Juan Manuel de Prada rebusca
siempre la palabra menos usada, la que permite burbujear a la frase, la que hace
añadirle un tono impostado y que… no se lo digáis a nadie, pero que a mí me
gusta. Siempre pone espuma a la cerveza, a veces tanta espuma que parece que está
mal tirada y es que quienes amamos la cerveza sabemos que la espuma es
necesaria, pero en demasía rebosa y requiere asiento.
Lucia en la noche, recupera a
Alejandro Ballesteros el personaje ditirámbico, excesivo y relamido que ya nos
acompañó en La Tempestad y en Mirlo Blanco, Cisne negro. Es lo de menos, no hagáis
el pardillo como yo y os releáis el libro anterior intentando recordar quien
cojones era Rosario Tena y quien era Cifuentes, hacedme caso, da lo mismo.
Alejandro Ballesteros es un
escritor afamado que en ambos libros se desplaza entre el novelista delicado y
el tertuliano pajillero de mire usted. Pero hay una diferencia en Mirlo blanco
el burbujeo, si bien atrayente, carecía de historia detrás y en Lucia, sin embargo,
el argumento está más trabajado y nos permite ir de la mano sin escaparnos por el
proceloso mundo de las frases ensortijadas de de Prada.
Alejandro Ballesteros está como
aquel que dice hasta los güebos de haber optado por frecuentar tertulias
televisivas en lugar de escribir preciosas y refinadas novelas; de preferir
ganarse el garbanzo en la telebasura que en la literatura (como si fuera menos basura)
y de repente conoce a una chica que le cambia la vida. ¿Quién es esa chica? ¿A
qué se dedica? ¿Cuáles son las razones de enrollarse con Ballesteros? ¿Conocemos
verdaderamente a las personas de quienes nos enamoramos? Esa es la cuestión que
nos cuenta la película. Y digo la película porque durante todo el libro me dio
pinta de perfecto guión adaptado para miniserie de Telecinco.
A mi, qué queréis que os diga, me
ha gustado. No optará al mejor libro del año, no figurará en las listas de
novelas que debes leer antes de morirte, pero me ha gustado. Yo creo que el efecto
me durara más que Mirlo blanco que en principio me gustó pero luego se fue desvaneciendo como pompa de jabón. Personajes más trabajados, argumento más
hilado, no cae (cosa frecuente en Juanma) en su metaforismo etílico y aunque en
ocasiones se enreda en sus habituales onanismos argumentales digamos que lleva
la cosa con bastante dignidad. (salvo el epílogo)
Como digo siempre, de Prada tiene
la virtud de causar repelús en una gran parte de la población, da igual lo que
escriba o le que diga; su pinta causa repelús y ya está. Eso es sentimental y
no se puede discutir. Pero sin embargo, domina el español como pocos, regala palabras
por estrenar y frases cuya estructura ensortijada no empece para una elegancia
indiscutible.
A mi de las tres o cuatro novelas
con pretensiones históricas no me ha gustado ninguna, es más de casi ninguna he
logrado pasar del tercer capítulo y de Me hallará la muerte que lo logré, me
sigo arrepintiendo y me retorna en forma de pesadilla somnífera (disculpad el oxímoron).
Sin embargo, las que aportan un punto más personal sí que me gustan. La vida
invisible me encantó, incluso la planetaria La Tempestad que a la gente le
repele a mi no me pareció mal.
Bueno, lo dicho si, como yo, eres
de los que Juan Manuel de Prada no te produce repelús puedes lanzarte a leer
esta novela y te gustará; si eres de la mayoría que os saca de vuestras
casillas ni lo intentéis porque el tono es ese relamido que justificaría
vuestra agresión física al autor. A mi me gusta, incluso me deja un cierto
retronasal que pinturrajea lo que ahora escribo con ese tonillo a gafotillas de
tercero de la ESO. Incluso me he comprado en el rastro por 3,50 Las mascaras
del héroe en papel que dicen que es el mejor libro del heterónimo de Alejandro
Ballesteros.
Y has leido algo de Ignacio del Valle? También rebusca palabras...
ResponderEliminarEsther
No he leido nada de ese señor. ¿Por cual empiezo?
EliminarBss
Hola de nuevo, una trilogia protagonizada poe Arturo Andrade
ResponderEliminarEsther