Hace mucho mucho tiempo, pasaba yo unas semanas en un pueblo pequeño, casi en blanco y negro, de una provincia perdida y despoblada de interior. Soñaba con tener un Talbot 150 que era el coche más de lo más y soñaba que en unos años volvería conduciéndolo mientras todos me mirarían con asombro y quizá con algo de envidia.
Por entonces nada era extraño,(quizá lo fuera todo): no era raro que algunos se pincharan droga, ni que otros llevaran revistas de mujeres desnudas para pajearse, ni que los mas se emborracharan/amos en unas cocheras destartaladas que llamaremos peñas (no digo como se llamaban de verdad no vaya a ser que alguien se aluda) todo ello sin haber cumplido siquiera los catorce.
Era un microcosmos de cuarenta casas y sesenta sombras, no mucho mas de doscientos habitantes y a penas quince crios a los que se sumaban/amos otros tantos en verano. Los populares se comían en la oscuridad los morros con ellas, que ya por entonces se comían de todo; los wallflowers por el contrario, sufrían las mofas con una crueldad tan hiriente, que los esporádicos, que solo pasábamos allí unos días, no llegábamos siquiera a comprender. (disculpen los anglicismos pero no encuentro palabras que segreguen con tanta claridad la diferencia entre los que ganaban y los que perdían).
En mi cabeza conservo imágenes en blanco y negro de no más de diez días al año, rincones sellados por la memoria como fotografías en color gris. Momentos que se han asentado en recuerdos indelebles en medio de paisajes de carrasca seca, eriales y baldíos: recuerdo cuando algunos comentaban una noche que a la más guarra le habían metido la punta (probablemente sería verdad), cuando le caneaban a uno que era objeto de sus mayores macarradas, cuando fui por primera vez consciente de que tenía una “ocasión cardeñosa”* y además con la chica que en aquellos recuerdos inundaba con lascivia mis sueños y como no fui capaz ni de pestañear en aquella neoadolescencia supurante e inexperta.
Los hermanos mayores se quitaban novias, las madres se enzarzaban en reyertas viejas de casamientos frustrados y los hombres mantenían venganzas históricas de linderos mal definidos y afrentas octogenarias. La plaza de las vacas me parecía grande, el frontón inmenso, el bar del pueblo atiborrado de gente y el discobar lleno de humos pecaminosos con olor a costo y saliva entre música de barrikada y kortatu.
Después nos hemos ido haciendo viejos, algunos nos hemos ido y a todos la vida nos ha ido cargando con la gasolina del dia a dia aquellas frustraciones de adolescencia y edad prohibida. En algunos casos la gasolina ha explotado en dependencias y adicciones irrecuperables, en otros casos el olvido se ha llenado de tanto rencor que solo volverían al pueblo para quemarlo y finalmente a algunos, los que solo íbamos de visita, nos ha dado argumentos para cuentos sin personajes como este.
Cuando hemos vuelto con nuestros hijos a enseñarles lo que fuimos, no han podido evitar reirse de nuestra torpe memoria fantasiosa y nos han querido enseñar como los gigantes eran molinos, las dulcineas tias marias cuarentonas, el baile era un cuartucho desconchado de cuarenta por cuarenta y del discobar solo queda la letra ajada de mierda de ciudad.
Me cuentan que uno del grupo (uno de los populares, o quizás no) volvió hace poco con el brazo banderilleado, los recuerdos rasgados y la mirada dormida. Buscaba todavía algo olvidado entre las sombras de las callejuelas y reclamaba deudas viejas arrumbadas en alguna falsa o en el pajar de su tio. Pero sobre todo, me cuentan, que quería reencontrarse con el escenario de lo que vivió. Y es cierto que mucho de lo que buscaba todavía le esperaba congelado en un tiempo en gris con la única diferencia del pelo cano de los personajes: se conservaban las mismas reyertas por linderos ahora definidos por gps y las mismas pretensiones por mujeres ahora enviudadas de desasosiego y olvido.
Aunque os parezca mentira algo parecido a lo que os cuento es una película en blanco y negro de nombre Nebraska y que opta a los Oscar 2014. A mi me ha gustado en una lentitud cansina semejante a abrir la lata de las fotos en gris que guardas en un altillo, hay gente que le encanta ver fotos y gente que se duerme. Mi mujer se ha echado una siesta de ronquidos y todo… y eso que la había elegido ella.
(*) “Ocasión Cardeñosa”: dícese de ocasión que tienes a güebo y la fallas por palurdo, como el famoso futbolista del Betis en el mundial de Argentina que a puerta vacía, se entretuvo hasta que llegó el brasileño y sacó el balón.
Jaja un Talbot 150. Yo tuve uno chiquitito a escala, de cuando eran de hierro y llevaban amortiguación en las ruedas y asientos abatibles, y no las birrias que hacen ahora que ni se abren puertas ni nada.
ResponderEliminarMis recuerdos de pueblo son casi nulos. El pueblo de mi familia está atomarporculo no, dos paradas más allá, así que no fui casi nunca. De las veces que estuve allí,recuerdo que todos los de menos de 25 años eran primos mios, y los de más de 25, tios (de parentesco). Y que cuando estaba a 20 km. del pueblo me empezaban a picar los mosquitos y dejaban tranquilos al resto de habitantes durante mi estancia, con lo cual ya todos sabían que estaba a punto de llegar al pueblo, y me recibían con gran alegria. Ni Mr. Marshall tuvo esos recibimientos, vamos....
