miércoles, 31 de julio de 2024

En medio del mar cotidiano

Cada tarde es distinta aunque parezca la misma,

todo parece profundo aunque te encuentres en la orilla. 

El atardecer suave hecho de viento tibio se disfraza de postal repetida

y sin quererlo se hace cotidiano, como sin importancia.

Qué sorprendente la hermosa rutina de irse el sol cada día en naranja y añil y volver al día siguiente.

Amanece, que no es poco.

Quiero conservar la capacidad de asombro cada atardecer al ver apagarse el sol naranja junto al mar. Resistirme a hacer cotidiano lo extraordinario como el que vive frente a la catedral.





lunes, 15 de julio de 2024

La innombrable Lorenzo Silva y Noemí Trujillo Opinión y crítica

Hay dos cosas que no se deben hacer al leer la saga de la poli Mauri Martinez: una es jugar a detectar qué cosas escribe Silva y qué cosas su señora Noemi Trujillo (si lo firman los dos, lo firman los dos y santas pascuas; los dos asumen las críticas buenas y malas) y la segunda es compararlo con la saga de Bevilacqua y Chamorro (porque no tiene ni comparación; es como comparar el pan de pueblo y una baguette precocinada) que sí, que a veces te apetece una baguette ligerita y que estos panes de rapidillo tiene sus defensores (incluso yo, en ocasiones) pero es que no tienen nada que ver, aunque a las dos cosas se les llame pan o novela policíaca.

Me gusto bastante el primero de la saga titulado “Si esto es una mujer”, me pareció bastante mejorable “la forja de una rebelde” ; y el otro día me compré en papel este de “La innombrable” como alternativa para un findesemana de calor y mente fluida. Y en fin, que sí pero no.

La innombrable es un libro desordenado, más bien amontonado. Da la impresión de que es imposible que le pasen tantas cosas en tan poco tiempo a esta pobre inspectora. “La innombrable” es un libro sin reposo, acelerado, a saltos y un tanto forzado. Hubiera podido ser y lo digo sin desdoro un buen libro de aeropuerto; esos libros de aventurillas que se compran para leerlos rápido, de moraleja entre líneas y pasar un buen rato (mi adorado Gonzalez Ledesma, tiene varios de ese tipo y me parecen sensacionales), aquí sin embargo el argumento se desparrama y la estructura se confunde entre el dialogo con el hijo y la narración de los hechos, la introspección y los sueños; el más aquí y el más allá; la investigación y la homilía sobre la prostitución.

Y el caso es que el tema está bien centrado. La posición,compartida o no, de ilegalizar la prostitución y señalar a los clientes; la despersonalización de la mujer entendida por estos tipejos como objeto de uso follable, sin nombre, innombrable;  asumir el valor de la justicia aun con sus errores; la disyuntiva entre la vida laboral y familiar… pero sin embargo se echa de menos la habitual sutileza de Silva (que sí, que siempre ha sido un poco “abuelete consejitos”, le conocemos y le queremos) sin embargo, aquí gasta demasiadas páginas en cosas que ya se desprenden del argumento y quedan, en mi opinión, “una miaja tostón”.

Las últimas cincuenta páginas son un despropósito. Como esas películas que acaban, pero no acaban, que esperas el fin y le pegan tres tiros a no se sabe quién apareciendo de la nada un personaje desconocido (qué narices pinta este tipo aquí) de querer cerrar el círculo a la fuerza; de dar explicación al título con peroratas interminables y a tanta referencia cruzada con otras obras del autor sin mucha razón para ello, no sé, un poco como los cameos porque sí de Torrente con sus amiguitos. Lorenzo Silva, de siempre, me gusta más por la estructura que por el verbo florido (si alguien quiere policiacas de escritura deliciosa le recomiendo las de Plinio o las de Eduardo Mendoza) por eso el desorden de La innombrable me ha molestado tanto.

Sin embargo, me resisto a ponerle un 2/5 porque tiene 150 páginas de la escritura atinada habitual de Lorenzo Silva. El personaje femenino de la inspectora Mauri me resulta atractivo (no a la altura de Petra Delicado de Bartlett ni de la Jueza de Marco de Guelbenzu), pero muy atractivo. Excelente la lucha dialéctica con la abogada, excelente la descripción de la vida policial con su equipo, excelentes los interrogatorios, una vez más. Y el tema mujer que empapa la novela; no solo por la prostitución femenina, sino por la fuerza de Manuela en su vida personal y su trabajo y los excelentes papeles de las actrices secundarias, incluidas la víctima.

Diálogos realistas, interrogatorios de sobresaliente, rigor en lo judicial y en lo policial… a veces suena a repaso del procesal de cuarto, pero vamos, muy bien. Es más, se lo iba a recomendar a mi heredero mayor que anda por el meridiano de Derecho con aspiraciones policiales, ya que la descripción de los roles judiciales es de subrayado y estudio, pero, me he arrepentido, por la escasa paciencia de la juventud para superar las zonas de sopor que aquí abundan y que lleva a que todo este rollete que os he metido, mi sintético y amado churumbel lo resumiría en un demoledor: “sin más”. O sea, que sí pero que no.

Y es que al final queda esa sensación de desorden tan poco habitual en Lorenzo Silva, de temas por desarrollar, de querer amontonar eventos de la vida de la inspectora, de capítulos por escribir y a la vez de otros prescindibles, de elipsis evitables y a la vez de retornos sobre lo mismo que dejan en mediocre algo que tenía tendencia hacía lo notable. Pues eso, bien, pero “sin más”.