A veces viene bien escribir sin argumento, así sobre la marcha; como el sumidero por donde desaguan las crecidas tras las tormentas. Leo en silencio blogs nuevos y posts antiguos y me recreo en frases que se van deshaciendo como ovillos de lana. Respiro fuerte y me agrede un extraño sentimiento de resaca, un ardor de estomago cruel y violento; punzante y recurrente como un mal recuerdo, y me mantiene inestable, que parece ser el estado de moda. Nos estamos acostumbrando a vivir en entretiempo, sin subir la ropa al trastero por si arrecia el frío de pronto, vivir en el por ahora, hasta que pase esto y comprobar que no pasa.
Lo siento, no sé construir zonas herméticas que no se comuniquen con la vida de al lado. Lo laboral y lo personal; lo virtual y lo real cavan pasadizos por donde se visitan como amantes furtivos en las vivencias de cada día. Es cierto que en este momento lo laboral se come espacios de mi insomnio particular, pero otras veces es al revés y el desasosiego a penas deja tiempo para hacer algo util en el trabajo.
No penséis que soy pesimista, no es eso, es la lluvia fina de tristeza que todo lo empapa; es salir del refugio y encontrarse la ciudad arrumbada, ascuas aun candentes que dejan un intenso olor a quemado; ves a gentes que te suenan con un atillo al hombro y la cara tiznada de hollín y miedo. Y reconoces al frutero de tu madre rebuscando en las basuras, al prejubilado arrullado bajo el puente apagando su sed y sus recuerdos con vino peleón, los nietos en la diáspora y el futuro en el diván, el experto en management gestionando su pobreza y al banquero refusionado apremiando su indemnización casi agotada.
Algunos días como hoy, me siento en el banco del parque y como hacía de joven, juego con ideas de mañana para no anclarme en un ahora inmediato y cansino que a penas avanza. Y saco la libreta y escribo en vacio frases redondas que no significan nada, pero que suenan bien. Y me hago ilusiones de que aun hay esperanza porque no hay tormenta que no escampe, ni mal que cien años dure.
Regreso a casa, me quito el traje y un puñado de sombras. Los crios me reservan un saco de besos y mil historias que contar. Mi mujer ambienta lo cotidiano con una rutina esperada que se agradece en estos días de clima raro, “que mala cara traes seguro que has estado pensando” me da un achuchón y me manda doscientas cosas “que así seguro que se te pasa tanta tontería”.
Me ha encantado. Lo que dices y cómo lo dices... podría añadir alguna cosa más, pero sería estropearlo.
ResponderEliminarJo, qué bueno. Que no es que me alegre, pero cambiaría unas pocas líneas y lo haría mío.
ResponderEliminarLas tormentas nos entretienen mientras contamos los seginfos entre truenos y relámpagos....
ResponderEliminarEl calor nos aplatana y no jos deja pensar.....
El viento nos asusta con sus aullidos. ..
Esta lluvia nos atonta demasiado y nos hace pensar mas de la cuenta....
Y eso es así.
Ah! Y nos hace escribir como el culo ( al menos a mi)
ResponderEliminarCambiese seginfos por segundos y jos por nos
Anonadado quedo con la riqueza descriptiva.
ResponderEliminarParece que el otoño te ha sumido en cierta melancolía, pero también te han asaltado las musas porque es un texto que me ha dejado quietecico delante de la pantalla, pensando... pensando...
Gracias JuanRa,Saramaga,Bett,Phaskyy os agradezco mucho los arrullos... y más en estos tiempos anoviembrados; que es un mes de justificación y desidia.
ResponderEliminarAquí una fan de la nuera de la Consuelo.
ResponderEliminarEl puto invierno
ResponderEliminarBueno. Quizás los resultados al respirar fuerte se deban a los chupitos de Jack Daniels, y puede que sea noviembre en muchos sitios, incluido allí en la plaza de la capital del imperio más grande jamás visto en la historia. Fruteros rebuscadores, prejubilados bajopuenteros y managers gestores de sus miserias siempre ha habido y habrá, lo que pasa es que ahora se les ve más y son más mayores, por desgracia.
ResponderEliminarPero siempre acaba saliendo el sol, primero en los bancos del parque, luego bajo los puentes y así sucesivamente. Hasta en Roma.
Saludos y siempre hacia adelante.
Es imperdonable que haya descuidado mis lecturas de blogs. Menos mal que no me he perdido este peazo post.
ResponderEliminarMuchos nos sentimos así pero pocos sois los que podéis expresarlo tan bien.
Y bravo por la nuera.
Vaya post hermoso. Que suerte de esa casa, esos críos y esa nuera de la Consuelo, que en algo calienta la mierdanoviembre.
ResponderEliminarNo durara cien años, ni noviembre, ni la lluvia, ni lo otro, eso seguro. Un abrazo apretao.
Tita en modo anónimo
Me ha encantado Txelos
ResponderEliminarMe he sentido en parte reflejada y eso siempre satisface aunque el espejo esté salpicado de mierda.
ResponderEliminarEste presente que ahoga toda esperanza que lucha por nacer.
Un fuerte abrazo.
"qué mala cara, seguro que has estado pensando"
ResponderEliminarEs que pensar es una mala costumbre, hace bien la nuera de la Consuelo en mantenerte entretenido para que no lo hagas. ;P
¡¡AUPA!!