La otra cosa que recuerdo es que todos los abuelos del pueblo me paraban en uno u otro momento, para que les fuera a comprar tabaco al único bar del pueblo, con la excusa de que eran algo mio por parte de padre o madre (los dos del mismo pueblo,familias rivales, rollo Romeo y Julieta pero más light y sin crímenes de por medio).
Ocasión Cardeñosa.... lo había tomado como algo referente a carne y cariño, vamos que no iba muy desencaminado tampoco :D
Que pases buen dia!!
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ResponderEliminarMe ha encantado este post. Lo que cuentas me suena muy cercano y además está escrito de PM
ResponderEliminarEn mi caso fuimos mucho al pueblo y pasamos muchos veranos en el pueblo, por lo que hay historias que de tan cercanas parecen la misma.
Teníamos la Peña V en una casa que se caía a trozos, comprábamos las cajas de Mahou azules y guardábamos todas las botellas para recuperar la fianza, dejábamos las bicicletas amontonadas a la puerta de la peña. Por la noche salíamos a ver las estrellas fugaces y nos íbamos andando 5 km al pueblo de al lado que tenía la discoteca Wilson...
Por cierto, yo también tuve alguna ocasión Cardeñosa, y la madre de la tal todavía mira con recelo a mi mujer. Se había hecho ilusiones !!!
creo que nunca había leído una "reseña" tan curiosa de una peli... me ha gustado lo que dices de los adolescentes.. yo siempre digo que siempre hemos existido así, y que ahora se nota más y dá más miedo? quizás.... pero "cosas malas" ha habido siempre.
ResponderEliminarun placer leer un texto tan bueno..
Blanco y negro, me apunto y a Nebraska también tal vez por culpa de "el Boss".
ResponderEliminarMe encanta la lentitud en repasar las fotografías y cambiaría el Talbot 150 por un 131 Supermiriafiori.
Me apunto otra más.
Me encanta ver fotos antiguas de mis abuelos, familia... (las tiene mi abuela en esas latas de colacao del año de la pera), y escuchar las historias que rodean esas fotos.
ResponderEliminarLo de la "lentitud cansina".. me echa un poco para atrás, pero ya la tengo preparada para verla.
Besos
Saramaga. lenta es muuuuuuy lenta, pero también muy estética en tomas de una fotografia americana de blanco y negro preciosas. ¿he dicho ya que no me quieren llevar a los eeuu? quiero irrrrrr!!!!!!!
ResponderEliminarJota, Ya sabeis que yo no soy muy espritín, es más no sabia ni que la BSO fuera suya. La verdad es que independendientemente que me guste más o menos la BSO le pega muchisimo a la peli.
Suguspiña, bueno es un poco marca de la casa comentar así las pelis y los libros. Es que para decir lo del medio oeste y la america profunda es muy complicado de ponerse en su lugar. ¿he dicho que no me llevan a los eeuu? entonces me cuesta mucho imaginarmelo. Se agradecen los piropos!!!
Jota, el supermirafiori me suena a mi un poco cani ¿no? tipo el 124 del vaquilla. Y tiene razón Jatz en que los cochecillos de ahora son de un chinorri con poca dedicación.
ResponderEliminarpor cierto si veis la peli, acordaros que yo tengo un coche muuuuuy parecido al primero del prota.
Jatz yo no era muy de pueblo tampoco, adoptaba el pueblo de unos vecinos en fiestas como si fuera el mio. Pero muchos de los recuerdos que pongo son verdad... no todos que ya sabéis que aqui se miente mucho.
Peter se agradece que te guste el post. Las Ocasiones Cardeñosa tienen gran predicamento en nuestro grupo de amigos. !!!coño remata que lo tienes a guebo!!
Pongo enlace a la famosa ocasión de cardeñosa porque dada la población joven que habita este blog igual alguno/a no sabe de qué hablamos.
Ocasión Cardeñosa en youtube
Creo que Bruce no tiene nada que ver con la bso de la peli. Yo lo he nombrado porque su disco Nebraska me parece una maravilla en blanco y negro.
ResponderEliminarapuntada queda, aunque hasta que no termine Breaking Bad (ya estoy en la ´ltima temporada) no voy al cine.
ResponderEliminarEl 131 supermiriafori tenía mucho sitio atrás para llevar el perro. ¿Qué más se puede pedir?
Ahhhh! Pero se te escapa la añoranza entre las líneas, éramos jóvenes y todo eran posibilidades. Snif! luego la vida nos puso en nuestro sitio.
ResponderEliminarCreo que me gustaría esta peli, para un sábado perezoso por la tarde, y si cae la siesta, oye, pues bienvenida sea.
bESOS
jota ya ves que soy un absoluto ignorante en gintonics y esprintíns.
ResponderEliminarSr NaN jajajaja pero si ese el coche que daban en el un dos tres!!! me da que le va a gustar esta cinta.
Hoooola Inma, pues quizá si. Con lo bueno que estaba entonces y lo que sé ahora... pufffff
Yo la veo más cinta de por la noche no sé.
Nunca había oido lo de "wallflower".
ResponderEliminarOhhhh pseudo entonces no has visto la peli Las ventajas de ser un marginado de Chbosky es una pelicula que me gusto muuuuuucho. (El libro tampoco esta nada mal, pero me gustó mas la peli) Allí traducian wallflower por marginado, pero yo no la veo bien esa traducción.
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