una especie de make of de cómo ha venido escribiendo (y viviendo) para contarlo. El escritor como personaje y la historia de cómo ha escrito el libro como hilo argumental.

De Carrere me había leído El adversario, un libro crudo (y que me encantó) que explica como se puede convivir con la mentira de manera cotidiana, cómo se puede explicar el mal y el delito más infame desde un punto de vista externo que lo trata de entender. En España el estilo de ese tipo de autor que cuenta como escribe la novela a la vez que la cuenta podría ser Cercas. A quien le pillé mucha manía con Soldados de Salamina y sobretodo sus homilías dominicales en El Pais, pero que sin embargo luego me cautivó con Las leyes de la frontera y Anatomía de un instante.
 

El reino, según yo lo veo, se lee a tres niveles y partiendo de tres preguntas
1.- ¿Si todo es tan absurdo como es en la religión, por qué creen los que creen y participan en esoterismos de difícil digestión para cualquier persona con un grado crítico medio?
2-. ¿Es Jesús un personaje histórico contrastado cuya vida sirva de argumento a una religión con dos mil años de antigüedad?
3-. ¿Como se escribieron los textos que sirven de base ética a tantos millones de personas? ¿Quiénes fueron los primeros cristianos que escribieron y difundieron el nuevo testamento?

Y es aquí, cuando se mira a sí mismo con perplejidad del ex devoto, cuando el autor se pregunta más o menos ¿Cómo yo que soy una persona racional pude creer firmemente durante años en gilipolleces como que hay espíritus que conviven en mi casa conmigo y que los que se mueren resucitarán y que si pienso muy fuerte cerca de una estatua de escayola y se lo pido evitaré que se caiga un avión del cielo?

¿Dónde está el origen? ¿Quién fue Jesús? y quienes fueron los relatores y apostóles de su vida que consiguieron que se difundiera por el mundo hasta el punto de ser hoy una de las grandes religiones.

Carrere empieza con 100 páginas muy buenas, excelentes, contando sus dudas, cómo la religión le ayudó en medio de una crisis personal, la religión vivida en su primera persona con toda su crudeza y parte de ridiculez. Pero también con coherencia ética y moral. Le busca el sentido en Jesús de Nazaret y sobre todo en como comenzaron contando y difundieron los primeros seguidores la vida de Jesús como base de un dogma moral estructurado

Es en este punto cuando el Carrere historiador investiga a Mateo, Marcos, Juan y especialmente Lucas cuando se encasquilla y es en este punto donde hace que Pablo se convierta en personaje central como tornavoz necesario para difundir la visión del cristianismo que él tiene. Pero es esa sobrecarga de datos y libros leídos es lo que hace que el libro se le vaya de las manos. Por decirlo de alguna manera: Carrere no sabe dónde meter tantas historias como tiene para contarnos.

Es un libro de dudas, planteadas casi nunca resueltas. Es un libro abierto. Tiene la virtud de meternos en los años 50 después de cristo. En el imperio romano y la estrafalario de que en un rincon perdido del basto imperio romano nació un niño dizque en una cueva que aun muriendo antes de los cuarenta logró cambiar el mundo o que otros lo hicieran en su nombre.

PS.-Abro una carpeta y me encuentro este post escrito hace meses y sin colgar. Se me había olvidado. Empiezo a vivir en un caos bloguero absoluto. 


miércoles, 18 de julio de 2018

Los dias Iguales de Ana Ribera ¿De verdad esta señora es Molinos la del blog? crítica y opinión



Si os han contado que Molinos, la del blog, ha escrito un libro es mentira. Hay un libro fenomenal que se titula Los días iguales que ha escrito una tal Ana Ribera y en el que no sé por qué han puesto la foto de Molinos en la solapa.

Ribera se ha descubierto como una escritora de verdad, porque además de escribir formalmente impecable, como de habitual hace Molinos, ha recreado de manera genial el mundo extraño de las sensaciones y emociones personales. Vale que en este libro no son precisamente las sensaciones más agradables, pero libros futuros vendrán.

Molinos, es una escritora amena y correcta de blogs que juega de habitual con un esquema y tono reconocible, anecdótico y exitoso, con sus característicos guiños y referencias a ese mundo propio que se ha sabido crear para su autosatisfacción y nuestro divertimento cibernético. Pero Molinos no hubiera escrito nunca que estaba tan rota por dentro que no tenía ganas de follar; puede que hubiera detallado cara a la galería su abandono del norueguismo, los empotradotes o las humedades referidas por los jugadores de balonmano. Sin embargo, no es habitual en Molinos, que pase de la epidermis entretenida para meterse al interior de una perplejidad madura cargada de un dolor personal de no tener ganas  y lo que eso significaba para ella.

