jueves, 19 de marzo de 2020

Aquellos días del coronavirus (1)

Si dentro de unos años me preguntan mis hijos ¿Qué pasó en aquellos dias del coronavirus y qué pensaba yo por entonces? probablemente les dé una respùesta confusa, seguramente ya entremezclada no con lo que realmente siento ahora, sino con la doctrina oficial con la que me bombardearán para borrarme la memoria desde la verdad oficial y la reconstrucción tendenciosa de los hechos.

Es posible que también me influya la conducta que tengan posteriormente los protagonistas actuales y que me condicione la visión de lo que hacen ahora. Es esa tendencia tan asentada en nuestra historiografía de calificar en retroceso: es decir, los que fueron luego malos nunca hicieron nada bueno antes y los que luego fueron buenos nunca hicieron nada malo (o hacemos todo lo posible por olvidarlo).

Lo primero que les tendré que decir es que, al principio de aquellos dias, lo cotidiano, como siempre, robó el protagonismo a lo trascedente: las cuitas laborales, las obligaciones de pasado mañana, las dudas sobre si les estábamos dando a ellos la educación adecuada o preocuparnos por un futuro económico que hacía funanbulismo en el alambre de nuestros cincuenta y monopolizaban todas nuestras conversaciones. Todo tan importante como para no prestar la más mínima atención a que se estuvieran muriendo un puñado de chinos por una gripe mal curada.

Les contaré que estaba muy preocupado por presentar unos informes y unas justificaciones cuyos plazos finaban los 15 de febrero y marzo respectivamente y que requerían no solo de mi trabajo en solitario, sino también el tenerme que pelear con personas que me iban a ayudar tirando a poco y cuya doblez tendría que lidiar con una mezcla de guante de boxeo y seda. Que todo hacia prever un fin de etapa  y que me tendría que reinventar dentro de mi empresa con lo peligroso, pero al mismo tiempo apasionante, que es recalcular la ruta a mitad del camino. Que su madre estaba viviendo un segundo impulso emprendedor como única salida para pasar de una estancia a otra de la empresa por el alfeizar del abismo. Y que ellos, en una inconsciencia atrevida, encaminaban su adolescencia entre la mediocridad escolar y una felicidad tan insustancial como envidiable de aquellos que toman el sol en la playa momentos antes de que se la lleve el tsunami.

Seré sincero, yo nunca pensé que fuera algo más que una gripe jodida. Pero que lo piense yo, no queda sino en mi más absoluta ignorancia, lo que fue más grave es que lo pensaran igual aquellos quienes tienen todos los datos para intentar evaluar con certeza las consecuencias y la responsabilidad para evitarlas. Pero como vivimos en un pais de aficionados, tertulianos de telecinco y juliaoterismo moral, prefirieron elucubrar en su buenismo ideologizado sobre sandeces varias y mi mujer y yo para qué negarlo, carpe diem, optamos por irnos a la playa y hacer un parentesis en nuestro trasiego laboral mientras los bichitos ya volaban por los aires.

Terminé con exito mi trabajo. Tomé constancia de poner fin a un par de decadas. Me peleé a medias, me reconcilié al rato; pasé el check list a mi mismo y a mi entorno y llegué a esa conclusión, que maduro ya desde hace años, de que ni la enfermedad ni la desgracia cambian a la mala gente en buena; pero al mismo tiempo, que merece la pena el riesgo de confiar en las personas buenas que son la mayoría y responden cuando se les necesita. Llamadme primaveras, pero prefiero a quien me agarra de la solapa que a los que andan de canto y sin mojarse; a los que se equivocan al solucionar problemas reales que a los bomberos pirómanos que se inventan problemas para fingir que los solucionan; a los que están en primera fila que a quienes engañan a los inocentes desquiciados para que vayan a guerras imposibles mientras ellos se guarecen en las trincheras. 

Y justamente lo mismo pensaba cuando vi a los medicos hablar por la tele mientras los políticos se escondían. Y recordé al controvertido alcalde Giuliani, que la historia pondrá junto a Trump, pero que en los dias de los atentados lideró una ciudad como Nueva York. Y comparaba y veía como nuestro presidente de corchopán salía con cara de Arias Navarro a decir que íbamos a morir todos. Ahora sí, hace seis días no. Y se envolvía en banderas, patrias y aplausos desde el balcón. El recurso al patriotismo siempre es señal indubitada de que quien nos habla es un farsante.

