de la insignificancia.
Vadeamos corrientes y rios sin agua
con la esperanza torticera
de llegar a la otra orilla
que no es sino la misma en inverso
de ésta que habitamos.
A veces la calma,
a veces ese viento súbito y borrascoso
disfrazado de galerna;
a veces el cierzo del noroeste
que hiela el alma y empuja los dias.
A veces nada.
La simple magnificencia de una mano
ResponderEliminarSaludos
Me encanta fotografiar manos
ResponderEliminarhombre, y las de mis hijos más.
Un abrazo.
Precioso texto, preciosas fotos y preciosa combinación :-)
ResponderEliminarMuchas gracias y bienvenida
Eliminaryo te sigo desde hace años en tus interesantes reseñas de libros desde que te descubrí en casa pseudo.
Abrazos.
Lo malo de llegar a la otra orilla es que entonces dejamos de verla.
ResponderEliminarEyyyy qué tal estás??
ResponderEliminarpero desde el otro lado puedes ver la orilla de la que vienes desde otra perspectiva, que siempre es util.
Besicos!
Muy bien, volviendo a la lectura y escritura. Un beso!!!
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