Cuando uno hace una reseña de escritores que conoce casi siempre acaba en un aprieto. En este caso no. Digo sin sonrojo que tengo tres libros anteriores de Elena Laseca comprados y sin leer y que ninguno me ha enganchado como éste, se podría ver como demérito de los anteriores yo lo veo como gran mérito de este La hija del Italiano.
Para quienes acostumbramos a ensortijarnos en palabras y barroquismos la sencillez siempre es un valor que apreciamos sobremanera. Elena Laseca ha escrito un libro sin alardes que no es exactamente lo mismo a un libro sencillo. Ella no rebusca palabras, sino que juega con las que tiene y las hace frase normal y cotidiana para mandarnos el mensaje que quiere regalarnos. Recuerdo hace unos años que le envié como felicitación de navidad un microrrelato por guasap y que ella me contestó: “me ha gustado, pero demasiado rebuscadas las palabras” y ahora entiendo lo que quería decir y lo que es para ella escribir.
“La hija del italiano”, con una edición impecable por parte de Imperium. (Me encanta la portada que tanto dice cuando acabas el libro) no es la primera novela de Elena, aunque estoy seguro de que será una novela de las destacadas en su itinerario.
Si conocéis a Elena, de indudable militancia feminista, es inevitable esquivar lo que presientes que serán sus tramas y sus temas, pero voy a discrepar de algunas reseñas y solapas si pretenden etiquetarla y prejuzgarla como escritora feminista. La hija del italiano es un libro con mujeres y de mujeres, pero no un libro para mujeres (o solo para mujeres). En otros rincones de este blog hemos discutido sobre la literatura llamada “feminista”, este sería un buen libro para abrir de nuevo el debate sobre ello. Las protagonistas son prioritariamente mujeres que en muchos casos hablan de problemas muy concretos de mujeres o desde un enfoque muy de mujer, pero eso no significa que los hombres no podamos meternos en los personajes y vivirlos en primera persona. Para lograr eso es necesario contar historias interesantes como ésta y no quedar solo en un manifiesto reivindicativo. Es cierto que a Elena se le ve el forro político (que por otra parte no disimula) y que algunas veces cae en el tópico: el padre malo es militar, los coles de monjas son el infierno y cosas así, pero tampoco chirrían en el argumento.
Vamos a imaginarnos finales de los sesenta y principios de los setenta, vamos a imaginarnos un pueblo aragonés, vamos a imaginarnos un microcosmos de moral claustrofóbica y vamos a preguntarnos por qué una joven adelantada en el vestir, en el pensar y hasta en el nombre, Asmara, decide ir a vivir allí. Vamos a imaginarnos otra joven del pueblo, Isabel, dependienta de la tienda familiar donde vive con sus padres y su tía.
Elena Laseca se inicia con la atracción de la protagonista, Isabel, por ese personaje rompedor en el pueblo, Asmara, y al tiempo rechazado por la sociedad carca local. Y se centra en las dudas que siente Isabel en una sexualidad recién aprendida, los colegios de monjas, la vecindad cerrada, amores desaconsejados, el grandísimo personaje de la tía que hace de ventano por donde respirar en un ahogo familiar de una monotonía tediosa. ¿Qué hace que Asmara se interese por la familia tan tradicional de Isabel, qué hace que Isabel se interese tanto por Asmara?
Decía que la historia es a finales de los sesenta o principios de los setenta. En un momento determinado el libro se hace generacional setentero y en cierto modo muy actual: se meten las drogas recién descubiertas, el sexo descrito en abierto (qué difícil me parece siempre encajar las escenas de sexo en una narración y qué bien lo hace Elena), la salida del pueblo para ir a la ciudad y mujeres pidiendo la palabra en lo político, en lo personal y en lo social.
El libro cambia de ritmo a lo largo de su lectura: al principio suena a cuento alargado, descriptivo, demorándose en una historia interesante, bien escrita y descrita, de juventud rural y sin embargo conforme pasas las páginas se te va quedando corto y se va enredando y añoras que siga muchas páginas mas de las que tienes en la mano y te da rabia que termine siendo una novela corta. La trama se bifurca de manera emocionante tomando distintos caminos y opciones y termina enlazándose en las páginas finales donde todo encuentra su lógica y su razón de ser.
En algún momento me ha venido a la cabeza el Magina de Muñoz Molina (El jinete polaco) y esa lucha entre irse o quedarse del pueblo, la sociedad cerrada de Moncada en Camino de sirga y la historia que se entremezcla con el presente en los pueblos de esas novelas y aquí también en la Hija del italiano. Es un libro de mujer en el medio rural, un libro que describe a personajes que buscan la puerta de salida, que conviven con sus pasados y que retan a sus futuros. Describe la Transición, pero una transición no solo en lo político sino también en lo personal de cada mujer a su manera.
En resumen un buen libro (no sé si cuento largo o novela corta) que os recomiendo que os compréis y leáis.
Me convenciste... no conozco de nada a la autora, pero éste lo busco.
ResponderEliminarY, con respecto a "libros para...", mujeres, hombres o loquesea, creo que la buena literatura es para todo el mundo. Cuando un libro tiene una historia interesante y bien contada, la puede leer cualquier mortal y, como bien dices, nada impide meterse en la trama y en los personajes. Creo que "etiquetar" -ciertos libros y no sólo-, sea un error.
Anotado queda... un beso.
Elena es escritora de Zaragoza, no te arrepentirás. Es además de tamaño muy legible.
EliminarRespecto a la "literatura para mujeres" en mi opinión no deja de ser una etiqueta para la venta como "premio planeta" o cualquier otra. El libró será bueno o malo pero nada que ver con la etiqueta que le ponen.
EliminarPero claro es que ahora o haces marketing o no vendes un libro en papel. Heroíco me parece que aun existan editores vocacionales de provincias que se atrevan a editar y publicar libros como este.
No me voy alder la entrada entera porque no me gusta que me cuenten tanto pero lo busco.
ResponderEliminarFeo:Pseudo
Ya me esfuerzo para no espoilear,
Eliminarpero reconozco q hago lo mismo
Abrazos
Feo no, Fdo.
ResponderEliminarQue interesante fue para mi leerte
ResponderEliminarUn placer como siempre verte por aquí
ResponderEliminarCreo que nunca dejarás de sorprenderme. Has hecho una excelente reseña de "La hija del italiano" no limitándote a expresar lugares comunes. Y tienes razón, Elena Laseca no escribe precisamente para mujeres, aunque sí de mujeres. Precisamente su enfoque, quizás eso que tu llamas "forro político", creo que es una forma de estar en el mundo y dar un sentido a su escritura: la visibilidad y la valoración de las mujeres por sus hechos. Esos hechos que tantos años han estado ocultados en territorios como la literatura, la política, el arte,... Bueno, como dirían los cubanos, ya tu sabes. Como sé que lo tienes, según dices en la cabecera de tu reseña, te recomiendo la lectura de "El pulso de mi sangre".
ResponderEliminarDisfrutad de unas buenas vacaciones. Seguro que te las has ganado.
Qué alegría verte por aquí maestro. Compartiendo versos y relatos en este rincon que me sirve para desaguar lo cotidiano.
EliminarAdemás a nada que rebusques por el blog encontraras lugares compartidos te pongo uno como ejemplo
http://elchicodelaconsuelo.blogspot.com/2013/02/fotos-de-rincones-sin-paisajes.html?m=0
Leo agradecido el feisbuk de la jefa.
Un abrazo fuerte desde las montañas