Y luego vinieron la toma de decisiones a pequeña escala que a veces condicionan las grandes pero otras muchas solo son hojarasca al rebufo. Y de nuevo, pero en pequeño, se reproduce en los juegos y teatros laborales las comedias que por lo alto se escenifican en política y se empezó a subrayar la diferencia entre trabajar e ir al trabajo y muchas anécdotas más... pero de eso ya os cuento en el siguiente capítulo si quereis.

PD-. Sabeis que soy hipocondriaco. Me duele la cabeza y la garganta, no tengo fiebre, no toso, sí que estornudo, me toco el pecho. Pufffffffffffffff la hipocondria se me está comiendo, os dejo, me voy corriendo a tomarme un par de sobres de Frenadol.

11 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho cómo y qué has escrito. Espero que te encuentres bien o al menos mejor. Mi sobrina tiene coronavirus y nosotros vamos observándonos.
    Por otra parte se ha acentuado mi invisibilidad creo que ya total, como muchísimos otros mayores de sesenta. En fin, todo normal.
    Un abrazo

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    1. Me cuentan que en nuestro pirineo si ven aparecer un cheposo despistao lo tiran directamente al pozo. ;)

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  2. Me ha gustado mucho tu entrada, honesta y personal. Y dando una opinión muy realista sobre lo que está sucediendo. Yo estoy por Twitter, que para estas cosas -contrastar información desde muchas fuentes distintas-, es genial, y no me he querido meter a escribir una entrada parrafada en el blog porque creo que, en cierta medida, ahora mismo no hace falta. Ya nos hemos dado cuenta todos que se ha metido la pata hasta el fondo con el 8M, Vistalegre, el fútbol, etcétera, que se tenía que haber intervenido antes, que no nos lo tomamos en serio -la hemeroteca va a hacer mucho daño a quien tenga un poquito de curiosidad por saber qué se decía hace un mes-, y que ahora, por desgracia, se están tomando decisiones muy duras que no están funcionando bien. Como detalle actual: tras la modificación del RD 463/20 sobre el coronavirus, a las 00:00 horas del 18/03/20 entra en vigor la cláusula que solo autoriza al conductor a ir en el vehículo. Eso, en realidad, es otra forma de decirnos: el virus está descontrolado. Ya llevan días haciendo triaje en los hospitales de Madrid y solo ayer murieron 475 personas en Italia, que es, básicamente, al escenario que vamos.
    En Twitter comento a menudo -estoy viciado a esa red social-, que para mí la pandemia no implica un cambio de rutina, hago lo mismo, soy un asocial, y me dedico a escribir y hacer las cosas de siempre. No estoy haciendo teletrabajo -algo inaudito-, y me preocupa el tema dinero a corto-medio plazo, pero nada más. Sin embargo, como ya nos aviso Naomi Klein con su libro ‘La doctrina del Shock’, las élites utilizarán esta crisis para jodernos aun más la existencia. Esto va a ser un cambio de paradigma, los países se van a endeudar tanto, van a tener un déficit tan alto, van a tener a tanta gente arruinada, que para devolver ese dinero -más allá de pequeñas condonaciones-, serán esclavos de cualquier exigencia que nos hagan desde el FMI o los acreedores de la deuda; una absoluta pérdida de soberanía en la que los primeros damnificados serán los de siempre. Y al igual que hace diez años ser un mileurista era casi un insulto para mediocres, a saber en qué situación nos vemos dentro de una década, ¿quizás tener cuatro trabajos será algo normal? Dos de ellos en bicicleta xD
    Algunos dicen que la crisis sacará los mejores valores de los ciudadanos, bondad, solidaridad, trabajar juntos en comunidad. Por supuesto, lástima que no seamos nosotros quienes tomamos las decisiones.
    Para mí la gestión es lamentable, aunque como bien apuntas tú, dependerá mucho del marketing que se haga a posteriori cómo se reescribirá la historia. Que ahora mismo se valore mejor la gestión de Almeida y Ayuso que la de Sánchez dice mucho de mediocridad que estamos sufriendo. Y lo del Rey ayer fue escandaloso. Podríamos hablar también de Wyoming -como ejemplo del famosillo de izquierdas rico que alardea de su superioridad moral-, dando charlas en casa con el gato, pero sin ofrecer ningún tipo de ayuda económica -tiene veinte casas en Madrid, ¿alguna para personas sin hogar o ancianos?-, mientras se critica la actitud de Amancio Ortega, que ha dado 500.000 mascarillas, su ERTE será cubierto con el 100% del sueldo hasta abril, se compromete a que no se pierda ningún trabajo y pone en manos del Gobierno su red logística. No sé, creo que si en el futuro recordamos el comportamiento de todos ante esta crisis será suficiente para cuestionarnos muchas cosas e ideas. Pero sé que no se hará, y que empezaremos a tragar mierda en unos meses sin que nadie entienda cómo ni por qué, más allá de la frase de Rajoy “La realidad me ha impedido cumplir mi programa”, o “Es el mercado, amigo”.
    Perdona la parrafada pero supongo que estoy más indignado de lo que quiero admitir. Un abrazo, espero que no te afecte demasiado, y que puedas sublimar la cuarentena en cosas útiles, como escribir.

