Puentes y desvaríos

Tengo suerte de no tener principios, de leer primero un poema y luego buscar el autor, de que las palabras me digan cosas sin escuchar quien las pronuncia y así esconderme de prejuicios y condicionantes.

A mi me gustan los puentes, por eso me paré y leí el poema en un semanal atrasado, mientras dejaba que parte de mi se escapara camino del mar. Vi la referencia al de Brooklyn, y el amor a los puentes de quien lo escribía. Hay gente que se obsesiona, nos obsesionamos, con los puentes como Marquez que buscaba grabar como volaban el de Bijelo polje o Robert kincaid mientras descubría  la belleza madura de la gran Meryl. No hay nada  más seductor que sentarse en un banco al atardecer viendo un puente como hace Woody en la caratula de Manhatan.

El de Brooklyn es uno de mis favoritos, lo tengo colgado en mi salón.Nunca he ido a Nueva York, es una de esos viajes que siempre se posponen para un tiempo mejor o para un tiempo distinto. “Chico vámonos a otro sitio que ir a Nueva York es más fácil y hay que aprovechar el viaje de novios”. Sigo sin haber ido. A cambio pude ver el de Sidney, a mi me gustó mucho con la opera al fondo, pero todavía mas verlo desde Rocks en un día de mercado de artesanía mientras agotas la sed con una VB bien fría. Recuerdo otros puentes que se me quedaron grabados como el de Rio a Niteroi al atardecer desde el barco que te lleva de un lado a otro de la bahía, por supuesto con una lata de Brahma acompañando el paisaje.

También en España hay puentes que me he quedado boquiabierto cruzándolos. El de Barrios de Luna en  Cazurrilandia por ejemplo o alguno de los de las Rias bajas en viverilandia.  Tampoco hay que irse muy lejos o buscar puentes grandes, los de  las gargantas de kakueta y Holtzarte también me parecieron una preciosidad. En esta semana de exaltación de la profesión ingenieril en la blogosfera me quito el sombrero ante quienes los diseñan. ^

Y todo esto venía porque descubrí estas líneas en una revista y me gustaron, me parecieron tristes, sugerentes y me prometí hacerles un hueco en algún desvarío a capela cuando, como hoy,  la desidia melancólica  me robara las ganas de escribir otra cosa.

 

Maldita sea, quisiera estar muerta,

absolutamente no existente

ausente de aquí,

de todas las partes.

¿Pero cómo lo haría?

siempre hay puentes al alcance,

el de Brooklyn por ejemplo.

me encanta ese puente (Todo se ve tan hermoso desde arriba

y el aire es tan limpio) al caminar parece

tranquilo, a pesar de tantos coches

que van como locos por abajo.

Así que,

tendrá que ser otro puente, uno feo y sin vistas,

pero es que me gustan todos los puentes, tienen

algo especial

nunca he visto un puente feo.

 

 

Si aunque pueda parecer raro estos versos son suyos.