viernes, 21 de febrero de 2014

100 fotos de mi blog

Al principio del blog fueron las fotos. Me gustan los blogs de fotos y con fotos. Fotos normales hechas con cámaras normales y que van enseñando rincones de quien las hace y de su vida.
Todas mis fotos están hechas con cámaras normalicas. La Olympus µ800 y la Canon Ixus 120 son cámaras de llevar en el bolsillo y me han acompañado de aquí para allá sin más requisitos que no darles demasiados golpes y no ponerlas mucho tiempo a remojo.
Con ellas y con alguna predecesora olympus están hechas todas las fotos de mi blog. Lo más importante, es el ángulo desde donde se ve la vida y por eso el mismo paisaje nos puede regalar tantas perspectivas distintas.
Llevo unos días recopilando todas las fotos, bueno casi todas, es decir las que más me gustan del blog y las he puesto en una pestaña de las de arriba 100Fotos y también las enlazo aquí por si os apetece verlas tranquilamente este finde y ya me decís las que más os gustan. La que pongo es una de las que mas me gustan a mi.
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Podéis usarlas si queréis, yo no me dedico a esto, pero porfa poned la fuente que me hace ilusión.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Ayer Alabama hoy Nebraska: Una película nominada de regresos en blanco y negro.

Hace mucho mucho tiempo, pasaba yo unas semanas en un pueblo pequeño, casi en blanco y negro, de una provincia perdida y despoblada de interior. Soñaba con tener un Talbot 150 que era el coche más de lo más y soñaba que en unos años volvería conduciéndolo mientras todos me mirarían con asombro y quizá con algo de envidia.

Por entonces nada era extraño,(quizá lo fuera todo): no era raro que algunos se pincharan droga, ni que otros llevaran revistas de mujeres desnudas para pajearse, ni que los mas se emborracharan/amos en unas cocheras destartaladas que llamaremos peñas (no digo como se llamaban de verdad no vaya a ser que alguien se aluda) todo ello sin haber cumplido siquiera los catorce.

Era un microcosmos de cuarenta casas y sesenta sombras, no mucho mas de doscientos habitantes y a penas quince crios a los que se sumaban/amos otros tantos en verano. Los populares se comían en la oscuridad los morros con ellas, que ya por entonces se comían de todo; los wallflowers por el contrario, sufrían las mofas con una crueldad tan hiriente, que los esporádicos, que solo pasábamos allí unos días, no llegábamos siquiera a comprender. (disculpen los anglicismos pero no encuentro palabras que segreguen con tanta claridad la diferencia entre los que ganaban y los que perdían).

En mi cabeza conservo imágenes en blanco y negro de no más de diez días al año, rincones sellados por la memoria como fotografías en color gris. Momentos que se han asentado en recuerdos indelebles en medio de paisajes de carrasca seca, eriales y baldíos: recuerdo cuando algunos comentaban una noche que a la más guarra le habían metido la punta (probablemente sería verdad), cuando le caneaban a uno que era objeto de sus mayores macarradas, cuando fui por primera vez consciente de que tenía una “ocasión cardeñosa”* y además con la chica que en aquellos recuerdos inundaba con lascivia mis sueños y como no fui capaz ni de pestañear en aquella neoadolescencia supurante e inexperta.

Los hermanos mayores se quitaban novias, las madres se enzarzaban en reyertas viejas de casamientos frustrados y los hombres mantenían venganzas históricas de linderos mal definidos y afrentas octogenarias. La plaza de las vacas me parecía grande, el frontón inmenso, el bar del pueblo atiborrado de gente y el discobar lleno de humos pecaminosos con olor a costo y saliva entre música de barrikada y kortatu.

Después nos hemos ido haciendo viejos, algunos nos hemos ido y a todos la vida nos ha ido cargando con la gasolina del dia a dia aquellas frustraciones de adolescencia y edad prohibida. En algunos casos la gasolina ha explotado en dependencias y adicciones irrecuperables, en otros casos el olvido se ha llenado de tanto rencor que solo volverían al pueblo para quemarlo y finalmente a algunos, los que solo íbamos de visita, nos ha dado argumentos para cuentos sin personajes como este.

Cuando hemos vuelto con nuestros hijos a enseñarles lo que fuimos, no han podido evitar reirse de nuestra torpe memoria fantasiosa y nos han querido enseñar como los gigantes eran molinos, las dulcineas tias marias cuarentonas, el baile era un cuartucho desconchado de cuarenta por cuarenta y del discobar solo queda la letra ajada de mierda de ciudad.

