jueves, 11 de agosto de 2022

Montero Glez, Carne de sirena Opinión y crítica.

 

Cuando allá por abril Montero Glez me contestó en un twitter que acababa de descubrir a Ray Pollock, no me lo podía creer, pero tras leer Carne de Sirena estoy seguro de que era broma y que ese desconocimiento era una vacilada del maestro Montero. ¿Cómo no va a conocer Knockemstiff si es el lugar donde se desarrolla Carne de Sirena?

Dejaos de homeros y sirenitas, dejaros de itacas y de carontes, fariñas y planeadoras, olvidaros de Ismael intimando con Queequeg en la posada de Nantucket… Carne de Sirena se desarrolla en Knockemstiff, ese pueblo infernal en la hondonada, en las hondonadas de muchas existencias. 



Montero habla en Carne de sirena de la muerte y de la vida o más bien de esa línea indeterminada que separa la vida y la muerte. Los 21 gramos de mi adorado Iñarritu. La vida como se vive en determinados infiernos cercanos a nosotros, tan similares a la muerte. La infancia como ese lugar oscuro para los protagonistas que explica lo tenebroso de sus biografías y de la levedad de su muerte como una intranscendencia más dentro de ellas. La propia vida como una tragedia con cartas marcadas que te llevan a tener la partida ya perdida al poco de empezar. Como esos personajes que no pueden marcharse del pueblo de Ray Pollock donde vivir es una cuenta atrás hacia la muerte entre el asco y la crudeza. En ocasiones veo muertos que le decían a Bruce.

Montero Glez es un genio. Ya no se puede hablar de un autor nuevo que te sorprende, mucho menos de esa memez de “autor de culto”, aquí hay que venir ya leído, follado y confesado; porque si vienes de ursulina virginal pueden empalarte a la segunda frase y no es cuestión. A Montero glez no se puede ir como seminarista a burdel aquí se viene con los condones compraos. Podrás encontrarte con lo mejor o con algún gatillazo que también lo hay en su itinerario; pero ya no se viene a mirar, se viene a disfrutar de uno de los grandes.

La historia se cuenta en cuatro frases como las grandes historias: Marinero curtido que se ve en medio de un ajuste entre traficantes, bueno entre subalternos de traficantes (esta es una novela de secundarios) y una posada donde se van contando a modo de cuentos las vidas de todos que se unen y se separan en un solo día. Y entre medio el gran Montero Glez en toda su plenitud.

Lo de siempre en Montero. El arte de contar cuentos con unas frases de orfebre que suenan naturales en su brutalidad. El Luisardo de cuando la noche obliga, aunque aquí no haya relente suave que endulce la noche del sur.  Aquí solo hay frio amortajado con aguardiente ilegal gallego, humedad y olor a pescado pasado.

En las novelas de montero glez, también en esta, la gente folla a lo bestia, que no significa mucho, aunque también, sino en el sentido del sexo animal, desgarrado, buscando más fuerte y más adentro. El sexo entendido como una lucha de clases, la revancha ante la injusticia de la vida, el sexo como la venganza libertaria de los oprimidos. Más bien de las oprimidas. Una forma de respirar en las vidas claustrofóbicas de personajes del submundo propio de Montero.

Cada uno lee las novelas como le da la gana y en el orden que le da la gana. Los libros de don Roberto yo los leo mientras los releo; doy un paso adelante y vuelvo cuatro atrás, porque cada paso hacia delante da explicación a dos capítulos anteriores y tres por venir. Y releo otra vez cada capitulo como un cuento suelto, como si en lugar de una novela fuera un libro de relatos que se dieran sentido los unos a los otros. No es justo decir que no hay linealidad, la hay, pero como en la vida la historia va perdiéndose mientras busca atajos en sus renglones torcidos que nos llevan a lugares inexplicables donde lo oscuro se mezcla con la realidad. Vamos caminando por una ciudad en línea recta por una de sus avenidas, nos despistamos y de repente nos vemos en el barrio perdido con bidones encendidos, miradas amenazantes y grupos de jóvenes desarrapados que nos acojonan. Intentamos volver a la avenida principal pero cada vez estamos más dentro de la zona prohibida. De repente aparecemos sin saber como en nuestro destino, pero joder que mal lo hemos pasado. Esa es la linealidad a la que nos invita Montero.

¿Es como he leído por ahí, un libro solo para sus seguidores? Sí, es un libro para sus seguidores, pero no sé si para todos sus seguidores. Para que nos entendemos aquellos que somos fieles de la prelatura personal de Montero Glez: en mi propia clasificación sus libros los divido en dos grupos: Sus libros de historias: Pólvora negra, sed de champan, el carmin y la sangre, talco y bronce, pistola y cuchillo y sus libros de sueños (y pesadillas): Cuando la noche obliga, Huella jonda del héroe, Manteca colorá. Esta Carne de sirena estaría en los segundos. No es que unos sean mejores que los otros hay obras maestras en ambos grupos es por ubicar.

Si no conocéis a Montero Glez empezad por Pólvora Negra y Sed de Champan y cuando ya estéis atrapados dejaos llevar por maravillas como Carne de Sirena, Cuando la noche obliga o La Huella jonda. 

Pues eso, un excelente libro que me ha costado un montón leerlo de tanto releerlo.

 PS-. La nuera de la consuelo: "menos mal que ya lo has acabado, estaba hasta las narices de ver la cara del feo ese de la portada encima de la mesilla. Escribe tus chorradas en el blog y guárdalo donde no lo vea más."

6 comentarios:

  1. Realizado pedido en Amazon, además, mencionar a Ray Pollock es ya sinónimo de que me va a gustar. ¡Un abrazo!

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    1. Haces muy bien. Ya habías leido algo de Montero Glez, verdad?
      De Ray Pollock me leí Knockemstiff por recomendación del Sr NaN siempre en nuestro recuerdo, por cierto el culpable de mi adiccion a Montero Glez.
      Luego me he leido El diablo a todas horas. Vi con mucho recelo la peli q me la esperaba peor. Si no te has leido el libro se deja ver.
      Y tengo pendiente El banquete, pero este verano estoy con el empeño de Los detectives salvajes en esa lucha constante frente a Bolaño, de darle un pase, quererlo a veces o estamparlo contra la pared cada cinco minutos.
      Abrazossss

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  2. Deja ya de ampliar mi lista de libros... please!!! ...que no me da la vida!

    Un beso.

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  3. Están todos muertos verdad? el cura, el posadero, el chiruca y él, no?

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    1. No, lo que pasa es que el asesino es el mayordomo de la mansión.

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    2. Qué poquita gracia tienes, payaso...

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