¿Cómo hablar de un amor a destiempo que te arrasa? ¿Cómo hablar con objetividad de una pasión que te atropella por sorpresa en plena edad tardía? ¿Cómo contar las horas como si fueran minutos y los libros enteros como si fueran días? Así me ha pillado Luis Sepulveda, con la guardia baja, con ese arrebato inesperado de un enamoramiento ilegítimo, si es que cabe algún enamoramiento sujeto a ley.
Me ha atrapado como la conversación lenta con una desconocida en un bar de carretera de la que al principio desconfías y que poco a poco se va haciendo larga y profunda mientras te hundes en sus ojos y te incluyes en su pasado como ella lo hace en el tuyo. Los hoteles de ciudades lejanas debieran cerrar sus bares de noche, prohibir que desconocidos se cuenten historias cargadas de alcohol y vías muertas, añorosas de futuros imaginados sin billete de regreso.
Quizá no recordaba nada parecido desde El amor en los tiempos de cólera. Aquel día de juventud veinteañera en el que me lo bebí a trago, de tirón, una página tras otra, haciendo de la tarde noche y de la noche madrugada sin intermedio, queriendo protestar del día que empieza porque te impide seguir leyendo en silencio. Juvenal Urbino y su puto loro, Florentino Ariza y Fermina Daza con ese amor tierno e indeleble que dura toda una vida. No digo que sea igual, que no lo es. Gabo siempre es Gabo y se puntúa aparte, en otro rango. Digo que me ha pasado algo parecido.
Primero fue el viejo que leía novelas de amor, después a penas sin salirme El mundo del fin del mundo y como el cigarrillo breve que aspira el sobrealiento tras el amor, vino la gaviota y el gato. Mucho más tarde, ósea un día más tarde, me cautivaron sin solución de continuidad La sombra de lo que fuimos, Hot line y el Killer Sentimental y enlazando a penas el ultimo jadeo con el primer beso Patagonia Express que he terminado hace unos minutos.
Exhausto de belleza, borracho de cuentos Luis Sepulveda me ha ido llevando de viaje por mis recuerdos de la America de abajo: galpones en el fin del mundo bajo cielos inacabables, los reflejos en verde acerado del Lago Argentino, el silencio que se hizo en el barco ante el reflejo azul del hielo, el calor del fuego de mediodía a la espera de un cordero asado y el dulce embriagamiento de sobremesa que se va alargando en horas inciertas. Son esos momentos en los que las palabras ebrias van atardeciendo perezosas a cobijo del frío y se ven envueltas en elipsis y sobreentendidos, generando sin saberlo deseos callados, miradas esquivadas delante de la hoguera, mientras escuchamos atentos como nos contamos los unos a los otros bellas mentiras sobre países propios, más bien lugares recreados que los otros sueñan con conocer.
Luis Sepulveda habla de política, quizá, porque en la América de abajo todo suena a política y a antimperialismo y suena a resaca mal llevada de dictador, porque las torturas y el dolor dejan, aunque no lo quieran los asesinos, huecos que no puede rellenar el olvido ni el perdón. También suenan a desencanto de unos ideales ajados que nos proyectan “la sombra de lo que fuimos” y la realidad de lo que somos. Sepulveda juega en sus libros a venganza dulce, a la satisfacción de poderse cebar con los malos en su territorio, porque en sus libros manda él y puede pintar a los malos como le dé la gana que para eso es su libro y matarlos o insultarlos a su antojo.
Sepulveda hace reivindicación en poesía, y hace pensar a sus personajes sobre sí mismos y sobre su historia, sospecho que hay mucho de autobiográfico y que no son sino antifaces del autor. Los hace vivir en territorios vírgenes, tampoco idílicos, que le sirven de excusa para hablar de activismo ecologista: más evidente en Mundo del fin del mundo o en Historia de una gaviota, pero presentes en todos ellos aunque sea novela policiaca véase Yacaré por ejemplo.
Y hablando de novela policiaca, Sepúlveda borda dos novelas breves del género que tanto me gusta: Hot line y La sombra de lo que fuimos, son sencillamente sensacionales. Diario de un Killer sentimental y Yacaré, aun habiéndome gustado quedan un paso atrás. Luego escribe cuentos de moraleja y consigue para mi sorpresa que no queden pastelones: tanto El viejo que leía novelas de amor como La historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar podrían haber caído en la merengosidad y sin embargo quizá por la habilidad de hacerlas cortas, se nos presentan como historias deliciosas construidas con una prosa impecable. comprometida pero delicada con retronasal a garcía marquez.
Y aquí estaría escribiendo lindezas de este hombre hasta que se hiciera de día, pero hay que acostarse en algún momento. y es por ello que me voy a la cama con la sonrisa en la boca cual adolescente tras rollo de verano. Pliego Patagonia Express, lo pongo en torreta junto a los demás para llevarlos a la biblio mañana y me hago la lista para comprarlos de inmediato y poderlos tener en casa. “Hijo mio desde que tienes el Kindle te compras el doble de libros en papel, yo es que no te entiendo” Lanueradelaconsuelo dixit.
No sé si recomendároslo porque escribo atrapado por un enamoramiento súbito y eso es irracional e intransferible, haced lo que queráis.