Me cuentan que uno del grupo (uno de los populares, o quizás no) volvió hace poco con el brazo banderilleado, los recuerdos rasgados y la mirada dormida. Buscaba todavía algo olvidado entre las sombras de las callejuelas y reclamaba deudas viejas arrumbadas en alguna falsa o en el pajar de su tio. Pero sobre todo, me cuentan, que quería reencontrarse con el escenario de lo que vivió. Y es cierto que mucho de lo que buscaba todavía le esperaba congelado en un tiempo en gris con la única diferencia del pelo cano de los personajes: se conservaban las mismas reyertas por linderos ahora definidos por gps y las mismas pretensiones por mujeres ahora enviudadas de desasosiego y olvido.

Aunque os parezca mentira algo parecido a lo que os cuento es una película en blanco y negro de nombre Nebraska y que opta a los Oscar 2014. A mi me ha gustado en una lentitud cansina semejante a abrir la lata de las fotos en gris que guardas en un altillo, hay gente que le encanta ver fotos y gente que se duerme. Mi mujer se ha echado una siesta de ronquidos y todo… y eso que la había elegido ella.

(*) “Ocasión Cardeñosa”: dícese de ocasión que tienes a güebo y la fallas por palurdo, como el famoso futbolista del Betis en el mundial de Argentina que a puerta vacía, se entretuvo hasta que llegó el brasileño y sacó el balón.

lunes, 17 de febrero de 2014

Alabama Monroe. The broken circle breakdown Un peliculón en versión original

¿Cómo buscar la justicia en la enfermedad y la muerte
cómo explicar que los pájaros se estampen contra los cristales
cómo que caigan las torres gemelas en una fábrica
de generar huérfanos y pena?
¿Hacía donde evoluciona el hombre, los pájaros y el dolor?
Los dictadores postulan la venganza, como un opio al que llaman justicia
y que nada cura.
Cuando la tristeza y lo humano supera la venganza
primero se busca a Dios,
luego se buscan culpables en una causalidad desbocada
luego se intenta tapar con dibujos los tatuajes de nombres viejos
y se intenta ocultar con pintura en la pared los recuerdos que yeren.
Y cuando nada queda, y la justicia nada explica
cuando el dolor todo lo envuelve
y el alcohol nada cura,
solo queda la locura y la música
la ira y el suicidio
porque al final, la religión, la música y los cuentos
se inventaron
para poder soportar lo inexplicable.
 img_ampliada
Alabama Monroe (The broken circle breakdown) para mi, es sin duda, una de las mejores películas que he visto en los últimos años. Verla en versión original ha sido un lujo y una casualidad, pero tras escuchar la voz de los actores creo que es irrenunciable verla así.
No cuento nada, no leáis explicaciones, dejaros encoger el corazón, quedaros perplejos ante el ser humano, escuchad la música, dejaros abofetear por la tristeza y la vida, por el amor y el dolor, por la estética y la filosofía y al salir respirad hondo.
Los actores están sencillamente magistrales. Además a la gente que nos gusta el country versión Bluegrass la BSO es para salir a comprarla al instante o enchufar la lista del espoti nada más llegar a casa.
No sé si los americanos tendrán güebos de darle el Oscar a esta peli belga como mejor peli en lengua extranjera (está nominada).
Mi premio ya lo tienen ya asegurado.
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jueves, 13 de febrero de 2014

Me gusta el Curling

Gracias a las recomendaciones de HermanoE en el twitter, esta tarde he descubierto con sorpresa que me está empezando a gustar el Curling.
De hecho ya me he comprado una escoba para ir practicando en mi casa con las migajas que van al suelo. Estupefacta está mi mujer.
De momento me he hecho incondicional de Rusia aunque Reino Unido también me llama la atención.
¿Vosotros de que sois más: de rusos o de británicos?
annasidorova  eve

