martes, 28 de mayo de 2019

Lucía en la noche. Juan Manuel de Prada. Buena cerveza pero con mucha espuma

Juan Manuel de Prada rebusca siempre la palabra menos usada, la que permite burbujear a la frase, la que hace añadirle un tono impostado y que… no se lo digáis a nadie, pero que a mí me gusta. Siempre pone espuma a la cerveza, a veces tanta espuma que parece que está mal tirada y es que quienes amamos la cerveza sabemos que la espuma es necesaria, pero en demasía rebosa y requiere asiento.
Lucia en la noche, recupera a Alejandro Ballesteros el personaje ditirámbico, excesivo y relamido que ya nos acompañó en La Tempestad y en Mirlo Blanco, Cisne negro. Es lo de menos, no hagáis el pardillo como yo y os releáis el libro anterior intentando recordar quien cojones era Rosario Tena y quien era Cifuentes, hacedme caso, da lo mismo.
Alejandro Ballesteros es un escritor afamado que en ambos libros se desplaza entre el novelista delicado y el tertuliano pajillero de mire usted. Pero hay una diferencia en Mirlo blanco el burbujeo, si bien atrayente, carecía de historia detrás y en Lucia, sin embargo, el argumento está más trabajado y nos permite ir de la mano sin escaparnos por el proceloso mundo de las frases ensortijadas de de Prada.
Alejandro Ballesteros está como aquel que dice hasta los güebos de haber optado por frecuentar tertulias televisivas en lugar de escribir preciosas y refinadas novelas; de preferir ganarse el garbanzo en la telebasura que en la literatura (como si fuera menos basura) y de repente conoce a una chica que le cambia la vida. ¿Quién es esa chica? ¿A qué se dedica? ¿Cuáles son las razones de enrollarse con Ballesteros? ¿Conocemos verdaderamente a las personas de quienes nos enamoramos? Esa es la cuestión que nos cuenta la película. Y digo la película porque durante todo el libro me dio pinta de perfecto guión adaptado para miniserie de Telecinco.
A mi, qué queréis que os diga, me ha gustado. No optará al mejor libro del año, no figurará en las listas de novelas que debes leer antes de morirte, pero me ha gustado. Yo creo que el efecto me durara más que Mirlo blanco que en principio me gustó pero luego se fue desvaneciendo como pompa de jabón. Personajes más trabajados, argumento más hilado, no cae (cosa frecuente en Juanma) en su metaforismo etílico y aunque en ocasiones se enreda en sus habituales onanismos argumentales  digamos que lleva la cosa con bastante dignidad. (salvo el epílogo)
Como digo siempre, de Prada tiene la virtud de causar repelús en una gran parte de la población, da igual lo que escriba o le que diga; su pinta causa repelús y ya está. Eso es sentimental y no se puede discutir. Pero sin embargo, domina el español como pocos, regala palabras por estrenar y frases cuya estructura ensortijada no empece para una elegancia indiscutible.
A mi de las tres o cuatro novelas con pretensiones históricas no me ha gustado ninguna, es más de casi ninguna he logrado pasar del tercer capítulo y de Me hallará la muerte que lo logré, me sigo arrepintiendo y me retorna en forma de pesadilla somnífera (disculpad el oxímoron). Sin embargo, las que aportan un punto más personal sí que me gustan. La vida invisible me encantó, incluso la planetaria La Tempestad que a la gente le repele a mi no me pareció mal.
Bueno, lo dicho si, como yo, eres de los que Juan Manuel de Prada no te produce repelús puedes lanzarte a leer esta novela y te gustará; si eres de la mayoría que os saca de vuestras casillas ni lo intentéis porque el tono es ese relamido que justificaría vuestra agresión física al autor. A mi me gusta, incluso me deja un cierto retronasal que pinturrajea lo que ahora escribo con ese tonillo a gafotillas de tercero de la ESO. Incluso me he comprado en el rastro por 3,50 Las mascaras del héroe en papel que dicen que es el mejor libro del heterónimo de Alejandro Ballesteros.

3 comentarios:

  1. Y has leido algo de Ignacio del Valle? También rebusca palabras...
    Esther

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  2. Hola de nuevo, una trilogia protagonizada poe Arturo Andrade
    Esther

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