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    1. Ya sabes que tienes barra libre para extenderte por aquí.
      Es el fin de una decada de despropositos políticos que empezó con zp en modo visionario, siguió con rajoy mirando hacia otro lado y ha acabado con sanchez ciego de egocentrismo sin darse siquiera cuenta de su inutilidad.
      En fin...

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  3. Solo te digo que os cuideis,que es muy pronto para saber qué va a pasar y que aunque estemos en casa, tenemos el tiempo que hace poco añorabamos para vivir.
    La gestión de todo está condicionada por lo políticamente correcto y por un buenismo absurdo donde no puede pasar nada malo.Nos hemos creído los cuentos de niños para seguir dormidos y así nos tratan.
    Ojalá Amancio Ortega fuese el presidente de este pais y no el personal que se presenta para ser elegido. Qué nunca ha trabajado y no piensa hacerlo.
    Lo dejo que me enfermo de un mal que no tiene cura.
    Besos

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  4. Pues mira eso del tiempo es totalmente cierto. Hoy por ejemplo me he levantado a las ocho, me he sentado al ordenador haciendo cosas de telecurro, he estado leyendome la creatividad literario-legislativa de nuestro brillante gobierno. De 40 páginas casi la mitad es exposición de motivos, casi más que el articulado. Que digo yo, que pa que.
    Luego me he sentado con los crios a hacer deberes, que hacía tiempo que no le dedicaba tanto tiempo, me he bajado a por pan y en un pis pas y sin darme cuenta era la hora de comer. Ni tele, ni radio solo cosas de casa. Igual nos da todo esto excusa para reinventar el tiempo.
    Bueno que espero que vaya todo bien? Recluida imagino?
    Abrazos.

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  5. Good Morning Vietnaaam! Así empezamos los amigos dispersos por España y los del trabajo aquí a darnos el parte de guerra. Porque en muchos sitios las decisiones, la carga de trabajo y emocional se parece mucho.
    Aquí de momento estamos regular, todos esperamos q vaya a mucho peor. Cuando digo estamos regular me refiero a recursos humanos y materiales. Porque los q están hospitalizados están malos de verdad.
    Aquí solo salgo yo a trabajar,los demás en reclusión. Lo llevamos bien o muy bien.
    Cuando acabo el trabajo a veces lloró de agobio por no saber si volver a casa o no. Si les llevo lo que no tienen. Es mucha tension. Y me doy cuenta de que lo único que me importa son ellos. Mientras estén bien todo lo llevas. Por eso os digo que estos días disfrutéis de los vuestros, de estar juntos. Nunca os van a obligar a nada mejor.
    Un abrazo

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  6. Buen día... había empezado a escribirte anoche, pero a mitad del comentario, no sé porqué se borró todo...eran pasadas las 02:00am así que lo dejé para hoy como primera cosa.

