Un sueño como un velo tibio,
como la sabana fría que alivia el estío
como el edredón que arropa las madrugadas de invierno.
Qué añoranza de palabras, que sed
de contenido vacío, qué templada copa de coñac en el trasnoche alienta mis madrugadas ocres
en este noviembre del veintiuno. Entre la reflexión y el método está el puente de la ficción,
la pasarela sin pasamanos, el vértigo quebrado, la pizarra con números y versos, la
hipótesis sin resultado ni propuesta. El tema, el marco teórico, el análisis
de datos, la conclusión y el impacto. La historia inventada que nace y fluye sin pensarla.
La suave oferta de tu cuerpo desnudo, el sexo adulto, mi arco a medio tensar, la mirada que enriquece como orgasmos de ultramar; la extrañeza, sobre todo la extrañeza, de veros como si nada comiéndoos ansiosas el punto y seguido entre vuestros paréntesis abiertos.
Qué ilusión sería navegar entre vuestras aguas. Yo que siempre soñé con vivir entre tus muslos, me alegro ahora de verlos ocupados por ella, tan joven, tan hermosa sin muescas en su calendario. Y ahora me rozo al ver vuestro sexo completo sin invasión ni impostura en este silencio onanista de mi alcoba y mi celosía.
Y es que la belleza no tiene apellidos, la estética de Sorrentino llevada al paroxismo, tan completa y deliciosa, tan minuciosa, tan desbordante en su sensualidad húmeda, tan perfecta en su coherencia y simetría. Tus piernas que llegan a lo imposible, a ese lugar inhóspito en el que se perdieron mil barcos y a mi me concediste el amarre cuando estuve a la deriva.
Cómo no voy a alegrarme de ver mi añoranza ocupada por sus deseos jóvenes, cómo no voy a soñar con su alegre indiferencia, cómo no voy a recrearme desde mi mundo univoco con vuestro sexo poliédrico de bocas y comisuras.
Recuerda al menos aquel día que ocupé tus vacíos como ocupan las excusas nuestros miedos. “No lo tengo claro, pero si alguno ha de ser, quiero que seas tú que nunca llegas a ningún sitio para quedarte” y follamos, como solo follan los amigos en las noches de tristeza. Tu sabías que dormirías en mis recuerdos y yo supe que me regalabas tu única noche impar, tus vacios y tus dudas.
Seguí tus pasos por países lejanos, añoré tus resacas, imaginé como serían tus amaneceres y te acompañé de mujeres hermosas con sexos carnosos y caderas anfitrionas como a ti te gustaban.
Los hombres nos comemos las metáforas, las mujeres os regaláis los adjetivos; que sexo más dulce el que deja de mirarse un miembro para ser entera de tus besos. Qué generosidad la tuya de regalarme tu ausencia. Qué guapas estáis, que impresionante ella. Dale de mi parte la enhorabuena, no escuches a quienes os digan que es lluvia de una primavera, disfrutad hasta que los otoños os borren las palabras.
Anoche os imagine a las dos enlazadas tras la batalla y tú contándole que una noche, solo una noche, quisite pasar al otro lado para ver lo oscuro y fue conmigo.
Bisexualidad ? ,o
ResponderEliminarlo que "le iba" ,
no lo tuvo claro
entonces? .
Quizás lo tuviera claro, aunque quien mejor que un amigo para entrar en el nebuloso espacio de lo ambiguo.
EliminarUn abrazo y gracias por seguir pasándote por aquí.
De nada.
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