Actualizando el post ante las aclamaciones recibidas
Bueno amigos, tras el éxito de participación y visitas de esta mañana por este post  (lo que demuestra sin duda vuestro aprecio por  los deportes de invierno y el espiritu olímpico) y dado que me encuentro con un bicho intestinal que me impide la concurrencia a mi trabajo con mi desbordante rendimiento habitual, he decidido ocupar mi tiempo actualizando este post como se merece.
No os voy a engañar y yo me lanzó por el equipo ruso que ha demostrado que saben barrer como las mejores y lanzan el robot aspirador de una manera encomiable  Es por todo ello que voy a enseñaros completo al equipo ruso de curling para que tengáis una visión total de su potencialidad en este deporte y no solo una imagen sesgada.
anna  Anna Sidorova a la que ya conocéis. Os dejo unas fotos de luego,  cuando se quitó el chandal tras su último partidazo porque tenía calor dada la emoción del encuentro.

alexandra saitova Alexandra Saitova pensando en la emocionante tirada (perdón lanzamiento). Y después haciendo estiramientos

ekaterina  Ekaterina Galkina orgullosa del metal recibido. Y luego revisando el material para que no se le pierda ninguna escoba.

Señoras visitantes lamento no hacer caso al Sr NaN, pero el curling masculino no tiene la misma intensidad que el femenino y entonces no lo sigo mucho, pero si me quieren enviar algún enlace de interés, lo subiré sin problemas… les recomiendo el equipo Noruego.
Disculpen que no ponga más fotos de la capitana británica pero cuando me mira con esos ojos al tiempo que me hace ese gesto con la mano, pienso que se esta refiriendo con chanza a la longitud de mi escoba, y no puedo evitar acomplejarme.

viernes, 7 de febrero de 2014

Comparaciones Odiosas: ¿Little boxes de clase media o Las casitas del barrio alto?

Me encontraba esta tarde escuchando un programa de Rafa Arboleda mientras intentaba poner orden mental al malvado jeroglífico legislativo propio de este gobierno (“no achaques a la maldad lo que puede explicar la estupidez” decía mi tío el libanes, o sea igual no es que sean malvados sino que no dan mas de sí), cuando de repente han puesto una canción en inglés que me sonaba un montón. Coño! (he gritado más como exclamación que como demanda) pero si son Las casitas del barrio alto de Victor Jara. Y he acercado el Shazam para ver quien había sido la osada que había versionado la reivindicativa canción del chileno en la lengua de Sarah Pallin. (vale estoy enfermo pero creo que tiene un punto)

Cual mi sorpresa cuando descubro que una tal Malvina Reynols había escrito la canción muuuuuuchos años antes que Jara. Y que por tanto es Jara quien había versionado a Reynols Me arrojo cual seminarista en puticlub sobre la wikipedia y me leo y me linko y me quedo enganchado irreversiblemente en la internete con los chascarrillos de esta señora (estaba visto que la procastinación se iba a adueñar de mi y la la disposición transitoria habilitante de la modificación reglamentaria del decreto de desarrollo del texto refundido quedaría aparcada sine die) .

Pues nada que me bajo la letra y es ahí donde descubro con sorpresa la traducción. Joder (exclamo como demanda infructuosa al viento), parece que dice lo mismo en español y en inglis pero de eso nada y he empezado a divagar... Fijaos con quien se mete Malvina y con quien se mete Victor…

Malvina Reynols Little boxes Victor Jara Las casitas del barrio alto

Little boxes on the hillside,
Little boxes made of ticky tacky
Little boxes on the hillside,
Little boxes all the same,

There's a pink one and a green one
And a blue one and a yellow one
And they're all made out of ticky tacky
And they all look just the same.
And the people in the houses
All went to the university
Where they were put in boxes
And they came out all the same


And there's doctors and lawyers
And business executives
And they're all made out of ticky tacky
And they all look just the same.
And they all play on the golf course
And drink their martinis dry
And they all have pretty children
And the children go to school,
And the children go to summer camp

And then to the university
Where they are put in boxes
And they come out all the same.
And the boys go into business
And marry and raise a family
In boxes made of ticky tacky
And they all look just the same,
There's a pink one and a green one
And a blue one and a yellow one
And they're all made out of ticky tacky
And they all look just the same.

Las casitas del barrio alto
con rejas y antejardín,
una preciosa entrada de autos
esperando un Peugeot.
Hay rosadas, verdecitas,
blanquitas y celestitas,
las casitas del barrio alto
todas hechas con recipol.
Y las gentes de las casitas
se sonríen y se visitan.
Van juntitos al supermarket
y todos tienen un televisor.

Hay dentistas, comerciantes,
latifundistas y traficantes,
abogados y rentistas
y todos visten polycron.
(y todos triunfan con prolén)
Juegan bridge, toman martini-dry
y los niños son rubiecitos
y con otros rubiecitos
van juntitos al colegio high.

