Si aquel día de mayo del 99 a media tarde y con sol cansino, me hubieran preguntado ¿Para qué me estaba apuntando a un máster de salud laboral? así como sin pensarlo, de improviso, como el que se compra un capitán cola en una tarde de calor, lo más probable es que les hubiera contestado que no tenía ni puta idea.
Era un máster en un 80% lleno de ingenieros, químicos, y demás estudiosos de cosas con numéricos. Ya sabéis que mi ignorancia numérica raya la impudicia, de hecho, soy de letras puras con griego (disculpen el oxímoron). Y de repente se me cruzó el aire y decidí mandar a tomar pol culo cinco años largos de oposiciones (mejor deposiciones) en un arrebato de iluminación paulista sin equino. “Hasta aquí hemos llegao bacalao” me dije de repente y sin más reflexión.
El origen del acontecer trae causa en que mi santa esposa, por entonces todavía esperanzada novieta, me había mandado a entregar la instancia de una amiga para entrar en un master que costaba una pasta pero que, si tenías la suerte de ser seleccionado, estaba subvencionado por una entidad etérea europea que hacía de mecenas del alumno. Cienes y cienes de seres humanos rellenaban papelicos de colores como actores para audición, en la sana esperanza de entrar en una de las tres maestrías a concurso.
Rellené la instancia de la amiga y al ir a entregarla (recordando mi reciente batacazo opositor) me dije ¿calidad, salud laboral, comercio internacional? ¿Y si lo echo yo también? Oiga señora yo puedo hacer este curso. La señora hoy amiga me preguntó ¿tú qué has estudiado? Derecho pero poco. ¿Sabes hablar algún idioma? Chapurreo alemán e inglés (y mi escaso francés me ha servido alguna vez para practicar la lengua francesa), esto último no se lo dije claro. Pues echa los papeles para el de comercio internacional aunque ya te advierto que es el más solicitado porque los otros son para ingenieros y cosas así. ¿Y eso de salud laboral ¿qué es? para médicos. Eso es prevención de riesgos laborales, el año pasado lo hizo uno de derecho, pero no es lo normal. Si lo quieres echar, échalo pero rápido que me atascas la fila.
Veintidós años más tarde, y a resultas de lo antedicho, sigo trabajando en aquella entidad benéfica a la que eché los papelicos de colores con la autopromesa de: como me cojan en esta loteria dejo las oposiciones. La entrevista fue un poco la antientrevista, hablamos de todo lo que te dicen que no debes hablar, política, futbol, pusimos a parir a un cenutrio que conocíamos en común el entrevistador y un servidor y ya de rebote quien me examinó de alemán sabía menos alemán que yo si cabe. (luego me enteré que solo dos dijimos saber alemán y que para eso no iban a contratar un examinador) la ruinidad que ya entonces caracterizaba a mis queridos pagadores.
Hombre, para haber opositado cinco años no estás demasiado mal de la cabeza, me soltó al final, igual podríamos intentarlo con el de prevención. Así que de súbito abandoné mis sueños togados y me ví sentado sumando logaritmos, ruidos y vibraciones. ¿Y eso que estudias para qué sirve? ¿Con derecho no tiene mucho que ver no? Me preguntaba todo el mundo. Poco, decía yo. Pues más te valdría estudiar algo que te dé trabajo que vas a cumplir treinta añicos.
Y esta bonita historia tiene que ver porque hoy, tras más de veinticinco años sin que mis mullidas posaderas hayan tomado asiento en sede universitaria, he vuelto a las clases cual veinteañero desnortado. Me he matriculado en un master de investigación que no tiene prácticamente nada que ver con lo que trabajo, es solo y únicamente por el placer de estudiar algo que me apetece. Sin más. Mis abnegados herederos me dicen: ¿si por hacer eso no te van a subir el sueldo para qué lo haces? Por aprender. Puajjjjjj que friki. Se te van a reír todos los compañeros como el yayo de la clase. Jajajaja.
Mi esposa me ha animado y aunque alguna maligna amiga le ha sugerido que igual me liaba con alguna jovencita, lejos de representársele como una desgracia yo creo que lo ve como una oportunidad pintiparada para librarse de mi, y puede ser que por eso haya sido mi principal valedora en esta aventurilla.