    ¿Qué decirte? ...si en unos años (esta idea de por sí encierra una esperanza), se me preguntara cómo fue lo del Corona virus, espero de recordarlo bien y que la memoria no me juegue esas feas trampas que suele hacer.
    Por ahora llevo 15 días de aislamiento en casa, y la memoria de todo está intacta. El fin de semana del 21/febrero comenzó todo aquí... los niños comenzaban las vacaciones de carnaval y como trabajo de niñera, inicié a planificar esos días... este año volvería a Venecia (vivo a menos de 100km de allí) pero la noticia del virus derrumbó los planes y de los cuatro días "libres" terminaron siendo dos semanas de escuelas cerradas. Pero veía esos mismos niños jugar por la calle, yo misma aprovechaba a ir de compras, ir a cenar y almorzar con amigas, encontrarme al bar; porque la información que te llegaba era "no es más que un virus gripal...". Luego la cosa fue más seria, habían aislado la entera Lombardia y el Veneto (donde vivo), nada más y nada menos que dos de las regiones más ricas y más productivas del país; e Italia había pasado de ser "exportador" de arte, gastronomía, moda, autos... a ser el que propagaba un virus peligrosísimo. Todo esto ante la indiferencia de los países que nos rodean, la entera CE brillaba por su ausencia. Recuerdo de haberle escrito a una persona a la que siempre he apreciado mucho y que encima siendo médico podía darme una visión más clara (él es español), la respuesta me dejó helada: "los italianos son por naturaleza exagerada, esto no es más que un virus gripal y tiene menos mortalidad que la más común..." Anoche mientras te escribía esto mismo, Italia superaba la China en cantidad de muertos, más de 3400 y casi 30.000 infectados... porque lo que nadie nos había explicado al inicio de todo esto es que, si bien el índice de mortalidad es bajo, se contagia de forma tan rápido que ninguna estructura sanitaria daría abasto a atender tantos casos... y así es como regiones ricas, económicamente hablando y con todos los recursos, como la Lombardia están al punto del colapso... médicos que no alcanzan; personal auxiliar que se ha quedado sin mascarillas; camas en terapia intensiva inexistentes... y entonces, como en guerra, tendrán que iniciar a decidir a quién salvan y a quién no, si a tu padre o a tu abuelo, o al joven de 23 años (porque sí, también hay jóvenes infectados, sin ninguna patología previa, muy graves)... Pero bueno, los políticos, los gobiernos, continúan a pelearse a ver quién tenía razón, quién se equivocó y en dónde, y no importan los colores o la posición, si tienes fé o menos... tal vez la única pregunta válida sería ¿cuánto vale una vida humana? ...¿realmente para reaccionar debemos esperar que sean mis abuelos, mis padres, mi pareja, mis hijos? A ver si después de todo, de tanto, despertamos de una buena vez.

    Disculpa, me he enrollado y pasado tres pueblos, pero me encanta leerte y así me ha salido... lo mejor para ti y los tuyos. Un beso, que aún por aquí se puede, cuídate.

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  7. Yo también pensaba que era una gripe. No lo podíamos saber si no nos lo decían, las cifras de contagios con una población tan grande como China no significan nada si no las pone en contexto un experto. Lo que no entiendo es como la gente no está acojonada ahora que lo sabemos: se van a la playa, a pasear... ¿Pero no ven que lo que pasa es terrorífico? No lo entiendo

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  8. ¿De verdad que este post no lo he escrito yo?

    Un saludo, gracias por estas palabras y ojalá todo vaya bien.

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  9. Aquellos días...se va notando la edad y parece que cualquier tiempo pasado ¿fue mejor? Lo dudo, yo a pesar de todo, a pesar de todo encontré el cielo. Después de tanto esperarlo.

    Ya retirado viviendo al pie de la montaña se ven las cosas de una manera distinta. ¿Miedo? ya no puedo tenerlo, ya he cumplido plazos y estoy en paz con la sociedad y con Dios, creo. Ya ni siquiera me altera ver los informativos de la Sexta, soy masoca, aunque quito el sonido cuando hablan el presidente y el vicepresidente.

    Yo también pensaba al principio... que le vamos a hacer. Por cierto hay una canción que corre como la pólvora por las redes "volveremos a brindar" moña pero que bonita.

    Ánimo a todo el mundo.

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