Y el hijito de su papi
luego va a la universidad
comenzando su problemática
y la intríngulis social.
Fuma pitillos en Austin mini,
juega con bombas y con política,
asesina generales,
y es un gángster de la sedición.

A Malvina lo que más le jode es esa clase media bobalicona de San Francisco con aspiraciones de ricos y que parecen cortados con el mismo patrón (all look just the same) con sus cajitas, digo casitas, todas iguales. Sus aspiraciones semejantes de campus de verano, su torneo de golf (todos tan iguales, tan perfectos, tan de pergo o de ticky-tacky) y luego sus niños mimetizados en la universidad dentro de nuevas cajitas que les llevaran a un matrimonio feliz.

Sin embargo Jara mira a la clase media de otra forma, quizá porque donde la pobreza arrecia, la clase media se diluye entre quienes tienen y quienes no. A Jara no le preocupa tanto la estupidez de la clase media sino la colaboración (o integración) de esta con las clases opresoras. La política como juguete de los hijitos de papa.

Y es que al fin, en mi opinión, cada pueblo tiene sus clases. Esa clase media que hace de colchón, que hace de gomaespuma aislante que insonoriza las casas ricas del ruido de los  pobres (disculpe el señor, cantaba serrat). Jara reprocha a esa clase su toma de partido, mientras que Reynols les reprocha precisamente su aislamiento y su pensamiento autofelante sin mirar afuera.

Creo que es un error del marxismo unificar todos los pueblos y todas las culturas bajo la simplista división de clases económicas. Creo que acierta el papa Francisco cuando en la Evangelii Gaudium habla de la necesidad de evangelizar cada pueblo en su forma peculiar respetando cada cultura, porque es imposible interpretar la cultura de los demás con la lupa exclusiva de la nuestra .Es un error simplificar el resto del mundo con nuestros patrones europeos.

Pero bueno igual todo esto lo digo porque yo no dejo de ser más que clase media y es cierto que cuando se está muy abajo y se mira hacia arriba todo se ve igual de lejos e inalcanzable, sin diferenciación,casi tan lejos como cuando se mira hacia abajo si estás demasiado arriba.

En fin, llego al fin por fin... os pongo un bonus de postdata con dos versiones buenísimas una es de unos canadienses que son muy divertidos (que cohen me disculpe el  oxímoron) y la otra es del gran Seeger recientemente fallecido… que para mi es la mejor.

Felices sueños, mejor día y suerte en el examen que os pongan en las aulas o en la vida… que diría el causante radiofónico de este desvarío político-musical

¿y a vosotros qué versión os gusta más?

 

