sábado, 11 de enero de 2025

¿Por qué leo y escribo reseñas? Listas, listos y listados de libros.


Para escribir una reseña de libros se tienen que dar dos cosas: la causa y la circunstancia. Disculpen la intensidad. El mejor libro no siempre es causa para el mejor post si no acompaña la circunstancia para el que lo escribe. La inspiración, el reflujo placentero y doloroso del burbon sin rebajes, del libro recién bebido, digo leído. Recordar, recordar como si lo que hubieras leído se convirtiera en vivido. Lo que lees te instruye y te construye, te hace distinto siendo el mismo o igual te consolida como el mismo aunque aparentes ser otro en ese barco de Teseo al que nos enfrenta la edad.

Los libros tienen vocación de regreso como la mujer que te dejo hace treinta años y de repente la reencuentras en la parada del bus trayéndote al presente con nostalgia todos los polvos que dejasteis por echar. Los libros son intemporales, sueños distintos que al final se hacen uno y se mezclan como sombras en la neblina de una tarde de febrero. Para eso sirven las listas para ubicar en el trasiego, para identificar en la mezcolanza como los montoncitos de piedras en el camino de regreso. 

Los libros se convierten en hitos y referentes que deslindan el pasado. Quien era entonces cuando me encontré con Gabo, cuando leí de tirón de una tarde y una noche entera El amor en los tiempos de colera mientras los apuntes de jueces esperaban en su magnitud indigesta un preludio de fracaso. ¿Qué parte de aquel día con Juvenal y su puto loro me han hecho lo que soy? ¿cuántas palabras me regaló Garcia Marquez para traducir lo que me pasaba y me pasa por dentro?

Muchas veces, cuando te haces cotidiano de algún autor recuerdas con añoranza el primer encuentro, aquel momento en el que virgen e inexperto te enfrentaste por vez primera a su manera de contar y de decir. Cuando te adentraste temeroso en el bosque oscuro de sus palabras que ahora reconoces como la palma de tu mano. La tia Julia en el primer Vargas Llosa, el primer Montero Glez Cuando la noche obliga o el primer Sepúlveda de La sombra de lo que fuimos. Y ahora tan cotidianos, tan normales en las palabras que usas prestadas de sus libros en el día a día escritor.

Y es que los personajes se convierten en compañeros cuando aparecen y reaparecen libro tras libro en las sagas policíacas. Cómo echo de menos a Chamorro y sus dudas, a Bevilacqua y sus homilías dominicales, a los secundarios que Silva tiene secuestrados para novelas pendientes. Dónde esconderá Muñoz Molina el cadáver de Lorencito Quesada el de los misterios de Madrid. Los viste novicios, a medio hacer y ahora son tipos hechos y derechos que te miran desde el final de su historia como Bascombe en la tarde de san Valentín, como la hija de tu mejor amigo que tuviste en brazos y ahora te hace un like desnuda y aparente en las fotos de Instagram.

Por el contrario, hay libros como islas en la corriente que cantaba Dolly y el barbitas, libros que aparentan únicos en la inmensidad de las hojas impresas, libros que piden a gritos la relectura antes de acometer nuevos retos como el Camino de Sirga de Moncada, como La habana para un infante difunto del infante cabrera como El cuaderno gris.

Y ahora que recopilo tantas causas, tantos libros, me topo con las circunstancia del hoy y el ahora en este cuaderno de reseñas a mitad de camino como obra inconclusa que se ve en el polígono desde la autovía, como ese café pendiente entre tu y yo que nos permita el examen de reválida como Fiorella y Sacristán.

Antes del blog solo está la infancia lectora, la adolescencia, los locos veinte, los idealizados treintaytantos los años nuevos de Sorogoyen que saltan a la memoria con la elipsis del tiempo intermedio, como el sexo confuso de entonces sin personalizar. Aunque solo fuera por darme excusa para ir recopilando por escrito lo que leo ya tendría sentido este vicio infantil y solipista, de autofelación sin costilla flotante que son los blogs.

