Stephan Zweig escribió El mundo de Ayer para dar cuenta del tiempo entreguerras y si solo hiciéramos caso a lo que nos cuenta, pareciera que todo el mundo era feliz en una ebullición intelectual sin igual hasta que llegaron los malvados nazis y aniquilaron con toda esa felicidad poco menos que por sorpresa.
No descubro nada si digo que Zweig es un sensacional escritor, además excelentemente traducido y editado en español por libros de Acantilado; tampoco tengo que descubrir la habilidad del austriaco para engarzar la profundidad de pensamiento con las etapas de su vida personal, pero Zweig nos hace varias trampas: la primera contarnos su vida como le interesa ocultando las zonas oscuras personales que le llevan a escapar de Europa (y de la vida) sin dar muchas explicaciones y la segunda que su visión es la de un niño pijo rico judío que es la cuestión a la que quería llegar.
La historia la redactan los ganadores y quienes tienen dinero para pagarla, pero eso no puede significar que todos los demás dejemos de hacernos preguntas. ¿Por qué los judíos fueron objeto de una venganza tan indiscriminada y salvaje por parte de muchos países durante la historia (incluid el nuestro) desde el siglo XV o antes ?¿Por qué la gente les tenía tanta manía al punto de que personas racionales pasan a irracionales en pocos meses (ver el libro de Kressmann Taylor Paradero desconocido) ¿Por qué se les sigue teniendo un odio poco disimulado incluso hoy en día?
El mundo de ayer nos da alguna pista, a pesar de que su escritor pasa, más bien de puntillas, sobre algunos temas que le afectan y le apuntan. No voy a hacer la tontería de excusarme por lo que no es y huelga decir que hacerme preguntas no significa revisionismo, ni nada parecido, pero dándole vueltas a la cabezota sobre este tema se me ocurren algunas cosas que igual pueden servir de causas sobre este odio.
1-. Causas religiosas. La narración religiosa triunfante es la católica y esa narración conlleva que unos señores malos, los judíos, matan a su dios bueno, Jesús, y le clavan en el madero. Tener unos malos a mano siempre es muy recurrente para dar sentido a toda narración pinturera e irracional y aquí no iba a ser menos; poco más que decir a una narración histórica donde al judaísmo le ha tocado desde siempre el papel de malos y asesinos de dioses.
2-.Causas políticas. Los judíos han querido constituir una nación dentro de cada nación donde han vivido. En la Europa romántica del diecinueve con una vocación de gestación nacional, los judíos han supuesto una ruptura a ese espíritu unificador nacionalista al defender su insularidad política.
A esto, que de por sí ya acarrea
animadversión, añadamos que nunca estaba claro a qué lado iban a posicionarse
en las peleas. Si además le unimos como el lobby judío ha sabido lubricar con dólares cualquier reticencia
política a sus intereses podemos entender muchos odios. En la Europa liberal que nos cuenta Zweig los judíos
mandaban y mucho aunque no fueran con gorrico y sayos a los parlamentos. El pueblo, esa masa informe (nacionanista) que justifica cualquier injuria. La
defensa nacionalpopulista alemana tenía fácil enarbolar la bandera del
pangermanismo contra estos indefinidos que quieren mandar de hecho con su dinero lo que no les conferían las mayorias. Más bien, depravando con sus
dineros las mayorías.
3-. Causas económicas. Ya sabemos que todos los judíos no eran ricos en el diecinueve, ni lo son ahora, pero también sabemos que la narración luminiscente de los judíos de clase dirigente, como Zweig en este libro, resulta una ofensa para aquellos alemanes que tras la primera guerra mundial vivían en la sombra y la pobreza. Mientras Stephan andaba alternando esposas, asistiendo a fiestas y gozando de su intelectualidad añorada de entreguerras en salones palaciegos la gente pasaba hambre, la Europa del mundo de ayer no era la Europa de la mayoría. Alardear de riqueza no es una buena opción si no quieres ganarte odios.
4-. Los judíos eligieron la profesión de prestamistas y ese es un camino complejo para ganar simpatías. Los bancarios no caen bien, incluso creían que eran muy buenos por prestar, pero no se dieron cuenta de que se estaba generando un odio interno con vocación de salir. A los que no les daban porque no se los daban y a los que se los daban por la sensación de sufrir usura en tiempos de agobio .Si incluso hoy genera resquemor que mientras nos estén hablando de jubilaciones a los 68 veamos a empleados bancarios jubilados antes de los 60. Imagínense entonces. La lista de Schindler en la primera parte enseña mucho de eso. Y además por qué no decirlo, lo hacían bien y cada vez tenían más dinero.
5-. Causas territoriales Si lo anterior no era poco de repente se les ocurre pedir un territorio basado en unos derechos históricos difícilmente justificables. Zweig trata de lavarse las manos de su relación con Herzl, pero le resulta dificil. Los ingleses les regalaron una casa que podría ser históricamente suya, pero estaba ocupada por otros inquilinos, los árabes, así que en seguida se constituyó las filias y fobias en cadena, los amigos de mis amigos desahuciados y los amigos de mis enemigos opresores. Todo ello unido a una militancia incomprensible promusulmana de la izquierda europea en cuyo pecado lleva la penitencia. Sin llegar a extremos como Huellebecq en sumisión la izquierda debería replantearse su posicionamiento como defensor de ideologias con restricciones intolerables de libertades. Lo de la lubricación de causas izquierdosas por iraníes aunque afecta a muchos otros igual explica algun odio antijudio.
5-.Y en fin causas psicológicas. Envidia y Generalización. Búsqueda de culpables. De vez en cuando la modernidad necesita un Goldstein a quien odiar aunque sea dos minutos. Y si además el Goldstein se empeña en secretear y urdir se lo pone en bandeja a los amigos de conspiraciones y corrientes subterráneas. Digamos que siempre viene bien tener a un rico judío al que odiar y al que atribuir los males que nos amargan la vida.
Pues así a bocajarro me he largado esta reflexión sin más
base que esa querencia mia a intentar explicar, que no justificar, la maldad de
los malos y mi proclividad hacia la escritura a arrebato.
Pues va a ser que en modo arrebato te ilumina la inspiración, porque además de que lo has explicado con una claridad meridiana, comparto todas las ideas que expones. Sin duda vivimos en un mundo en el que todo el que sobresale de la media lleva pintada una diana en la frente, si además a todo eso se une la mezquindad humana en medio de un ambiente de miseria y resentimiento germano tras al primera guerra mundial, espoleado por las hordas nacional socialistas henchidas de brabuconadas patrioteras, ya tienes el escenario perfecto para todo lo que sucedió a continuación, hasta hoy.
ResponderEliminarSin duda eres/ eras un empollón jajaja
Genial!
Un abrazo!
La epoca de entreguerras se ha intentado vender como un bello espacio de libertad y democracia, vease en España la segunda republica, sin embargo la caracteristica es la pobreza y la polarizacion politica. Zweig nos cuenta su vida de ricachon judio cultureta, pero no supo ver venir el resentimiento que esa posicion generaba en los alemanes y en un pueblo muerto de hambre que solo veia en los totalitarios nazis o comunistas la salida q la clase politica no sabía darle.
ResponderEliminarAbraaaaaazos
Si a todo.
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