Walk off the earth Pete Seeger

jueves, 6 de febrero de 2014

LA CURIOSA VIDA DE LOS SALMONES ATLÁNTICOS

Aquella mañana de junio, nada hacía predecir lo que pasaría más tarde. Cecilia se despojó de sus sueños, de su sonrisa y dejó caer su ropa en el suelo del cuarto de baño. Una lluvia de agua hirviendo se deslizó como un abrazo por su cuerpo desnudo. Se tocó para saberse, cerró los ojos y en ese momento, justo en ese momento, cumplió cuarenta y seis.
La vida, a partir de cierta edad, se convierte en un catálogo de recuerdos escritos por un narrador irónico. Parece como si alguien se riera de nosotros y nos contara al revés la historia de lo que hemos sido y la sombra grotesca de lo que hubiéramos querido ser. Vemos el escaparate con el muestrario de nuestras mentiras, de nuestras cicatrices y de nuestras vilezas y queda a la vista, con toda su mediocridad nuestra existencia pretenciosa y ridícula de hasta entonces.
A finales de otoño, cuando el invierno apenas asoma con sus primeros fríos, los salmones atlánticos llegan al final del camino de su vida. Ponen fin a sus días justo cuando cualquiera pensaría que están todavía en su plenitud. Meses atrás, abandonan el mar y remontan la corriente, dejando, en el que será su último viaje, todas sus fuerzas. En su camino sortean estiajes y depredadores y llegan a los frezaderos aguas arriba donde se sacrifican para la perpetuación de generaciones futuras. Se dejan llevar a la muerte en su, llamémosle cuarentena, para que vivan sus hijos futuros.
Al llegar a la edad tardía, en torno a los cincuenta, unos como Ferrater (1) renuncian a seguir siendo antes de no reconocerse, otros como Bartleby (2) prefieren dejar de poner sus desidias por escrito y consideran que ya no cabe ninguna historia que no esté ya contada. Sin embargo otros, como nuestra protagonista, encuentran que es justo el momento de remontar el camino de sirga. Piensan que no pueden envejecer sin solventar deudas todavía no saldadas, no pueden dejarlas prescribir por la culpa, la desidia y el tiempo.
Hay quienes se ponen fin a los cuarenta, otros como los salmones se sacrifican a esa edad en pos de su descendencia, otros pretenden resetearse y para ello cambian entonces de casa, coche y compañera, pero sin duda los peores son aquellos que no hacen nada, nada destacable a partir de entonces, que solo abren un paréntesis a los cuarenta que les lleva sin más noticias hasta los sesenta, aquellos que se dan cuenta cuando se jubilan de que su vida en los últimos años no ha añadido absolutamente nada a lo anteriormente vivido. De eso va este cuento. Le dijo al periodista cuando le preguntó de qué iba la novela que estaba escribiendo.
Al salir del baño, Cecilia se puso a los Urquijo en su ipad y le supo a referencia, como si esa canción le hablara precisamente a ella al oído, solo a ella: “He muerto y he resucitado. Con mis cenizas un árbol he plantado, su fruto ha dado y desde hoy algo ha empezado. He roto todos mis poemas, los de tristezas y de penas. Ya no persigo sueños rotos… “
Seguid leyendo, solo unas líneas más, de verdad, prometo que no será muy largo. Aunque a lo mejor ya no merece la pena leer más, y con lo anterior ya está todo dicho. Si queréis dejad ya de leer, de verdad.
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Cecilia había leído tres libros aquel mes: “F” de Justo Navarro que cuenta la historia de Gabriel Ferrater, Bartleby el escribiente y La curiosa vida de los salmones atlánticos. Todos tenían cuarenta y pico, todos estaban presuntamente en la mitad de sus días. Cada uno tomo un camino distinto, pero ella no quería tomar ningún camino, lo único que no quería era quedar varada en una isla a medio mar, sin poder hacer nada.
(1) Hubo una vez un hombre que a los treinta y cinco años prometió no vivir más de cincuenta. Se llamaba Gabriel Ferrater. Estaba con un amigo en un café de la plaza Prim de Reus, bebían ginebra en la terraza, el cielo era claro y volaban vencejos, un taxista esperaba para llevar al amigo a la estación de donde saldría el coche cama hacia Madrid. Entonces Ferrater dijo que iba a matarse antes de cumplir cincuenta años. Ferrater fue, además de políglota, un hombre alegre que disfrutaba dando alegría a quienes lo rodeaban, y se alegraba mucho más cuando percibía que había alegrado o asombrado a quien lo estaba oyendo. El asombro produce una especie de ensanchamiento de la realidad, como si la habitación o la plaza donde estamos se ampliara o se iluminara: como cuando deseamos que nos llenen la copa y nos llenan la copa.
(2) Preferiría no hacerlo –dijo Bartleby. Lo miré con atención. Su rostro estaba tranquilo; sus ojos grises, vagamente serenos. Ni un rasgo denotaba agitación. Si hubiera habido en su actitud la menor incomodidad, enojo, impaciencia o impertinencia, en otras palabras si hubiera habido en él cualquier manifestación normalmente humana, yo lo hubiera despedido en forma violenta.
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- Hola abuelo ¿Ya ha llegado a la playa como todos los años?
- Disculpe joven ¿La conozco de algo?, no soy su abuelo, un poco de respeto ¿Qué hace en mi jardín? Dijo el hombre acostumbrado a pleitesías vacías.