En fin espero que hoy mis sueños sepan a selva amazónica brasileña, a los lençois maranhenses, a sabor a guarapo junto al rio Fonce colombiano, a cordero asado en Perito Moreno, al hielo azul, a tertulia política con los sandinistas de León Nicaragua, a librerías de la calle Corrientes; a asado en el mercado del puerto en Montevideo o a cerveza fria en la noche de Ipanema. Daré gracias por haber podido estar allí, y rezaré a los muñecos quitapenas por esa nuestra América de abajo que irremediablemente nos conquista, para que se libre de imperios y dictadores que la devastan.
PS-.Las fotos son mías.
PS-.La frase que ahora encabeza mi blog es de Patagonía Express
No he leído ninguno de esos...pero este "Ultimas noticias del Sur" de Luis Sepúlveda y Daniel Mordzinski; me flipó. Te lo recomiendo muchísimo, hablé de él en el blog..en 2012.
ResponderEliminarTú no tienes término medio, te los has leído todos del tirón y a mi me faltan dos.Yo necesito alternar porque si no me empacho.
ResponderEliminarSepúveda está entre mis tres favoritos(como autor, no hay nada de él que no me haya gustado).
Y no he estado en la Patagonia, me "falti"....pero iré....aunque sea pagando.
Hooooooola Mo... pues ese no lo tenía apuntado, me voy a ver donde lo comentaste. Y te haré caso.
ResponderEliminarPseudo,es verdad que me ha dado el arrebato apasionado (así somos), pero es que La sombra de lo que fuimos me encantó y una cosa ya llevo a la otra. Ya me dirás cuales te faltan.
Jajajaja para tí debe ser raro viajar pagando por lo que veo... que sepas que mi viaje por las americas lo hice cofinanciado. Ve a la Patagonia pero es taaaaaan grande que hay que planificar previamente y sobre todo en la estacion que vas y adónde vas. Yo solo estuve en calafate y península valdés.
Bueno " Chico de la Consuelo", luego de ler lo que has escrito es más que obvio que somos amigos. Con lectores como tu , como "Molinos" y "pseudosocióloga" escribir es más que un placer.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo a los tres.
Luis Sepúlveda
(desde Puerto Varas, en Chile, y con rumbo a la Patagonia)
Bueno " Chico de la Consuelo", luego de ler lo que has escrito es más que obvio que somos amigos. Con lectores como tu , como "Molinos" y "pseudosocióloga" escribir es más que un placer.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo a los tres.
Luis Sepúlveda
(desde Puerto Varas, en Chile, y con rumbo a la Patagonia)
El viejo que leía novelas de amor está entre mis libros preferidos.
ResponderEliminarGran acierto Chico.
Ya se que no viene a cuento, pero no sabe usted lo que estoy disfrutando escuchando su tercera españolas. Tenía que decirlo ;)
ResponderEliminarQue ilusióooooooooooooon!!!!!!!
ResponderEliminarNo me lo puedo creeeeeeer!!!!
decidme que no sois ninguno de vosotros malevolos seguidores disfrazados de Luis Sepulveda!!!
He llamado a la nueradelaconsuelo a gritos para que lo viera y se ha quedado patirifusa!!!
"¿Hoy ya no cenas, no? me ha dicho con la maldad que le caracteriza!!"
Pues si es Vd, muchas gracias por comentar en este blog de minorias y reitero todo lo dicho en el post!! Estoy absolutamente enganchado!!
Sr NaN no le hacia a Vd muy partidario, la verdad, pero me sorprende muy agradablemente. Veo que le gusta realmente porque no lo ha espantado como a Lorenzo Silva cuando se le ocurrió venir a comentar por aquí.
ResponderEliminarYa veo que renuncia a comentar el libro de Carlos Castán. Dice mi compatriota Luis Alegre que dejó de ser critico literario porque no podía soportar tener que hablar algo malo de los libros de sus amigos.
Recabo su sabio criterio para que me dé opiniones sobre qué le parece el tal Pynchon.Me lo trajo el rey gaspar pero no sé si por portarme bien o por portarme mal.
Abrazos a mogollón.!!
me comentó su amiga molinos que no es Vd tan fiero como aparenta, así que consiguió alimentar aun más mi deseo de conocerle!
Me alegro para que después digan tus malas compañías que no tengo gusto musical!!!
ResponderEliminarAhora puedes seguir por diecisiete sonido frik
Y luego por la de quinta folk.
Pa los que no sabeis de qué estamos hablando, Labegue habla de mis aclamadas listas de spotify.
Libros que hacen compañía,
ResponderEliminarque enriquecen la vida,
que dan sabiduría
que saben de nuestras desdichas,
me ha gustado tu post,
una alegoría a la lectura.
Muchas gracias MTeresa,
ResponderEliminaruna de las cosas del blog que me empuja a mantenerlo contra viento y marea,
es el tener reflejado por escrito la impresion que me han causado los libros que leo.
¡Agggggg!....acabo de leer "una historia que debo contar" y quería encontrar el blog de Sepúlveda pero google me ha traído aquí.....lo de internet es mucho.....
ResponderEliminarY no había visto que él había comentado.
Sigo buscando el blog....