Lo de follar es un ejemplo, pero lo mismo con cada cosa de su vida normal que por culpa de la depresión cambia de color siendo lo mismo. Su habitación conocida, ya no es su habitación sino que se convierte en un espacio de reclusión, sus hijas ya no son unas adolescentes con los problemas habituales de los adolescentes, sino un reto que le aflige enfrentar ni siquiera para comprarles unos plátanos para hacerles la macedonia.

Y a mi, es precisamente esto, lo que más me ha gustado del libro, la simplicidad impactante de como explica Ribera que la depresión no es un cambio de escenario o de actores. La depresión no cambia las cosas de lugar, son las mismas cosas y las mismas personas de siempre (esas que sus grupis ya conocemos del blog), pero ahora diluidas en gris, indiferenciadas, sin matices. La vida que se decolora y derrite de repente, como en esas películas que pasan del color a un gris sin perfiles (me acuerdo de Lorax y mi precioso post)  como si un duendecillo hijoputa hubiera borrado los contornos e hiciera desaparecer los detalles que hacen los días, las personas y las cosas distintas. Como si las cosas hubieran perdido los conectores que las enlazan con historias, recuerdos y proyectos pasados o futuros.


Es difícil de explicar que tumbado en la misma playa mirando el cielo azul de siempre, ese mismo cielo azul y ese mismo mar que otras veces te ha generado sueños y poemas ahora, sin embargo, te sean tan indiferentes. Una manta pesada, agria y marrón sobre lo que piensas, (sobre todo lo que piensas). La depresión te quita las gafas, ves todo enturbiado, sin siluetas, convirtiéndo todos los días en iguales y se apropia de los referentes que te evocaban cada cosa para regresar en un constante circulo vicioso a autorreferencias cenizas. ¿Quien me ha robado aquella luna que me transportaba lejos? ¿Porque ahora es tan solo un círculo blanco en el cielo? decía el poeta.

Es ese duendecillo hijoputa que te ha robado los recuerdos vinculados a las cosas: Joder, si yo antes en este bar veía el adolescente que fui porque ahora tan solo veo un habitáculo neutro. Quien me ha robado los recuerdos de las cosas. Ahora cada vez que piense en este bar dejaré de pensar en los morreos de los dieciseis y solo me traerá a la cabeza estos días de depresión. Y eso claro, genera una ansiedad insoportable.

La depresión, tal y como yo se la he entendido a Ribera, no es la ansiedad, sino la causa de la ansiedad. Es por así decirlo una enfermedad de la percepción, un daltonismo emocional que por incomprensible e inevitable genera una ruptura interior. Quizá sea por eso, por lo inexplicable, que la autora prefiere darle a la depresión rol de persona para poder hablar con ella, como si fuera un personaje: la depresión roba, habita, te cuenta, te contradice, te habla.

Es también por lo inexplicable, por lo que Ribera cambia el estilo formal de su heterónima bloguera. Y es que Molinos es escritora de símiles concretos y sin embargo en Ribera parece como si ninguna metáfora la llenara del todo, como si ninguna consiguiera atrapar con plenitud todo lo que siente. Llena cada página de mil comparaciones insuficientes, hasta hacerme pensar que en algún momento se le agotaría el listado de símiles posibles. Intentar explicar algo tan personal que resulta difícil. “…como si…” repetido hasta la saciedad.

En el debe, le pongo que el libro se queda sin final, sin desenlace (espoileo: la prota sale de la depresión). No sé, pero yo me estaba leyendo el libro como si fuera una novela y esperaba ese capitulo en el que la terapeuta volviera a poner los conectores en su sitio, volviera a pintar contornos a las figuras y colores a los fondos y eso no pasa. La conclusión parece ser que a la depresión se llega porque se tiene que llegar y se sale porque se tiene que salir y a mi eso aunque sea verdad (que no lo sé) no me ha gustado. Hace muy poca referencia a la terapeuta y cuando lo hace lo pinta de un tono anecdótico y bloguerista. El proceso de curación se cuenta poco.

El libro por lo demás, esta sensacionalmente editado, es un libro precioso con blancos, subrayados y amarillos. Está editado por Next Door Publishers de los que no tenía ni la mas remota idea pero que, cuando me haga mayor, quiero que me trabajen el libro de memorias que escriba. Es de ese tipo de libros que cuando pasas las páginas el papel te huele al autor. En cuatro días te lo podrás bajar como todos, pero os aseguro que no será lo mismo.