- El respeto no se pide se gana. Míreme bien, igual ahora no recuerda mi cara, han pasado ya veinte años desde aquel junio. Entonces usted tenía los que yo tengo ahora. Entonces era usted alguien considerado y desde entonces, créame, no ha hecho nada digno, veinte años tirados a la basura. Solo quería decirle que ha sido usted un mierda. No ha sido malo, no se confunda, ha sido un mierda que es peor que ser malo. Quiero darle un regalo. Vendré a verle otra vez esta tarde, le dejo sufrir un rato hasta entonces.
Le dio un sobre cerrado, no muy grueso y se marchó, dejando al abuelo en esa actividad cruel que para las personas mayores es revolver los recuerdos de una vida absurda e insípida cuando ya no hay tiempo de remediarla. A la tarde volvería a matarlo.
Nadie supo el contenido del sobre que Cecilia le dejo al viejo, solo que tenía la frase “resumen de su vida desde los 43” a rotulador. Nadie supo si fueron documentos, fotografías, algún delito de menor cuantía, polvos en Cuba, gatillazos en Santo Domingo, quiebras fraudulentas, cajas b, adulterios prescritos, expedientes revisados o bajezas de cama suyas o de su familia…. Quizá era solo una colección de recortes de periódico que hablaban de él, donde se veía irónicamente toda la ridiculez de sus últimos veinte años. Cecilia se lo había tomado como un divertimento eso de seguir en prensa al asesino de su padre. Solo el abuelo se lo tomo en serio y tanto que esa misma tarde cuando Cecilia fue a matarlo descubrió que yacía muerto.
Se quedó mirando el cuerpo del viejo con asombro. Pasaron minutos que se fueron alargando hasta que una voz a su espalda le dijo eso tan peliculero de: “No haga nada, no se mueva levante los brazos, tire el arma.” La policía había tomado en consideración su mensaje “vayan a la residencia del Sr X cuando lleguen ya lo habré matado.”
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El padre de Cecilia, lo estaba pasando mal, muy mal en aquellos días de junio de hace veinte años. Su mujer le había dejado, quizá cansada de verle caer en una especie de pozo de egocentrismo y tristeza, o quizá también porque a ella le dio la santísima gana. Es sabido que muchas veces buscamos explicaciones y causas enrevesadas a las razones más sencillas. Quizá quería buscar algo de felicidad que su marido no había sabido darle en el matrimonio o quizá simplemente quería echar un polvo satisfactorio tras varios años de orgasmos aplazados, ¿quién sabe? todo puede ser. La cosa es que les había dejado con dos palmos de narices al padre y a Cecilia. Intentó dar a su hija unas explicaciones, que ella, por otra parte, nunca le había pedido, ni nunca le pidió, y no volvieron a verla.
Igual que el escribiente de Melville, a partir de entonces el padre de Cecilia, no quiso gastar más tiempo en ocupaciones baldías. No sé si dijo en el curro aquello de “preferiría no hacerlo”, pero la cuestión es que no lo hizo, y se hundió en un descorazonamiento que lo inundó. Cecilia fue a hablar con el jefe de su padre, un hombre de mirada serena con fama de comprensivo pero que nunca había comprendido a nadie y le pidió un mes, solo un mes, para que su padre se reencontrara con sus cuarenta y seis. Un mes para remontar ese rio en época de estiaje que hace a los salmones más visibles para sus depredadores. Ese mes en el que se ve volar a los vencejos en las tardes claras y se presiente la muerte antes de los cincuenta.
Mira, le dijo, no puedo hacerlo aunque quisiera, yo lo que creo es que a tu padre lo que le vendrá mejor es dejar esta empresa. le dijo con una frialdad amable. Créeme que lo hago por su bien, aquí está cayendo en una espiral que no le va a llevar a ninguna parte. Está solo y no se relaciona con nadie. De poco le sirvió decirle que en esas paredes su padre había dejado su sonrisa, su capacidad de asombro (y de asombrar) y parte de sus sueños. Que tenía un bajón pero que en seguida volvería y se lo pidió infructuosamente por favor.
Ya sabes que mi hijo y mi nuera trabajan aquí y son amables con todo el mundo, que nunca van de hijos mios sino de colegas de los demás, pues ni con ellos se relaciona. Mi sobrina que es la guapa de personal que te ha recibido te hará el finiquito de la manera más beneficiosa, seguro… bueno, ya sabe tu padre que puede contar conmigo para lo que necesite. Lo dijo sin maldad, simplemente con esa amable mirada que tienen los hijosdeputa para matar.
Después vino la carta en la mesilla, la ventana abierta, la nota en el periódico y el pésame en el tanatorio en nombre de la empresa “tu padre lo estaba pasando muy mal con lo que le hizo tu madre, pero quien iba a esperar que hiciera esto…”. Ciertamente aquella mañana de junio nadie podía predecir tanta tristeza.
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Solo hay una cosa peor que cumplir los cuarenta y pico, y es cumplir los sesenta y pico y que nadie te recuerde, toda la importancia de lo que creías, todos tus logros laborales pasan a ser cuatro líneas en un artículo on line de sábado que nadie se molesta ni en comentar. Nada, ni siquiera un insulto. Nada, ni siquiera una alabanza con pinta de obituario. Nada, ni siquiera un reproche rezagado de aquellos a los que jodiste la vida con tu indiferencia. Nada. Solo el olvido y la muerte.
Agente, lo he matado pero no con esta pistola, como pretendía, lo he matado enseñándole veinte años de su vida vacía, creo que no ha podido verse a si mismo.

