así me veo, digo me leo.

 

Me gusta adjetivar en escorzo, cambiarle el discurso al verbo

hacer frases largas que se subordinen en detalles…

y terminen olvidando al sujeto.

No me gustan los pronombres,

porque me confunden y no sé quien es quien,

no entiendo que vivir allí sea una alegría alta, como cantaba el poeta.

Me gustan más las frases enroscadas que las enrocadas

nunca admiré a reyes que se escondieran tras peones

Aun así confieso,

que siempre he sido más de jugar con negras que con blancas

(…al ajedrez me refiero, claro).

Desde adolescente suelo escribir a media lengua

como si alguien fuera a leer mis diarios e intentara disimularles el sentido.

A veces me egolatro, digo me egoletro

y recito me, mi, conmigo con tanta frecuencia

que gasto muchas gomas borrando yoes.

Me gustan los juegos de palabras que generan jugos de palabras

quitar una letra para dar otra luz al fondo.

no me gustan los adjetivos precedentes que dan pinta de

locuaz charlatán de feria o antiguo locutor del no-do.

Me gusta la ironía de decir lo contrario de lo que digo

y a veces recito que parece que declamo…y eso no me gusta

Me gusta repetir la entrada

parece que da rima a lo que no la tiene

Y al irme yendo

me gusta acabar los poemas haciendo

más corta cada vez la frase

hasta que se apaga

con un adiós

y un punto

final

.