No quiero cambiar de trabajo, todavía me soportan y me pagan a fin de mes con cierta dignidad y desgana; y como Tarzán, al final uno sabe que vive en la selva pero termina haciéndose amigo de los cocodrilos.
Entonces, digo, dándole al magín sobre aquella ocurrencia de una tarde de mayo del 99 por la que pasé gracias a mi irreflexion de estudiar la apriorística incriminación genérica de los delitos culposos a la ficha de seguridad de los epis en trabajos en altura; y como desde allí la vida o la suerte me llevó sin esperarlo a mi actual dedicacion de confesor espiritual de casulla y alzacuellos, que ejerzo, no sé si con mucho éxito pero si garantizando mi alimentación desde hace más de veinte años.
Entonces, digo, no dejo de preguntarme, si mi ángel de la guarda antes de abandonarme y darse al alcohol y al sexo de pago, no habrá hecho otra de las suyas y dejandome fluir al albur de mis arrebatos formativos, no habrá provocado que como entonces, estudios inútiles pongan brújula inesperada a mi desorientado deambular por la cincuentena. ¿Quién sabe?
Pero cuenta qué estás estudiando.
ResponderEliminarPues eso, tú lo has dicho, qué es estudiar, para qué sirve estudiar,como aprendemos, cómo nos enseñan y cosicas así.
EliminarBss
Soy de esas que, si pudiese, me la pasaría estudiando… en Italia lamentablemente me ganó la burocracia y sus estupideces, que sino después de 10 años de haberme recibido, empezaba de nuevo…
ResponderEliminarFelicitaciones… 💋
Lo mismo me pasa a mi: leer, estudiar, memorizar es lo que más me gusta del mundo.
EliminarSe nos come el tiempo las termitas de lo cotidiano y a lo que nos damos cuenta se han fracturado las traviesas y se nos ha caido encima el tejado.
No sé si has contado por ahí tus estudios, no lo recuerdo.
Besicos.
Por favor.... quiero un serial sobre esto, evolución masteriana etc...
ResponderEliminar¡olé Txelos!
Pero que alegria más grande!!!!!!!!!!!!!!
Eliminar¿Hace cuanto no te veía escribiendo comentarios??!!
Aunque solo sea porque sigas viniendo te prometo alguna historia más.
Abrazuchos apretujaos.
Txelos, ¿el master es en el campues de San Francisco? por quedar a tomar un coffee una tarde, que a veces ando por la biblioteca de FyL
EliminarSiiiii. Acabo tarde pero te escribo y nos vemos claro!!!!
EliminarEse Txelos ese Txelos eh eh!!
ResponderEliminarClaro que me paso y me seguiré pasando por aquí, tenlo presente.
Bs
Envidia me das.
ResponderEliminarY habrá cambio si quieres cambio.
No sé si es exactamente cambio o empezar algo distinto,
Eliminartampoco tengo claro si quiero cambiar
o simplemente darle una mano de pintura a mi desidia.
Por poco lo dejas
Bss
Tengo dos sueños que se repiten cada cierto tiempo y son volver a la mili y volver a la facultad. Tanto de uno como de otro me despierto con mucho desasosiego y pienso que es por el tiempo que perdí tanto en un lugar como en el otro. Pero... me gustaría volver... cosas de la edad posiblemente.
ResponderEliminarSuerte y al toro (con perdón)
Yo en la facultad viví como un rey la verdad.
EliminarDerecho es el unico bar que tiene facultad.
De la mili no te puedo hablar porque soy objetor.
Un abrazo
He leído este post, y el siguiente. Yo creo que debes seguir así, haciendo cosas que quieras, aunque no tengan utilidad más que para ti. Es mi caso. Lo que mejor sé hacer no sirve más que para mí y ya lo tengo interiorizado, creo.
ResponderEliminarUn abrazo
Te paga TODO estudiar por el placer de estudiar, igual que discutes sólo por el placer de discutir jajaja
ResponderEliminarSpeedy
Quería decir te pEga todo, que ya no sé ni escribir
ResponderEliminarSpeedy