miércoles, 5 de febrero de 2014

La ciudad donde vivo ha crecido de espaldas al cielo.

Hay algunos que solo conocemos lo urbano, no es una opción, sino nuestra manera de estar en el mundo. Es cierto que a veces tenemos esa extrañeza de mar que nos obliga, como a Ismael, a dejar la ciudad y enrolarnos en aventuras y excursiones de extrarradio, pero eso no empece para que aún así, nos sintamos exiliados cada vez que estamos fuera del asfalto.
La ciudad no es el espacio ni las lindes que la delimitan, es tan solo un nudo de anonimatos, de eventualidades personales; nos empeñamos en querer ver clases, estructuras y vínculos donde solo existen individuos transparentes, solo individuos amontonados y sin nombre. No nos conocemos, andamos sin sabernos. Indiferentes al dolor ajeno como el cuento del chino ¿te acuerdas? si para que tu pudieras conseguir algo, tuviera que morir necesariamente un chinito en Manchuria, ¿aun así seguirías adelante pasando por alto la muerte del oriental a miles de kilómetros para obtener lo que quieres?.
La ciudad se construye y se entiende a través de círculos de indiferencia. ¿Cómo puedo gastarme cinco euros en una cerveza, sabiendo que con ellas salvaría la cena de la casa de al lado? Pues eso, con indiferencia, cerrando los ojos. Parece que solo si el necesitado es conocido la indiferencia sea menor y sin embargo conforme el necesitado se convierte en más anónimo, la indiferencia nos hace más y mas indulgentes con nosotros mismos y la responsabilidad se diluye mientras no veamos la cara al damnificado.
El cristianismo basado en la culpa no puede vivir en el ámbito urbano donde por omisión somos responsables de tantas cosas que no cabrían confesionarios. Cuanta más indiferencia por los demás, más soledad de regreso, el castigo de la soledad por el logro de la indiferencia. Las jaulas de oro, que regalan seguridad a cambio de falta de contacto. Es el anonimato lo que define lo humano en la ciudad. El vecino convertido en una sombra tras el visillo.
Y en esto pensaba el otro día mientras leía el primer capitulo del “El Animal público” de Manuel Delgado (no creo que lea más). El libro habla de darle la vuelta a la antropología haciéndonos el Stewart de la ventana indiscreta, el observador silente de las cosas que pasan. Vidas licuadas que se mezclan sin nombre, vínculos precarios, caras que se cruzan a modo de extra de película con gentes de las que nunca sabremos su nombre. Eso es la ciudad.

sábado, 1 de febrero de 2014

El “bloguero sabandija” o las doce cosas que me fijo en un blog la primera vez que lo leo.