Por todo esto me he embarcado este principio de año en actualizar mis listas de lecturas que estaban ancladas en tiempos prepandemia como el casco del barco herroso que muere en la costa y no se puede desencallar.

De momento os pongo dos:

Las de las reseñas (94 nada menos) que he escrito en el blog, me parece increíble

y los 542 libros desde 2010 puntuados del 1 al 5

Después ya subiré los autores más leídos, los libros mejor puntuados, las más de 100 policíacas que ya tengo casi terminadas. En fin, este arte de procastinar sin utilidad o con la utilidad que solo veo yo.

Feliz año y feliz lectura

12 comentarios:

  1. La entrada es buenísima, pero la imagen del bourbon sin rebajes me ha dejado... ¡Vaya sed! ¡Genial!

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    1. Muchas gracias. Es el único vicio de alcohol superior que nos permitimos mi apaleado estomago y yo. Un chupito corto y sin yelo para beber poco a poco. Un Jacky nos sirve.
      Abrazos.

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  2. ES mejor tu entrada que algunos de los libros que he leído jajajaj

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  3. Gracias hombre, pero no sé si dice mucho de los libros que has leído.
    A ver si me echo un repaso a tu blog y lo pongo en el ladillo para enterarme de actualizaciones que tras el regreso te tengo abandonado.
    Abraaazos.

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  4. Un poco intenso si te ha quedado.
    Y a mi que "los años nuevos" me está costando.Se me hacen larguísimas las escenas de sexo, son casi como a tiempo real.
    Yo leo reseñas después de leer los libros para ver si se me ha escapado algo o el otro ha visto lo mismo.
    Y las escribo (sin sinopsis) para mi memoria presente y futura y si alguien comparte mucho mejor.

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    1. Yo creo que es voluntariamente lenta, escena casi única, pero tiene capitulos para mi sensacionales no tanto por pasar cosas excepcionales como por querer saber lo que pasa.

      "Se me hacen larguísimas las escenas de sexo, son casi como a tiempo real."
      No sé como interpretar esta frase ahora que casi todo se acorta
      Jajaja
      Abrazos

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  5. Hola,

    Vaya definición de blog (masculino): "vicio infantil y solipista, de autofelación sin costilla flotante" :-S
    Yo lo veo más desde la nostalgia.

    Y mérito tienes, que dedicarle tiempo, en estos tiempos que corren (toma repetición) es de alabar.

    Gracias por el blog.

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    1. Veo que has vuelto al bloguerio en enero tras una ausencia. El vicio venial este tiene su atraccion.
      Abrazos

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  6. Supongo q para alguien como tú, con más alma de escritor q de lector o eso me parece a mí , las reseñas son una especie de vestimenta robada para ejercer de lo q realmente te gusta hacer , porque lo haces realmente bien...escribir ; ) Sea como sea sin estupendas, incluso cuando como a mí, me hundan en la miseria ante la penosa comparativa de lo q yo leo...muchos besos y un guantazo a lo Garci jaja por lo de su)tú devoción con el boxeo ...es q lo tengo q explicar todo xD!

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    1. Muchas gracias, muy amables tus palabras
      Como pone en mi descripcion de twiter: Leo, escribo, bebo cerveza y a veces pienso.
      Es verdad que cuando no se me ocurre de qué escribir las reseñas de libros son muy utiles.
      El boxeo de los 70 es el que mas me gusta.
      Es que el futbol me da muchos disgustos.
      El boxeo como los toros no tiene explicacion racional
      Bsssss

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  7. Leerte siempre es casa. Como Gabo, y El amor en los tiempos del cólera, perdí la cuenta de las veces que lo leí.

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    1. Eyyy!! como va esa vida. Gracias por la visita y tus palabras.
      Este año me he propuesto releer alguno de los clásicos de gabo.
      Mientrs, cuando el mono me atrapa pillo el de Entre cachacos y me leo articulillos la azar.
      Bsss

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