Los días iguales es un libro intimo, pero en absoluto intimista. Pone mamparas de cristal a un año de depresión, nos muestra capitulo a capitulo con cámara oculta a esos seres que ya conocemos del blog, pero vistos de otra forma, pixelazos por la depresión o puede que al contrario, desvelados por ésta. Sin embargo no es un libro impúdico. En una de sus visitas a mañilandia, Ana me contó que se había divorciado, cosa que todavía no había puesto en el blog. Es que allí- arguyó- escribo cosas que me pasan pero no todas las cosas que me pasan. Aquí que quede claro, tampoco lo hace. En fin, pienso que quizá Molinos, lleva demasiado tiempo escribiendo hacia afuera y para sus descerebrados grupis entre los que me encuentro. Ribera ha escrito arrebatadoramente y preciosamente hacia adentro.

Tenía en mi cuaderno de anillas un listado largo de apuntes de los que escribir pero he empezado a divagar y se me ha ido la olla: la depresión no tiene nada de bueno, nada de catártico, no tiene causa, se ha frivolizado la depresión, no es una tristeza melancólica, el momento del reconocimiento de la enfermedad mental es esencial,¿Qué post escribió mientras le pasaba esto?, hablar con la depresión, daltonismo emocional, los demás en la depresión, el egoismo salvaje, el triste problema de mirar el cielo, lugares propios sin conectores que se convierten en lugares prohibidos, la depresión difumina… En fin creo que esperaré otro post para detallar todo esto o mejor os leéis el libro y lo descubrís con vuestros propios ojos y mejor escrito que por mi.

domingo, 24 de junio de 2018

Reseña intensa del After Dark de Murakami



La ventana a la noche desde el día, la ventana a los sueños desde el otro lado de la televisión, la visión de nuestra película desde detrás de la cámara, el narrador con una cámara en travelling sobre nuestras andanzas secretas, la ventana al pasado desde el presente.

La frágil línea que nos separa de lo delictivo con esa puerta atractiva que deslinda la rutina ordinaria y la maldad que siempre estamos a medio paso de abrir. La fina frontera entre de lo cotidiano y lo excepcional. Las fronteras inexistentes de Shengen y el muro palpable de vergüenza en un Mediterraneo hecho foso lleno de cocodrilos para segregar nuestra burbuja elitista de otros mundos. Fronteras, todo lleno de fronteras oníricas. La China llena de putas al otro lado del Japón de neón.

Lo venial de un encuentro callejero que desemboca en un torrente desmedido. Jo que noche pero sin risas. After Hours de Scorsese, After dark de murakami, ¿Quién no ha caído alguna noche en un pozo oscuro? Los ojos de las Vacas de Medem Alicia al otro lado del cristal. La cordura y la locura compartiendo medianil. Nuestras vidas de misionero rodeadas de paredes de tul donde intuimos vidas peligrosas sin nombres para los pecados que soñamos cometer.


Lospersonajes de Murakami siempre están en el anden de la estación que les lleva lejos, que les saca de la pesadilla o les introduce en ella. El viaje de ida y vuelta entre ser una luchadora famosa y el olvido de ser portera de puticlub. El sexo efimero, el encuentro eventual, la vida misma.

Las ganas de saltar al otro lado aunque solo sea una noche. La frontera del suicidio paseando borracho por el alfeizar de la planta diez. La noche de Datrebil de Pedro Andreu, los poetas muertos abiertos en canal. Las imágenes cautivadoras, hirientes y ajenas de la ciudad tras el sol. ¿Somos una vida o el relato de un dios caprichoso y cachondo que nos recrea?

¿Quien está en coma, la doncella que alimenta onanismos ajenos o quienes viven de forma aletargada los días por pasar? Blancanieves a la espera del principe azul, luchar contra los elementos, naufragar en la  vida contra el muro del tiempo, lo mejor de sus vidas ha quedado yendo detrás del maldito El Dorado. Que cantaba Goñicuando todavía le quedaban balas en la recamara de su revolver.

Un parentesis en la zona oscura de las madrugadas insomnes. Todos huimos aun sin saberlo de alguien que ha puesto precio a nuestra cabeza y que tenemos en la moto de al lado mientras regresamos borrachos a casa en taxi. Que raros somos todos, quizá como esa mujer de Hopper en la cafetería de una noche cualquiera esperando a sus sueños en una ciudad por despertar Dejémoslo aquí Haruki no me conviene leerte más.