El guardia Joaquín se acercó por detrás y le puso con suavidad las manos en los hombros.
-Tranquila chiquilla ya está.
Ella lloraba. El miró sus piernas.
-Nunca me creísteis.
-No sé, pero tendemos a creer que todos los enfermos son buena gente cuando a veces son unos hijos de puta.
La sirena silenciosa del coche proyectaba sobre ellos sombras azules como un faro al final de la tormenta.
-¿Me permites una última cosa? dijo ella.
-Rápida.
Se acercó a su padre y antes de que Joaquín pudiera hacer nada, le propinó tres patadas en la cabeza que sonaron vacías y vengativas como el miedo acumulado desde niña, sonaron impacientes como el diagnostico de muerte para unos meses al que no pudo esperar, avergonzadas como el secreto en su infancia, premonitorias como el ruido en su habitación al abrirse la puerta cada noche durante años, tenebrosas como las manos de su sombra bajo las sábanas.
-¿Me vas a poner las esposas?- No chiquilla, te las voy a quitar.
Chapó. A cada cerdo le llega su San Martín...y si no, se lo propiciamos y listos.
ResponderEliminarKisses.
¿Es tuyo? Me suena a Lorenzo Silva.
ResponderEliminarMe gusta. Mucho.
ResponderEliminarHermano E es mio!! ¿te suena a Lorenzo silva ?!! toi orgulloso es uno de los escritores de polis que me gustan (salvo algun desliz que ya hemos comentado por aqui)
ResponderEliminarLili bienvenida y gracias me doy un garbeo por tu blog.
Sinco me das miedo después de tu último alegato criminal en perrunilandia contra los teatristas (neologismo de mi hijo por actores) de tu pueblo.
Sencillamente increíble y fantástico, no dejas de sorprendernos
ResponderEliminar¿quien es el impaciente?, es que soy cortico :)
ResponderEliminarA mí no me sorprendes, Chico: escribes estupendamente, lástima que no te prodigues más. Y es cierto: recuerdas mucho a Lorenzo Silva.
ResponderEliminar¡Genial! y triste. No lo veo muy policiaco, pero me gusta.
ResponderEliminarMola Kelvis.
Espero que hoy no lleveis lentejas al monte.
Sórdido como triste. La muerte (en este caso) no es un castigo para el que se va, ¿es un consuelo para el que se queda?
ResponderEliminarMuy bien escrito aunque el tema me repele.
Una frase demasiado lapidaria para Joaquín pero mola.
ResponderEliminarMuy, muy bonito. La concisión escribiendo es un tesoro, cualidad de la que flojeas en otras disciplinas. Solo que yo le habría cambiado la última frase......
ResponderEliminarSaludos, gran jefe.