Os voy a ser sincero, desde que ha empezado el año he adoptado, sin vergüenza, varias veces el rol del “bloguero sabandija”: Os explico este interesante “conceto” en cuatro pinceladas.sabandija
Primero: el bloguero sabandija es el que pone en el texto de un post varias veces el nombre de Viveiro Ruiz, Pseudo, Ther o el de cualquier otro afamado bloguru y lo enlaza con vistas a que ellos te aludan y así sus miles de seguidores vengan a verte aunque no te lo merezcas.
Fase dos (palito palito pa los de letras) para ser un verdadero bloguero sabandija, en el título del post has de hacer alusión necesariamente a la inefable (y maravillosa) molinos y su blog “gris encimera” (esto es imprescindible). Luego puedes tuitearlo o colgarlo de madrugada para estar el primero en el blogroll de la reina de la pared mudejar cuando sus fieles seguidores se levanten y así te vengan a visitar.
Finalmente caes en el sabandijismo más lamentable poniendo comentarios pretendidamente graciosos en los blogs de los gurus con enlaces al tuyo a modo de autopublicidad… (ya sabéis lo del href y todo eso…) … no seáis muy faltones, ni matones de tuiter, basta con un guiño sutil.
Pues bueno,haced todo lo que os digo y os aseguro que generareis más interés y visitantes que si colgarais un perfil en el meetic diciendo que sois Jena Jameson. Todo esto viene porque me chiva mi statcounter que a resultas de lo que antecede, han venido por aquí estos días innumerables visitantes desconocidos a los cuales les he devuelto educadamente la visita a sus respectivos bitácoras.
Y yo que soy una fuente continua de grandes dudas existenciales como ¿Cuál era la verdadera relación entre yogui y bubu? ¿Puede alguien tener un amigo fiable que se llame bubu? ¿Te agacharías confiado a coger una moneda del suelo si el que está tras de ti se lama bubu? me he planteado: ¿Qué debe tener un blog al que acabo de visitar para que me quede en él, cuales son las primeras cosas en las que me fijo al llegar a un blog nuevo? Y he aquí algunas de mis conclusiones empíricas que paso a enumerar, a saber:
    1. Lo primero que miro es el listado de blogs. Es como decir a ver que amiguitos tienes y si eres de fiar. ya lo decía la Consuelo, hijo mio no te juntes con malas compañías. De poco le servía que yo le explicara que las malas compañías suelen ser las mas divertidas. Ella incidia en que a la gente se la conoce por con quien va.
    2. Me gustan los blogs con etiquetas, tampoco doscientas pero si diez o doce. Así enseguida se ve de qué escribe esa persona.
    3. Miro cuantos seguidores tienen. Si tienen muchos me tira para atrás casi tanto como q tenga pocos, unos 200 está bien. Es que de mi prueba empírica he visto que la gente con más de 200 seguidores no contesta los comentarios y eso está muy feo.
    4. Me gusta mirar los post del primer mes del blog. Es ese momento en el que nos pensamos que nadie descubrirá nuestra personalidad secreta y ponemos a parir a nuestro jefe, decimos que nuestro ex la tenía pequeñica y que como te pone más la charcutera que tu guaif por eso vas todos los días a comprar el jamón york personalmente. Luego cuando descubres que tu jefe y tu mujer son tus más fieles seguidores, el mundo se desmorona y ya solo escribes neutralidades del último capitulo de walking dead y del último maquillaje de tu mujer (sin que tenga que ver necesariamente una cosa con la otra)
    5. También me gustan los que tienen debajo de cada post eso que te lleva a otros post con tres fotos. Ya sé que es aleatorio y pone lo que quieren pero a mi me gusta qué queréis que os diga.
    6. Hay nombres de blogs que te hacen gracia y lo sigues por eso, de hecho yo únicamente me seguiría a mi mismo por mi brillante nick
    7. Los que ponen sus libros preferidos o sus pelis preferidas me caen bien, salvo que no me gusten que entonces me caen mal.
    8. Me gusta saber de donde es la gente. Lo de que no pongan su cara me da igual. Bueno en ocasiones casi lo agradezco pa no darme desilusiones. tenía un amigo que calificaba a un tipo de chicas como “coño-laostia”, ya que al verlas por detrás te decías admirativamente ¡!coñoooo!! y al darse la vuelta decías con desilusión “haibalaostia”
    9. Prefiero que divida el texto en párrafos que facilita leer al bies. seamos sinceros un 90% de las veces leemos en diagonal. Y prefiero que tengan fotos. No necesariamente cochinas, pero también contribuye, claro.
    10. Me gustan los blogs de gente que se descojona de sus propias desgracias. Que te deja tu mujer por un Lorenzo Lamas cualquiera…me hago un post y me parto de risa, que me atropella el tranvía hago un post y le parto la cara al alcalde, que fui novio de un tio que se llamaba Bubu me rio también… bueno en este caso no.
    11. Si le veo hacer comentarios ocurrentes en otros blogs también gana puntos… Un bloguero no puede estar todo el rato mirándose el ombligo. Por ejemplo cuando me meto en un blog sea el que sea siempre tiene un comentario de Pseudo, es mas un blog no es blog hasta que no tiene un comentario de Pseudo.
    12. Un poco de picante por favor. Que no digo que sea procaz o que tengas que apretar el botón de Lo se y deseo continuar como en el blog de Ana Maria, pero algún comentario subidito de tono siempre se agradece ¿no?
Pues nada amigos este ha sido mi concienzuda ocupación mental en esta noche de viernes y ya me contareis ¿qué es lo primero que miráis vosotros en un blog? y … bueno, si alguna vez habéis tenido un amigo/a de nombre. Bubu que os haya respetado como personas.